El CIS concede el "tercer grado" a María Salmerón
Violencia machista
A partir de ahora podrá salir a trabajar todos los días y no tendrá que permanecer en el CIS los fines de semana, y en una semanas podría lograr la libertad con medios de control telemático
Las claves del caso: De los tres indultos al ingreso en prisión
La junta de tratamiento ha concedido el tercer grado penitenciario a María Salmerón, la mujer que ingresó voluntariamente en el Centro de Inserción Social (CIS) Jiménez de Asúa de Sevilla el pasado 9 de junio para cumplir la condena de nueve meses de cárcel por no permitir a su marido -que a su vez había sido condenado por violencia machista- las visitas con su hija.
Según han informado a este periódico fuentes próximas a María Salmerón, desde el centro se le comunicó ayer la concesión del tercer grado penitenciario, lo que implica que a partir de ahora María Salmerón podrá abandonar el CIS todos los días para ir a trabajar y los fines de semana. La decisión de conceder el tercer grado por parte de la junta de tratamiento se ha producido a propuesta de la directora del CIS. En unas semanas, esta medida podría ser sustituida por otra incluso menos gravosa, que consistiría en que quedaría en libertad bajo control con medios telemáticos.
Al tratarse de una pena inferior a un año, la junta de tratamiento puede conceder el tercer grado sin necesidad de que sea propuesto previamente a la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, a la que sí se informará de la decisión adoptada con Salmerón.
Hace unos días, la hija de María Salmerón mostró su "rabia" por el ingreso en prisión en la plataforma change.org, donde escribió lo siguiente: "Este jueves mi peor pesadilla se hizo realidad. Mi madre, María Salmerón, entró en prisión por respetar mi decisión de no ver a mi padre maltratador. He tenido que ser testigo del ingreso de mi madre en un centro penitenciario". Así comienza el escrito con el que la hija de María Salmerón pide apoyo ciudadano para lograr el indulto de su madre, "el pilar" de su vida.
Ante esta situación, su hija Miriam ha decidido dar un nuevo impulso a la campaña de recogida de firmas a través de Change.org para pedir "más que nunca el urgente" indulto de su madre. En el escrito publicado en la web de la citada página web, la joven reconoce sentirse "rota" y "llena de rabia e impotencia". "Finalmente, esa persona que se propuso arruinarle la vida a mi madre hace más de veinte años, con la que comparto apellido, ha conseguido separarme de ella", añade.
El caso de María Salmerón
Un tortuoso laberinto jurídico ha envuelto la vida de la sevillana María Salmeróndesde hace más de dos décadas, con denuncias cruzadas con su ex marido, que fue condenado en su día por malos tratos y que a su vez la denunció a ella en varias ocasiones. Estas son algunas de las claves de un caso que se ha enquistado en la Justicia, con tres indultos
La historia de María Salmerón, de 57 años y auxiliar de enfermería de profesión, se remonta a 1999, cuando contrajo matrimonio. La pareja tuvo a su bebé al año de casarse y en 2001 se separó porque su marido, según denunció, la maltrataba. Desde entonces, más de dos décadas después, se ha visto envuelta en numerosos procesos judiciales, como denunciante y denunciada.
Durante años, su hija tuvo que acudir a las visitas supervisadas. La mujer aseguró en 2010 que a la entonces menor de edad se le había causado un "daño y un sufrimiento" en el marco de la batalla judicial que emprendió para que la Justicia respetara la "voluntad" de ésta cuando tenía sólo diez años.
María Salmerón confesó igualmente que no ha podido rehacer su vida y denunció el rosario de citaciones judiciales que le llevaron incluso a tener embargada su nómina y la herencia de su padre, una parte de un pequeño piso de 60 metros."Intento salir del círculo, pero la Justicia no me deja", lamentó entonces.
Uno de los últimos indultos le llegó en febrero de 2016, cuando el Consejo de Ministros acordó sustituir una condena de seis meses de cárcel por un delito de desobediencia, por haber incumplido el régimen de la custodia compartida con el padre, que a su vez había sido condenado a un año y nueve meses por malos tratos.
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