La hijastra de la duquesa roja logra un acuerdo para recibir su herencia

Tres de sus cuatro hermanos ya le han pagado la cantidad acordada

"Sólo he recibido menosprecio de los hijos de la duquesa roja"

Rosario Bermudo, reconocida como hija de Leoncio González, marido de la duquesa de Medina Sidonia -conocida como la duquesa roja-, Luisa Isabel Álvarez de Toledo, ha alcanzado un acuerdo con tres de sus hermanos para recibir la herencia que le corresponde 11 años después de reclamarla. Según informó su abogado, Fernando Osuna, tres de sus cuatro hermanos ya le han pagado la cantidad acordada entre las partes, tras decidir la pasada primavera el titular del juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Soria que daba seis meses a los cinco hermanos para llegar a un acuerdo.

Al no haber consenso con el cuarto hermano se ha fijado una vista entre las partes que se celebrará el próximo miércoles a las 9 de la mañana en el mismo juzgado. El 5 de diciembre de 2018, el titular del Juzgado número 77 de Madrid reconocía a Bermudo, que ahora tiene 72 años, como heredera legítima tras aportar al proceso una prueba de ADN con el 99,99 % de coincidencia, el máximo que se puede obtener.

El final de este pleito se produjo después de un proceso de seis años y de que el 23 de marzo de 2017 se exhumaran en el cementerio de Quintana Redonda (Soria) los restos de Leoncio González para poder contrastar el ADN con el de la demandante.

Esta prueba resultó clave para confirmar que Rosario Bermúdez es hija de González, lo que le da derecho a reclamar parte de su herencia. Leoncio González de Gregorio, esposo de la duquesa de Medina Sidonia, fue miembro de una de las familias aristocráticas más importantes de España con un linaje que se remonta al siglo XV.

Las pruebas de ADN realizadas sobre restos óseos del cuerpo de su padre confirmaron al 99,99 por ciento que el aristócrata era el padre de la hija extramatrimonial que tuvo con la sirvienta, y cuya paternidad había reclamado esta para exigir parte del legado. Bermudo pudo ganar este caso después de cinco años de pleitos tras autorizar un juez la exhumación de Leoncio González para la obtención de muestras óseas con las que poder contrastar el ADN del fallecido con el de ella.

El Instituto de Toxicología exigía que se comparase el ADN de varios familiares vivos del aristócrata para evitar la exhumación, lo que finalmente se hizo como prueba decisiva.

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