El guardia civil acusado de cohecho y narcotráfico: "El agente encubierto era mi referente, pero intentó corromperme"

Juicio con jurado popular

El antiguo jefe de la Unidad de Seguridad Ciudadana en Sevilla asegura que el corrupto era el jefe del equipo antidroga y que se aprovechó de que eran "amigos" y de que él "confiaba abiertamente" en el otro

"Me dijo que para llegar a la cocaína tenía que trabajar como agente infiltrado y actuar como un corrupto", cuenta poco antes de romper a llorar en pleno juicio: "He pasado un infierno", afirma

La abogada: "Es un chivo expiatorio de una historia más grande que ha intentado taparse"

La Fiscalía pide 14 años de cárcel y una multa de 3 millones para el teniente de la Guardia Civil acusado de narcotráfico

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Juicio al teniente de la Guardia Civil acusado de narcotráfico y cohecho. / José Ángel García

Un jurado popular ha empezado a enjuiciar este lunes a tres hombres acusados de colaborar con bandas de narcotraficantes. Uno de los encausados es Raúl P.M., que en la época de los hechos era el jefe de la Unidad de Seguridad Ciudadana (Usecic) de la Guardia Civil en Sevilla. La base del caso es la actuación de un "agente encubierto" y sobre esta figura ha girado la mayor parte de la primera sesión, incluida la declaración de quien entonces era su compañero y "amigo". El guardia civil procesado ha asegurado que el otro agente era su "referente", pero que tras enterarse de que podía ser corrupto se lo preguntó y a partir de ahí "cambió su actitud" hacia él. "Intentó corromperme a mí", ha dicho.

Raúl P.M., para quien la Fiscalía solicita un total de catorce años y cuatro meses de cárcel por cuatro delitos (cohecho, narcotráfico, revelación de secretos y hurto), ha indicado que conocía al supuesto agente infiltrado desde 2009. Uno estaba en la Usecic y el otro acabó siendo jefe del equipo contra la droga en Sevilla a partir de 2015. "Teníamos una relación de amistad y colaboraba con él a petición suya. Yo hacía lo que me decía él. En 2018 me propuso para una medalla. Lo veía tres o cuatro veces al día, era mi vecino y mis hijos se quedaban a dormir en su casa", ha explicado.

"Llega un momento en el que me dice que está 'harto de guarreo' y que quiere investigar cocaína, que eso sólo lo hacía la Policía Nacional. Era mi referente profesional, era a lo que yo quería llegar. Él ascendía a capitán al año siguiente y me dijo que me iba a proponer para ocupar su puesto. Pero empieza a pedirme cosas raras, me dice que tengo que actuar como uno malo. Yo no tenía ni idea, nunca había trabajado en investigación", ha narrado el acusado, que en varias ocasiones de su intervención ha recalcado que "nunca" recibió "ni un euro" por la información que facilitó al agente encubierto. Es más, ha destacado que el compañero le pidió una vez 6.000 euros y todavía no se los ha devuelto.

"Mi pasión era entrar en la Policía Judicial y hacer investigación. Él me va llevando a ese derrotero, me dice que para llegar a la cocaína tenía que trabajar como agente infiltrado y actuar como un corrupto. Yo vi cosas raras, pero era mi amigo, confiaba en él abiertamente. Y todos los días venga dinero, venga dinero, que se lo pidiera a los narcotraficantes. Pero cuando me proponía cosas, no lo grababa. Manipuló las transcripciones y me ha hecho un galimatías", ha denunciado.

Esa mecánica para obtener información de los traficantes consistía en el que él les "vendía una película". "Contactaba con muchísimos narcotraficantes y les decía que les podíamos dar entrada a un contenedor sin que fuese fiscalizado en el puerto. Y que si se intervenía, que no había ningún problema porque esa operación la tendría controlada él. Se les aseguraba que no perdían esa droga, era ganar o ganar, por eso era muy goloso. Y recibí mucha información de muchísimas cosas", ha detallado Raúl P.M., que en todo caso ha atribuido toda la iniciativa al otro agente: "Yo les daba la información que él me daba a mí. Me decía que se la dijera para que vieran que yo manejaba información. Pero la que yo controlaba en la Usecic no tenía relevancia alguna. La golosa era la suya", ha apostillado.

El acusado citó que el agente infiltrado conocía a conocidos narcos y a otro teniente investigado por la Audiencia Nacional

"Él sabía mucho de policías y guardias civiles", ha deslizado a continuación. Y acto seguido ha contado que a él le llegó la información de que el agente encubierto "estaba corrompido". "Como tenía tanta confianza con él, se lo dije", ha recordado. En ese punto se ha puesto a llorar. "He pasado un infierno", ha balbuceado. Así que la sesión se ha interrumpido un cuarto de hora. Al volver a la sala, el acusado ha proseguido: "Me dijo que él cogía dinero de un tal Ginés y de que tenía una trama con un teniente coronel al que había conocido en Barbate y con el que hacía muchas operaciones", ha relatado. Ese "tal Ginés" fue en su día el narco más buscado de Sevilla y el teniente coronel es David Oliva, ex jefe Antidroga para el Campo de Gibraltar e investigado igualmente por cohecho y revelación de secretos. Y a esos nombres hay que añadir el de un conocido clan de Bollullos de la Mitación que introducía hachís a través del Guadalquivir: los Lanas. "Les tenía especial inquina", ha asegurado.

Fue ahí, cuando supuestamente le preguntó a la cara si era corrupto, cuando se produjo ese "cambio de actitud". "Fue más exigente y me intentó corromper a mí. Pero yo nunca, nunca cogí dinero", ha reiterado.

Entre otros hechos, la Fiscalía atribuye a los tres encausados el robo frustrado de 100.000 euros que presuntamente había en un coche intervenido en la Comandancia. Raúl P.M. ha revelado que otro acusado, José María C.C., fue quien aportó la información sobre ese montante y que el agente encubierto le pidió que buscara un mecánico, a la sazón el tercer procesado. Estos dos acusados han confirmado después que el guardia civil no participó en la apertura de ese vehículo, donde por cierto no encontraron nada.

El fiscal sí acusa directamente a Raúl P.M. de organizar y actuar en el robo de varios fardos de hachís en la propia Comandancia el 7 de agosto de 2020. "El agente encubierto me dijo que mi función era hacer de coche lanzadera [iría delante de la furgoneta donde cargarían la droga y avisaría en caso de ver algún control policial]. Lo organizó el agente encubierto. Yo estaba de vacaciones, me llamó y me dijo que quería hacer ese intercambio y que si podía conseguir unos fardos [falsos para sustituir a los que contenían el hachís]. Pero sin su participación era imposible, era él quien sabía que llegaba esa droga. Yo estaba de vacaciones, era imposible que me enterase", ha insistido.

Los otros dos acusados se declaran culpables y señalan al agente encubierto

Los otros dos acusados son José María C.C., que trabajaba en una tienda de motos de agua y a través de ese negocio tenía contacto con varios traficantes, y su primo Roberto O.C., de profesión mecánico. Ambos han reconocido los hechos, como ya habían avisado sus abogados en la fase de alegaciones previas. También han coincidido en que fue el agente encubierto quien le dijo a uno que organizase los fardos falsos para el robo de agosto de 2020 y quien les informó de que el dinero que obtuvieran se repartiría entre los cuatro.

Uno de los encausados, José María C.C., ha sido preguntado por si advertía alguna jerarquía entre Raúl P.M. y el otro guardia civil. "El encubierto siempre tenía más conocimiento de lo que hablaba y era el que manejaba las bases de datos", ha respondido.

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