El empresario que simuló el beso a Teresa Rodríguez insiste en que fue "una broma de mal gusto"

Delitos de atentado y contra la integridad moral

Teresa Rodríguez asegura que "sintió vergüenza, humillación y miedo" ante lo que considera una "agresión en toda regla" por parte del empresario

Teresa Rodríguez y su abogado, llegando a la Audiencia Provincial
Teresa Rodríguez y su abogado, llegando a la Audiencia Provincial / M. J. López/Europa Press

El empresario Manuel Muñoz Medina ha insistido este jueves que el beso que simuló dar a la coordinadora de Podemos Andalucía el 20 diciembre de 2016 fue una "broma de mal gusto" que realizó tras haber tomado "tres copas" durante la copa de Navidad que ese día celebraba la Cámara de Comercio, de la que entonces era vocal.

En su declaración en el juicio que ha tenido lugar en la Sección Cuarta de la Audiencia de Sevilla, el empresario Manuel Muñoz ha asegurado que había tomado esas copas y algunos medicamentos por una grave enfermedad que le habían diagnosticado, pero aseveró que "no sujetó" en ningún momento a la parlamentaria andaluza y que simuló "darle un beso en su mano", negando asimismo que le pusiera la mano en la boca de Teresa Rodríguez. "Ni me apoyo, ni le rozo, ni le toco", siempre hay "una distancia" de la boca, ha precisado.

"He dicho que es una broma de mal gusto si ella lo interpreta así, porque otras veces lo había hecho", ha añadido sobre ese peculiar saludo el acusado, que se enfrenta a una petición de la Fiscalía de un año y nueve meses de prisión por sendos delitos de atentado a la autoridad y contra la integridad moral.

El acusado ha insistido en que "jamás" su intención era la de molestar a Teresa Rodríguez, simplemente ha dicho que se le ocurrió hacer esa "broma" porque la hace muchas veces, y ha indicado que tras el incidente la parlamentaria "en absoluto se mostró atemorizada o intimidada, no hizo aspavientos ni huyó, pasó inadvertido bajo mi punto de vista". Acto seguido, según ha dicho el acusado, le entregó su tarjeta de vista.

Cuando se destapó el escándalo, el empresario ha afirmado que mostró "públicamente" su arrepentimiento en varias apariciones en los medios de comunicación.

Frente a la versión del acusado, Teresa Rodríguez ha ratificado el contenido de la denuncia, asegurando en su declaración ante el tribunal que fue "asaltada y arrinconada" por el acusado, que la "empujó" y tuvo que retroceder y, frente a la versión que éste ha ofrecido, la parlamentaria andaluza de Podemos ha sostenido que sí hubo contacto físico, puesto que le puso "su mano sobre su boca", además de colocarle la mano "en la espalda y en la nuca", ha dicho la testigo, que ha ironizado al afirmar que "el señor Muñoz tenía los brazos muy largos", cuando la defensa ha cuestionado que la rodeara con los brazos y ha aludido a la diferencia de estatura entre la testigo, que mide 1,70 metros, y el acusado, 1,60. Según Teresa Rodríguez, no había "ninguna distancia" de la mano del acusado con su boca en el momento de simular el beso.

La coordinadora de la formación política ha añadido que, tras ocurrir los hechos, se quedó "bloqueada" por la situación y no supo reaccionar. "En esa situación sientes vergüenza y miedo, me sentí humillada y con asco".

Teresa Rodríguez no ha dudado en calificar de auténtica agresión lo ocurrido. "Entendí que a él le parecía una broma, pero a mí me pareció una agresión en toda regla, una agresión física y moral. Me sentí una cosa, un objeto entre estos señores", ha declarado.

La parlamentaria ha recordado que cuando fue abordada por el empresario salía de visitar el despacho del presidente de la Cámara de Comercio, Francisco Herrero, a quien previamente había saludado dándole dos besos, "como se saluda formalmente en Andalucía", pero ha lamentado que "de la formalidad pasamos a una situación absolutamente grotesca". Ha precisado incluso que tuvo que "retroceder un paso" cuando salía del despacho del presidente y se topó "de sopetón" con el acusado.

A preguntas del abogado de la defensa del empresario, José Manuel García-Quílez, la coordinadora de Podemos Andalucía ha instituido en que sintió "miedo" porque estaba "entre tres señores voluminosos que acababan de ver cómo me agredían y lo consienten y hacen bromas", en alusión a que Francisco Herrero le hizo un comentario jocoso diciéndole que tuviera cuidado con Manuel Muñoz que podía "venderle un ropero".

El presidente de la Cámara y otros testigos creen que no hubo contacto físico

El presidente de la Cámara de Comercio de Sevilla, Francisco Herrero, ha señalado que "no le consta" que el acusado "empujara" a Teresa Rodríguez y ha añadido que no cree que "llegara a tocarla", aunque no puede precisar si le puso muy cerca la mano.

Herrero ha indicado que tras el incidente, la parlamentaria se marchó y al día siguiente la llamó para "pedirle disculpas" por el comportamiento de Manuel Muñoz, de quien el testigo ha recordado que tenía problemas de salud y tomaba "medicamentos". Según Herrero, el acusado estaba "sorprendido" de la reacción de Teresa Rodríguez y comentó que había sido "una broma" y no tenía intención de molestarla.

El vocal de la Cámara Francisco Pérez ha coincidido en que "en ningún momento" el acusado empujó a la coordinadora de Podemos y, como Francisco Herrero, ha dicho que no recuerda que hubiera contacto físico entre ambos. "Se pone la mano a diez centímetros de distancia de ella y le da un beso. No vi que le pusiera la mano sobre la espalda o la nuca", ha agregado.

Por su parte, la jefa de Protocolo de la Cámara de Comercio, Gemma Artemán Serra, ha declarado que el procesado hizo un "amago de darle un beso" y todos los presentes se quedaron "sorprendidos". La testigo ha explicado que "le puso la mano como en la boca", pero cree que "no llegó ni a tocarla, fue una cosa muy rápida".

En el juicio también ha declarado el jefe de prensa del alcalde de Cádiz José Luis Porquicho, quien acompañó a Teresa Rodríguez el día de autos de regreso a Cádiz y que ha dicho que, aunque en un principio Teresa Rodríguez estuvo en silencio, después le contó como se sintió "acorralada, dolida y acosada" por lo que había sucedido, diciéndole que había sido "cogida en un rincón" y que le habían puesto la mano en la boca, y tuvo "miedo".

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