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La difícil vida de uno de los heridos en el accidente del C5 en La Campana

Accidente de Tussam

El Juzgado de Instrucción aún está esperando el informe de los técnicos para determinar las causas del siniestro

Imágenes del accidente del microbús en la Campana

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Traslado de los heridos del accidente en la Campana

En diciembre de 2019 un microbús de la línea C5 de Tussam chocó, sin motivo aparente, contra el escaparate de una tienda en la esquina de la plaza del Duque con La Campana, resultando heridas diez personas. Una de ellas, Arturo Carmona, ha vivido desde entonces un auténtico calvario. Él y una amiga, que también resultó herida, habían comido en el Burger King de la Campana y estaban dando una vuelta por el centro para hacer algunas compras navideñas. Oyeron un ruido y él se dio cuenta de que el vehículo iba hacia ellos. Se dio la vuelta y empujó a su amiga. Los dos evitaron el impacto directo del autobús pero fueron alcanzados por la valla que arrancó el vehículo y los golpeó cuando rebotó contra la pared.

Unos días antes, otro autobús de la misma línea sufrió otro accidente, empotrándose contra una farola de la Plaza del Duque, aunque esta vez sin heridos.

Desde entonces, Arturo Carmona sufre dolores en el cuello y los hombros, tiene una fisura en el muslo, líquido en una de las rodillas, daños en la tibia derecha, esguince de tobillos, tendinosis en la rodilla izquierda, depresión y ansiedad. "No tengo apetito, ni ganas de vivir", afirma completamente desesperado.

La causa se encuentra ahora mismo paralizada en el Juzgado de Instrucción número 20 puesto que aún están pendientes de elaborar los informes técnicos sobre las causas del accidente y el comportamiento anómalo del autobús. Ante esta situación todas las partes implicadas han solicitado el impulso procesal y que se reactive la instrucción judicial.

Arturo Carmona explica lo ocurrido. / Juan Carlos Vázquez

Según fuentes del caso, estos informes son definitivos para determinar las causas del siniestro y ver qué delito se imputa y a quién. Hasta ahora, los lesionados no han sido vistos por el médico forense porque el juez aún no ha imputado delito a nadie. Estas mismas fuentes recuerdan que las imprudencias leves fueron despenalizadas, de manera que para poder sostener un proceso penal por estos hechos, hay que acreditar la gravedad de la imprudencia. Por esta razón son necesarios los informes técnicos sobre el motivo del acelerón repentino del autobús.

El caso de Arturo Carmona es especialmente complicado. No ha sido la primera vez que ha sufrido un accidente de este tipo, puesto que fue atropellado cuando sólo tenía 6 años, lo que le ocasionó una serie de dificultades físicas.

Del accidente sufrido aquel 7 de diciembre de 2019 aún tiene secuelas. De hecho, está sometido a tratamiento psicológico y tiene varias hernias, además de falta de visión y dolor continuo en una pierna. El accidente del microbús le produjo además de importantes lesiones físicas, un gran shock emocional que está documentado en los informes médicos. Sin embargo, el Instituto Nacional de la Seguridad Social le ha dado el alta después de una declaración de incapacidad temporal durante un año. Contra esta resolución, se ha presentado una impugnación para la que el juzgado de lo social de Sevilla ha señalado un vista para julio de 2022.

Mientras tanto, la situación de Arturo Carmona es muy complicada. Las consecuencias del accidente le dificultan el día a día y los continuos dolores le limitan a la hora de acceder al mercado laboral. El accidente fue en diciembre de 2019 pero hasta julio de 2022 un juzgado no decidirá si puede acceder a la incapacidad permanente.

Hasta ahora, la aseguradora de la empresa municipal de autobuses le ha indemnizado parcialmente y está a la espera de ser revisado por el médico forense. Según cuenta, no recibe ningún tipo de ingresos desde diciembre de 2020, salvo la ayuda que le presta la Fundación Don Bosco. "Sin ellos, esto sería muy difícil", afirma. Sigue tratamiento psicológico y rehabilitador con fisioterapia. "La aseguradora de Tussam me ofreció 3.712,12 euros, algo que me ofendió como persona después de las secuelas y los daños que me causó el accidente. Es más, se hicieron cargo de la rehabilitación en un hospital privado, pero cuando les pareció me dieron de alta aunque yo no estaba bien".

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