La Fiscalía rebaja de 31 a 23 años de cárcel su petición de condena para el Barriga, un "psicópata narcisista"

Jurado popular

La acusación acepta la atenuante de drogadicción y elimina la de anomalía psíquica al entender que era conocedor de lo que hacía cuando mató a un hombre en Brenes e intentó acabar con la vida de otras dos personas

La psiquiatra que trazó el perfil del homicida lo describe como una persona con "tendencia a la agresividad y escasa capacidad para sentir culpa" pero que "para nada es un enfermo mental"

"¿Lo he matado? Ahora sí que me va a caer la perpetua"

José Antonio Sánchez Barriga (de espaldas), durante la primera sesión del juicio por el crimen de Brenes.
José Antonio Sánchez Barriga (de espaldas), durante la primera sesión del juicio por el crimen de Brenes. / José Ángel García

El juicio a José Antonio Sánchez Barriga, en su día el testigo número 1 del caso Arny y ahora juzgado por matar a un hombre y herir a otras dos personas con un arma similar a un hacha en Brenes, ha quedado este miércoles visto para el veredicto de un jurado popular en la Audiencia de Sevilla con una importante novedad de última hora. La Fiscalía, que inicialmente pidió una condena de 31 años de cárcel por los tres delitos que le atribuye (un homicidio consumado y dos intentados), ha rebajado sus exigencias hasta los 23 años y medio al aceptar que el investigado es drogadicto de larga duración. Salvo sorpresa, esa será la pena que recaerá sobre el Barriga, ya que su abogado defensor se ha mostrado conforme.

En principio, la fiscal solicitaba para el encausado quince años por el homicidio y ocho por cada una de las dos tentativas. En sus conclusiones definitivas, sin embargo, ha acabado reclamando doce años y medio por el primer delito y cinco años y medio por cada uno de los otros dos. En su calificación final, la acusación pública ha mantenido la agravante de reincidencia (en 2005 fue condenado por el homicidio de otro hombre), ha introducido la atenuante analógica de drogadicción y ha eliminado la de anomalía psíquica.

El porqué de esa última modificación está relacionado con el informe psiquiátrico del acusado, que ha sido expuesto durante la última sesión del juicio por la perito responsable de determinar si el Barriga era consciente de lo que estaba haciendo cuando atacó a las tres víctimas el 5 de febrero de 2021. "Conoce perfectamente lo que hace", fue su conclusión.

La comparecencia de la doctora fue realmente interesante, ya que trazó un detallado perfil de un hombre al que vino a definir como un "psicópata narcisista" con "baja tolerancia a la frustración, tendencia a la agresividad y escasa capacidad para sentir culpa", entre otras 'virtudes', pero eso sí, "sumamente educado".

Con esa última característica cerró la psiquiatra la primera parte de su comparecencia, centrada en la entrevista que le hizo en junio de 2021. El Barriga ya le contó entonces que con 14 años cometió su primer homicidio, en concreto con una navaja, y que por ello acabó en un reformatorio; y que en 2003 volvió a matar a otro hombre. "Desde el primer momento se comportó perfectamente, respondió adecuadamente a las preguntas y no perdió los nervios. Él sabe estar, domina perfectamente el escenario e incluso intenta dominar a la persona que tiene delante. Y fue sumamente educado. Su discurso fue totalmente lógico y bien estructurado", apostilló.

Una cosa son las formas y otra, el fondo. Tras esa primera respuesta, la perito se adentró en el análisis de la forma de ser del Barriga y ya desde el principio destacó sus "rasgos anómalos", que enmarcó en un trastorno de personalidad denominado "clúster B". Las personas que lo presentan son "narcisistas, psicópatas" y se manejan con "cierta teatralidad". "En este caso confluye un mix: baja tolerancia a la frustración, tendencia a la agresividad, patrón social inadaptado, escasa capacidad para sentir culpa, desprecio por los derechos de los demás, falta total de empatía...", enumeró. "Pero déficit de inteligencia no; todo lo contrario", matizó.

Por tanto, esta serie de anormalidades "no afectaba a su capacidad de conocer y querer absolutamente nada". "Para nada es un enfermo mental. Conoce perfectamente lo que hace y está bien consigo mismo", añadió. En otras palabras, lo que familiarmente se conoce como estar encantado de conocerse.

En cuanto a la posible influencia de la droga en su comportamiento, la psiquiatra respondió que "una cosa es la agresividad y otra, el control de los impulsos". Según la perito, el consumo habitual "podría afectar levemente a su control de impulsos", pero en realidad se trata de "una persona muy agresiva", así que "tendría que estar muy, muy drogado" para que eso condicionase su actitud. "Por sus características, este señor habría actuado de una forma muy similar" aun en esa coyuntura, teorizó.

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