Un vecino de Brenes murió esperando un juicio por divorcio que nunca se celebró
El día a día en los juzgados
El hombre, enfermo de cáncer, peleó sin éxito por "dejar de estar unido" a su ex, para que esta no cobrase la pensión de viudedad, y no pudo casarse con la mujer que lo estuvo cuidando hasta el final
El Constitucional ampara al abogado sevillano que denunció el retraso en los señalamientos
La lentitud con que funciona la Justicia española, saturada de trabajo y escasa de medios por sistema, sigue provocando casos tan “sangrantes”, en palabras de su abogada, como el vivido por un vecino de Brenes que, aunque peleó hasta el final por divorciarse de su mujer y casarse con la pareja que estuvo a su lado y lo cuidó mientras estuvo convaleciente de un cáncer, no pudo. El hombre falleció y la letrada sevillana que llevó ese caso, a pesar de que hizo todo lo posible, no sólo lamenta cómo acabó aquella triste historia, sino que incluso se sorprende de que sea noticia. “Esto lleva pasando toda la vida y los abogados lo sufrimos a diario. Los abogados, los fiscales, los propios letrados de la Administración de Justicia (LAJ), los funcionarios... Todos los operadores jurídicos. El problema lo conocen todos los grupos políticos y Gobiernos, pero ninguno hace nada. A ningún partido político le interesa que esto funcione bien”, denuncia Yolanda Capellán.
“Lo raro es que la opinión pública desconozca que esto es habitual, en Sevilla y en toda España. La noticia está en que para el resto de los humanos es noticia”, afirma Capellán, especializada en Derecho Civil y Penal y con despacho en Villanueva del Río y Minas. Este caso concreto fue tratado en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Lora del Río, cuyo ámbito de actuación abarca diecisiete pueblos. “Está supersaturado, colapsado”, describe. Así estaba también cuando le tocó señalar el juicio por la demanda de divorcio de Manuel S.C., que estaba separado legalmente de su ex desde abril de 2019. La demanda se presentó el 28 de junio de ese mismo año, el juzgado la admitió a trámite el 27 de agosto y ya en noviembre fijó el juicio para el 24 de septiembre de 2020. No llegó a celebrarse porque el hombre falleció a finales de 2019.
“Se murió sin poder divorciarse de su ex, que es lo único que le apremiaba. No perseguía que su actual pareja se quedase con lo suyo, simplemente no quería que una persona que no estuvo a su lado cobrara la pensión de viudedad. Ni siquiera perseguía casarse de nuevo, eso era secundario. Su prioridad era dejar de estar unido a la otra mujer”, explica Capellán que le refería su cliente. También le llegó a decir que la ex había presentado varias denuncias falsas de maltrato contra él, aunque ella no llevó esas causas penales.
Manuel no cejó en su empeño de que la Justicia cumpliese su última voluntad, pero no hubo manera de adelantar el juicio. Ya en la fase terminal de la enfermedad, incluso se personó en el juzgado de Lora y habló con el LAJ. “Tampoco culpo al letrado judicial. La ley no le permitía hacer nada”, reconoce la letrada. Eso no quita para que el desenlace fuese “frustrante”. “Empatizar empatizas con todos tus casos, pero es verdad que te sensibilizas con determinados temas porque son más humanos”, aclara.
“Lo sangrante es que una persona no pueda divorciarse inmediatamente cuando concurren circunstancias excepcionales. Los perjudicados siempre son los ciudadanos, pero a esto no se le da visibilidad. Nosotros mismos, la mayoría de los abogados, somos particulares, autónomos, y no nos gusta señalarnos. A mí no me gusta este protagonismo, pero esto es lo que hay”, sentencia Capellán.
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