Nuevos testigos del caso Cerro Muriano confirman que no había medidas de seguridad

Algunos testimonios confirman que tampoco se comprobó la estanqueidad de las mochilas y otras irregularidades durante el ejercicio en el que fallecieron los dos militares

Base de Cerro Muriano.
Base de Cerro Muriano. / Juan Ayala

Nuevos testigos del caso de la muerte en diciembre del año pasado de dos soldados en unas maniobras en Cerro Muriano han declarado en el Juzgado Togado Central número 2 que no había medidas de seguridad, como lanchas, flotadores, personal sanitario y ambulancia, según han confirmado fuentes de la acusación que ejerce el letrado Luis Romero, que representa a los familiares de Carlos León Rico, natural de El Viso del Alcor (Sevilla). “Aquello fue caótico”, “no sabíamos si faltaba alguien o no, aquello fue un descontrol”, han asegurado algunos de los testigos, mientras que otros han afirmado: “Yo personalmente sólo veía cabezas hundirse, algunas salieron y otras desgraciadamente no”;  “Vi que había peligro, se lo dije a mi sargento en el momento”.

Además, la ambulancia que fue a socorrer a los militares estaba en el campo de tiro. “Únicamente había una ambulancia operativa”, ha dicho uno de los testigos, que ha añadido a preguntas de esta acusación que se trataba de una ambulancia básica para traslados, curas y lesiones leves.

 En cuanto a las mochilas que llevaban los soldados, un testigo ha referido que hubiera sido necesario primero realizar una prueba de flotabilidad, algo que no se hizo. Las instrucciones que se dieron sobre las mochilas fueron generales, pero no se comprobó si estaban debidamente estanqueizadas o si, alternativamente, llevaban la bolsa de basura para hacer que flotaran. De hecho, un testigo ha afirmado lo siguiente: “Yo creía que la mochila era de flotador para el fusil, pero no para nuestros cuerpos”.

El agua estaba "extremadamente fría", coincidieron los testigos, y en el lago no se daba pie por el lugar a realizar el ejercicio. Además, ha salido a relucir que los soldados, cabos y sargentos de otros pelotones y secciones no sabían que en el lago no se daba pie. 

Se había realizado ejercicios “similares” pero en los que sí se daba pie, por lo que pensaban que el ejercicio sería en las mismas condiciones, han apuntado otros testimonios expuestos en el juzgado central militar.  "Al enterarse muchos de que no se daba pie, ya percibieron el ejercicio como muy peligroso debido a la profundidad y a la extrema temperatura". 

En cuanto al personal de deporte vestido de rojo que había en la orilla la mayoría de testigos señalan que, por lo que conocen, estas personas "no estaban ahí siguiendo órdenes superiores, sino que se quedaron porque pasaban por allí haciendo deporte y fue tras ver lo ocurrido cuando se decidieron a auxiliar, de improvisto. No estaban pensados como personal auxiliar de apoyo".

"Esto son cosas que pasan en la mili"

Tras la tragedia del 21 de diciembre, el Capitán Zúñiga dio una charla refiriendo que “esto son cosas que pasan en la mili”.  Los testigos quedaron impactados con estas palabras, que consideran que no fueron adecuadas ni por el momento en que las pronunció, y muchos de ellos manifiestan que a este mano "no se le veía afectado". 

Uno de ellos refirió que si estaba afectado era por perder su cargo, pero no por los fallecidos. Otro de ellos ha manifestado: “sinceramente, no vi afectado al Capitán”.

Sobre el cabo Jiménez, un testigo ha dicho que le manifestó a un soldado que no sabía nadar y que estaba preocupado por el ejercicio de cruce del lago. "El Capitán estaba delante e hizo caso omiso", según relata el testigo, que ha añdido que cambió de tema y le pareció que quería quitarle importancia al asunto (“El Capitán cambió de tema”, ha dicho). Este soldado ha manifestado que tenía una gran preocupación por estos extremos.

De otro lado, nadie se dio cuenta de que no estaba el soldado Carlos León hasta el recuento que hicieron más tarde.

Los testigos también han sido preguntados por la cuerda guía, que servía para indicar el paso a seguir durante el ejercicio, pero han dicho que no era una línea de vida, no estaba pensada como medida de seguridad. Refieren que era una cuerda típica de escalada del Decathlon, de un grosor muy fino, de nylon. 

Otro testigo ha afirmado incluso que era una cuerda de las de comba, que antes la habían utilizado precisamente para ese cometido: saltar. Al parecer, tenía un empalme que unía dos cuerdas porque las cuerdas no llegaban a la longitud del ejercicio y tuvieron que unir dos. La persona que se encargó de los nudos, que según refieren los testigos fue el sargento Benítez, no tenía ninguna formación específica ni cualificación o curso para ello, lo sabía por experiencia.

Algunas declaraciones al respecto sobre la cuerda han sido: “No estaba bien montada”, “Era una cuerda inútil, no valía para nada”, “El Capitán ordenó que se soltase la cuerda”, “Se aclaró que era una cuerda de avance, no una línea de vida”, “se notaba que la cuerda no estaba tensada mecánicamente”.

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