El hombre que mató a su mujer a golpes en Dos Hermanas "sabía qué, cómo y por qué lo hacía"
Violencia machista
La mujer tenía 94 lesiones en cabeza, extremidades y abdomen; 9 de ellas eran hachazos en la cabeza
Los psiquiatras forenses no observan ningún tipo de anomalía en la personalidad del acusado
Los psiquiatras forenses lo han repetido a las acusaciones y la defensa en varias ocasiones durante su declaración ante el tribunal del jurado. Emilio Verdugo, el hombre que mató de una paliza a su mujer en enero de 2019 en Dos Hemanas "sabía lo que hacía, cómo y por qué lo hacía". Momentos antes, el jurado había asistido a la declaración de las forenses que realizaron la autopsia de Rosa M. Las médicos explicaron que el cuerpo presentaba 94 lesiones a las que se sumaban varias más de menor entidad. Nueve de ellas fueron realizadas con el hacha en la cabeza, tanto con la parte roma como con la cortante. Según las peritos, estas son las que causaron la muerte casi instantáneamente por un traumatismo craneoencefálico "extremadamente grave".
No obstante, Rosa M. tenía también rotas varias costillas a causa de las patadas recibidas "con mucha intensidad". Estas fracturas provocaron daños en los pulmones, por lo que "habría muerto de todos modos, aunque no tan rápidamente". Las forenses hicieron un relato de los hechos "según lo que cuenta el cuerpo de la fallecida". De este modo, establecieron que el ataque comenzó con los dos de pie, y frente a frente, cuando Emilio presionó fuertemente la boca de su mujer y comenzó a estrangularla fuertemente, "si no hubiese parado, seguramente habría muerto allí", comentó una de las doctoras. "De alguna manera, ella consiguió zafarse y él le propinó varios puñetazos en la cara, probablemente puñetazos. Uno de ellos le rompió la nariz", continúa la forense.
"No podemos concretar cómo la mujer bajó las escaleras del sótano, pero no se cayó por ellas", aseguraron las forenses. Sí confirmaron que la mujer recibió numerosas patadas, que provocaron rotura de la segunda a la novena costilla, e intentó defenderse de ellas cubriéndose el cuerpo con piernas y brazos. Pero las heridas "extremadamente graves" y que causaron la muerte prácticamente de forma inmediata fueron, según las peritos, las que recibió en la cabeza.
Hasta en nueve ocasiones, al menos, Emilio golpeó con el hacha a Rosa en la cabeza. Para ello utilizó tanto la parte afilada como la roma.La acumulación de varios de estos golpes provocó una fractura en forma de bisagra en la base del cerebro, de oreja a oreja, de la victima. "De hecho hay zonas de la bóveda craneal incluso hundidas por el golpe".
Respecto a que el acusado estuviera bajo los efectos del alcohol, los patólogos forenses declararon ante el jurado que si presentaba 0,17mg en aire espirado, "no creen" que el acusado tuviera 0.90 cuando ocurrieron los hechos, "sino alrededor de 0,50", En este sentido, los psiquiatras forenses afirmaron que Emilio Verdugo era un "bebedor social" con problemas de empatía y "frialdad afectiva". Describieron al acusado como una persona "primaria y básica con un control deficiente del impulso". Asimismo explicaron que, aunque su capacidad volitiva podría estar "levemente afectada por un estado de intensa ira", sabía qué, cómo y a quién hacía el día de los hechos.
A preguntas del abogado de la defensa, Luis Barrón, aseguraron que no el acusado no padecía embriaguez patológica. "No tenía una grave adicción, era un bebedor social", afirmaron.
Del mismo modo, afirmaron que los episodios de maltrato del acusado durante su infancia, algo que fue corroborado por dos hermanos de Emilio que declararon como testigos, "no justifican los maltratos posteriores porque no todos los que sufren esta violencia, la ejercen después".
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