El guardia civil acusado de corrupto denuncia una “conspiración” de altos mandos, policías y abogados contra él
Juicio con jurado popular
Su teoría es que fue investigado porque logró información de "una organización mucho más grande y poderosa" que tenía "una historia con narcotraficantes de Sevilla y Cádiz”
El juicio al teniente Raúl P.M. y a otros dos acusados queda visto para el veredicto del jurado popular
La Fiscalía hace una mínima concesión al guardia civil acusado de traficante y corrupto pero aún pide doce años de cárcel
El agente encubierto y Asuntos Internos ponen a los pies de los caballos al guardia civil acusado de ser narcotraficante
El juicio al teniente de la Guardia Civil acusado de ser corrupto y de colaborar con bandas de narcotraficantes concluyó ayer en la Audiencia de Sevilla con un llamativo alegato de su abogada al que siguió una no menos significativa última palabra del acusado. Si al principio de la vista oral deslizaron que Raúl P.M. había sido víctima de una trampa tendida por el agente encubierto, en la última jornada fueron más allá y hablaron de una “conspiración o historia extraña”, una “trama” contra el encausado en la que habrían participado guardias civiles, policías y abogados.
“Aquí hay algo que no ha quedado claro. Yo di con una información que involucraba al agente encubierto y otros altos mandos y a raíz de eso se abrió esta investigación. Él me propone que me haga pasar por agente corrupto y me decía todo lo que tenía que hacer. ¿Para qué lo hace? Para tener controlada esa información. Él me pide que manipule a José María C.C. como fuente e incluso me hace creer que legalmente se le da de alta como colaborador de la Guardia Civil y que le ponen de nombre Tritón”, se explayó Raúl P.M., que también denunció que ese agente, jefe del Equipo Antidroga, “no grabó los encuentros más importantes”. “Hay mil encuentros no grabados, es imposible que haya volcado sólo 247. ¿Dónde está la verdad? Está guardada en un cajón, él decidía qué grabaciones se enviaban y cuáles no”, finalizó.
Su abogada también se desahogó a base de bien. “Hay una trama contra el agente Raúl P., que es un chivo expiatorio de una organización mucho más grande y poderosa. Estas personas, algunos jerárquicamente por encima de él y otras de otros ámbitos, como la Abogacía o la Policía Nacional, tenían una historia con narcotraficantes de varios sitios, como Sevilla o Cádiz. Ha sido una especie de conspiración o historia extraña”, aseguró Ana Hidalgo, que coincidió con su representado en señalar directamente al agente encubierto: “Si se hubiese abierto una investigación normal, no habría tenido ningún control sobre ella. De la otra forma decide qué se graba y qué no, borra pedacitos de conversaciones... Era un tema programado contra el agente Raúl P.”, indicó. También afirmó que los primeros autos judiciales que lo autorizaban a actuar como agente encubierto “ni siquiera se refieren” al teniente acusado, sino a “una organización criminal del sur de Europa”.
“Hubo una provocación permanente del agente encubierto para obtener pruebas, pero como Raúl P. no caía en las trampas... Toda esta movida ha sido dirigida a pillar a este señor”, reiteró la abogada defensora, que no sólo se cebó con el agente encubierto, la Fiscalía y la “falta de pruebas”, sino que también criticó a los letrados de los otros dos acusados por llegar a un “acuerdo” para aminorar sus condenas. Paradójicamente, también reclamó que todos sean absueltos.
Los aludidos negaron el pacto, sin entrar en más polémicas, y el broche corrió a cargo de José María C.C., el vecino de Dos Hermanas que confesó ser el intermediario entre el guardia civil y los narcos: “Soy culpable de todos los delitos. Los tres sabíamos perfectamente lo que estábamos haciendo. Estábamos robando droga para conseguir dinero. Estoy muy arrepentido de ello, no volverá a pasar”, señaló.
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