La madre que intentó matar a su hijo con un laxante y un diurético en Sevilla acepta una condena de cinco años y medio de cárcel
Tentativa de asesinato
El niño tenía cinco años y la acusada, que sufre un trastorno mental por el que hace enfermar a alguien para después "aparecer como su salvadora", no podrá verlo durante doce años
La progenitora ha alcanzado un acuerdo con la Fiscalía para rebajar los nueve años de prisión a los que se exponía inicialmente por un delito de tentativa de asesinato
El niño envenenado por su madre en Sevilla fue hospitalizado cuatro veces desde marzo
La madre acusada de intentar matar a su propio hijo suministrándoles dos medicamentos que "no son apropiados" para menores de edad, en concreto un laxante y un diurético, ha aceptado una condena de cinco años y medio de cárcel y doce años sin poder acercarse ni comunicarse con el menor. E.M.C., que ya estaba en prisión provisional desde que ocurrieron los hechos en junio de 2023, ha alcanzado un acuerdo con la Fiscalía para rebajar la pena a la que inicialmente se exponía, que era de nueve años por un delito de tentativa de asesinato. La base de la reducción se debe a la aplicación de dos circunstancias que atenúan su responsabilidad criminal: por un lado, que ha consignado 6.500 euros que deberá entregar al padre del niño en concepto de indemnización por las lesiones que le causó; y por otro, que padece el antiguamente conocido como síndrome de Munchausen por poderes y ese problema mental influyó en su comportamiento.
El juicio, celebrado este miércoles en la Sección Tercera de la Audiencia de Sevilla, ha quedado visto para sentencia porque el caso se ha seguido por el procedimiento de sumario, lo que ha impedido que los jueces dicten el fallo en la misma sala. En cualquier caso, los términos de la condena han quedado fijados durante la vista y el sentido de la condena es indiscutible. La encausada, vecina de Los Palacios, ha reconocido los hechos y se ha mostrado conforme con las reclamaciones del Ministerio Público, así que quedarán recogidos tal cual en la resolución que ahora debe redactar el tribunal.
Todo ocurrió durante la primavera de 2023. A partir del 29 de marzo, el niño tuvo cuatro ingresos en la Unidad de Pediatría del hospital de Valme con cuadros de diarrea crónica, vómitos, anorexia o deshidratación. La "principal cuidadora" durante esos periodos fue la madre, pero cuando los médicos le comunicaban que habían finalizado los estudios del menor y que se podía ir a casa, "ella se ponía muy nerviosa y pedía traslado a otro hospital". Así lo recogía el escrito de calificación provisional de la fiscal, que ha sido asumido por la acusada.
El último ingreso, en junio, fue el definitivo para que este caso no tuviese el final más fatídico posible. Tras ser sometido a una nueva analítica, los médicos descubrieron que en el organismo del paciente había unos fármacos que no habían sido suministrados por el hospital: Furosemida y Doxazosina. El primero es un diurético y el segundo, un laxante. Ninguno de ellos procedía de esa planta del centro sanitario porque "no son apropiados para los menores". E.M.C. ha admitido en el juicio que proporcionó esos medicamentos a su hijo "a sabiendas de que ello podría causarle la muerte y aceptando ese resultado".
Los médicos siguieron entonces el protocolo y alertaron a la Policía Nacional, que custodió al menor aunque dejó que la madre lo visitara, pero "siempre vigilada". A partir de ese momento, "el niño comenzó a ponerse mejor" y finalmente se curó.
Que el niño pudo morir fue determinado así por dos forenses médicos. Uno de ellos ha ratificado su informe en el juicio. "Si no hubiese mediado una pronta atención en el hospital y no se le hubiese retirado del lugar donde se encontraba, habría existido ese riesgo vital", ha apostillado. Durante esa fase crítica, el menor padeció "trastornos hidroelectrolíticos graves" y una infección en la sangre. Tardó 115 días en curarse y durante 70 tuvo que estar ingresado en el hospital. Por suerte para él, no sufre ninguna secuela física.
La otra perito que ha intervenido en la vista oral es la psicóloga que diagnosticó que la procesada sufre un "trastorno facticio aplicado a otro", lo que antes se conocía como síndrome de Munchausen por poderes. "Se suministran medicamentos para agravar el estado de la otra persona y aparecer después con el rol de salvador", ha resumido después la fiscal, que ha revelado que la propia madre lo sufrió "contra ella misma" días antes de atentar contra la vida de su hijo.
En un año y medio puede salir de la cárcel
Tras el rápido desarrollo del juicio, la fiscal ha modificado sus conclusiones y a la atenuante de anomalía psíquica que ya aceptaba antes le ha añadido la de reparación del daño, por los 6.500 euros consignados antes de la vista. También ha incluido la agravante de parentesco. Traducido en la concreción de la pena, ha solicitado cinco años y medio de cárcel, cinco años de libertad vigilada, la prohibición de acercarse a menos de 300 metros de su hijo y de comunicarse con él por cualquier medio durante doce años y la privación de la patria potestad. La mujer, que permanece en prisión provisional desde el 25 de julio de 2023, podrá salir dentro de un año y medio porque obtendrá el tercer grado penitenciario cuando cumpla la mitad de la condena. Eso son dos años y nueve meses: si se les restan los quince meses que ya lleva, el resultado son dieciocho meses.
La acusada, que ha estado temblando durante los veinte minutos que ha durado la vista y que ha contado con la compañía y apoyo anímico de algunos familiares, ha expresado su plena conformidad con todas las reclamaciones de la Fiscalía.
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