Los familiares de Rosarito critican el "cinismo" del asesino confeso

Crimen de la Maleta

Consideran que el crimen fue "premeditado" y no fruto de una "enajenación mental" o un arrebato

Varios agentes trabajan en el escenario del crimen, en Alcolea del Río.
Varios agentes trabajan en el escenario del crimen, en Alcolea del Río.

Los familiares de María del Rosario Luna Barrera, Rosarito, la mujer que fue asesinada por su pareja el 17 de abril de 2017 en Alcolea del Río y cuyo cadáver fue arrojado en una maleta a un arroyo, criticaron ayer el “cinismo” del asesino confeso, Antonio María Gómez González.

Un portavoz de la familia pidió ayer al acusado que se deje de “cinismo” y asuma que “si tiene que estar 25 años en prisión, que se los pegue”. La familia lamenta la versión que la defensa del acusado ha ofrecido sobre cómo ocurrieron los hechos y que haya alegado la circunstancia eximente incompleta de “enajenación mental” y las atenuantes de arrebato y confesión.

Para la familia de la fallecida, los arrebatos “son repentinos” y la muerte de Rosarito fue un crimen “más que premeditado”, después de haber dejado a la hija de la pareja con una vecina.

El asesino confeso y la víctima.
El asesino confeso y la víctima.

Así, recuerdan que el acusado, antes de confesar el crimen, acudió en varias ocasiones a declarar y “ocultó el crimen todo el tiempo que pudo”, por lo que para la familia, que ejerce la acusación particular y reclama una condena de 25 años de cárcel para Antonio María Gómez González, éste “no ha colaborado con las autoridades ni con nadie”. Además, el portavoz de los familiares aseguró que el encausado “sabía dónde tenía que ocultar” el cuerpo de María del Rosario Luna, hasta el punto de que “si no hubiera colaborado diciendo dónde estaba el cuerpo habría sido muy complicado encontrarlo”.

Pero eso, insisten los familiares, no supone que colaborara con las autoridades, dado que previamente había ocultado durante “quince días” el cuerpo, diciendo que “no sabía donde estaba” Rosarito y sólo es después de intentar quitarse la vida cuando alega la “enajenación mental y el arrebato” en su conducta. “Podía haber colaborado desde el primer minuto”, recordó el portavoz familiar, que insistió en el cinismo del acusado cuando tras la celebración de la comunión de la hija quiso invitarlos a tomar unas cervezas, conociendo que la víctima llevaba ya fallecida una semana, una invitación que los familiares rechazaron y ese mismo día acudieron a denunciar su desaparición.

También criticaron la decisión del juez instructor y de la Audiencia de no ordenar la práctica de una prueba de ADN a una testigo, después de haberse hallado un perfil desconocido en la maleta. “El solo no pudo meterla en el coche. No entendemos por qué la mujer no se hace la prueba voluntariamente. ¿Qué están escondiendo?”, se preguntó el portavoz de la familia.

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