Morir asesinado en el instituto
La tragedia sacude otra vez a una familia sevillana con la muerte violenta de un adolescente
Una pelea por celos motivó el trágico asesinato de un joven de 17 años en Gerena
Otra tragedia sin explicación que acaba con la vida de un menor de 17 años. Crímenes que destrozan familias, como ocurrió con el asesinato de Jesús Rosado Jiménez, de 18 años, cometido la noche de Halloween de 2022 en Palomares del Río. Y otra vez con asesinos muy jóvenes. Cuando el compañero Fernando Pérez Ávila adelantó ayer en este periódico el cruel asesinato de Aarón M. C. a las puertas del instituto de Gerena el primer pensamiento que tuve fue precisamente para la familia del menor, para esos padres que a primera hora de la mañana despidieron a su hijo sin saber que esa sería la última vez que lo verían con vida. Nadie puede sospechar que esto pueda ocurrir precisamente a la salida del instituto, lugar al que los jóvenes acuden para recibir formación, una enseñanza que no sólo se compone de la adquisición de conocimientos, sino también de valores, como el del respeto a la vida y a los demás. Una tragedia difícil, por no decir imposible, de superar. Se puede aprender a vivir con esa pérdida, pero dudo mucho que se supere...
Da igual cuál fue el motivo de la agresión, si los celos del presunto asesino o cualquier otro motivo, algo que sin duda la Guardia Civil logrará esclarecer con la investigación que acaba de empezar. Lo cierto es que esa brutal agresión ha acabado con la vida de un adolescente que tenía todo el futuro por delante.
Ahora queda que los investigadores y los jueces desarrollen su labor con la eficacia a la que nos tienen acostumbrados en este tipo de sucesos. El presunto asesinó irá a prisión en unos días y comenzará la instrucción judicial. En algo menos de dos años habrá un juicio con jurado popular, un veredicto y una sentencia con una probable condena de 20 años de prisión para el acusado, pero lo que la Justicia no podrá reparar nunca, ni esta condena, es el daño por la traumática pérdida de los padres de Aarón. Esta misma semana se ha conocido la condena, de casi 25 años, para otro joven que asesinó a su novia, también de 17 años, en El Rubio.
A diferencia de la familia de la víctima, los padres del presunto asesino sí que podrán visitarlo en la cárcel. No lo han perdido para siempre. Podrán hablar con él, disfrutar de los encuentros, aunque esté encarcelado, y saben que, con el tiempo, una vez que cumpla su condena, su hijo volverá a estar en libertad para continuar con su vida o tratar de rehacerla. Una posibilidad que Aarón perdió ayer cuando cayó desplomado en el autobús que tenía que llevarlo de vuelta a su casa, tras haber recibido al menos una puñalada.
Y ante crímenes como estos, la pregunta que queda en el aire es siempre la misma: ¿Qué es lo que falla en la sociedad para que un joven decida resolver un supuesto conflicto con otro a puñaladas?
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