Varios empleados de Magrudis confirman que no fueron informados del positivo
Magrudis
Los trabajadores aseguran asimismo que al ser contratados "no les dieron ninguna formación" y que el curso de manipulador de alimentos lo hicieron cuando llevaban ya varios meses en la empresa.
Incluso una empleada ha dicho que le dieron el carné a pesar de no haber realizado dicho curso porque se encontraba enferma cuando se impartió
Seis empleados de Magrudis, la empresa que ha provocado el mayor brote de listeriosis registrado en España, han asegurado este lunes a la juez que investiga el caso que el dueño de la empresa, José Antonio Marín Ponce, no les informó en ningún momento del positivo en la bacteria que se había detectado en unos controles en febrero de 2019 y no supieron del mismo hasta el mes de agosto de ese mismo año, cuando se decretó la alerta sanitaria y procedieron a la limpieza en profundidad de las instalaciones. De los seis trabajadores que han declarado, cuatro son mujeres que se dedicaban principalmente al envasado de la carne, y los otros dos son dos comerciales que vendían los productos.
Una de las empleadas que declaró ante la juez de Instrucción número 10 de Sevilla, Pilar Ordóñez, ha asegurado que la empresa no les comunicó "en ningún momento" que en febrero se había producido un positivo en listeria y "no alteraron en ningún momento sus métodos de limpieza". Según esta testigo, se enteró de la alerta sanitaria, declarada oficialmente en agosto del año pasado, porque al terminar de trabajar el hijo del dueño, Sandro José Marín -que sigue en prisión provisional, al igual que su padre-, reunió a todos los empleados contándoles lo que había ocurrido y diciéndoles que "en lugar de producir se iban a dedicar a limpiar".
Esta trabajadora explicó que consumía "diariamente" carne mechada, incluso en agosto, cuando volvió de sus vacaciones, y añadió que una ves finalizada la limpieza unas personas tomaron "muestras de los aires acondicionados". También ha señalado que a diario se hacía una limpieza de las máquinas, las paredes y otras superficies, y para la limpieza de los cuchillos se utilizaba un esterilizador.
Otra empleada que ha rendido testimonio ante la instructora ha afirmado que no tenía ninguna formación para manipular la carne, haciendo un curso cuando ya estaba trabajando, y ha coincidido en que nadie les comunicó que se produjo una infección -se enteró de la alerta sanitaria el 14 de agosto- ni les ordenó que modificaran su forma de limpieza.
Esa tarea, según ha detallado otra testigo, se hacía con lejía, "el milagrito y mistol", y en este caso tampoco fue informada del positivo en febrero. El dueño de Magrudis la llamó para ir a limpiar con lejía en el mes de agosto y acudieron siete personas que estuvieron haciendo esta labor durante tres o cuatro días. Esta testigo ha afirmado que regaló carne a algunas personas que se han intoxicado y ha asegurado que los dueños de la empresa "a nadie le dijeron que había carne contaminada".
Una cuarta trabajadora ha coincidido con los otros testigos en que antes de agosto nadie les informó de que hubiese listeria en la fábrica y no ha recordado que se tomaran "medida especiales en ningún momento" antes de declararse la alerta sanitaria. Esta empleada ha explicado que tiene el carné de manipulador de alimentos pero sin haber hecho el curso, dado que cuando sus compañeras fueron a hacerle estaba enferma y al volver al trabajo le dijeron que "no hacía falta que hiciera el curso porque le habían el carné, aunque nunca lo vio físicamente".
Un comercial de Magrudis ha señalado que a partir de febrero de 2019 -cuando se produjo el positivo- no detectó una caída de clientes, sino todo lo contrario, "tenía más" clientes, y ha explicado que cuando se declaró la alerta sanitaria procedieron a la retirada de todos los productos de Magrudis.
Otro comercial ha declarado que se enteró de la alerta sanitaria "por la prensa" y ha precisado que con posterioridad intervino en la retirada de los lotes que había vendido y devolviendo el dinero a los clientes. Según este trabajador, el dueño, José Antonio Marín, una vez decretada la alerta, le comentó con respecto al positivo del mes de febrero que era un "lote pequeño" y que lo había retirado y destruido, pero a él ningún cliente le llamó en febrero por haber sido afectado por la carne contaminada.
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