Nace un bufete especializado en acusados de delitos informáticos

Bufetes de abogados

Quiere “dar una vuelta de tuerca” a los despachos “anticuados” y abrir uno “ultra especializado”

Francisco José Peláez
Francisco José Peláez
Amanda Glez. De Aledo

18 de noviembre 2020 - 05:05

El mayor uso de las nuevas tecnologías durante el confinamiento por COVID ha llevado a un incremento de los delitos informáticos y el nacimiento del que afirma ser el primer bufete andaluz especializado en acusados de delitos informáticos: PenalTech, con sedes en Málaga y Sevilla.

Está dirigido por el abogado Francisco José Peláez, quien en un comunicado afirma que el confinamiento desde el pasado mes de marzo ha supuesto un mayor uso de las nuevas tecnologías y, en consecuencia, también una mayor comisión de este tipo de delitos.

Estas circunstancias “han dado lugar a una importante aceleración de los avances que, poco a poco, ya se estaban produciendo en sectores tan clásicos como el de los abogados, pasando de ser despachos generalistas que gestionaban todo tipo de asuntos (divorcios, declaraciones de la renta o multas de tráfico) a despachos ultra especializados en áreas muy concretas”.

"En pocos años hemos pasado del uso generalizado de la máquina de escribir a un día a día en el que todo está basado en procesos informáticos muy avanzados como bases de datos inteligentes o programas de gestión que permiten ofrecer al cliente exactamente lo que necesita”, según Peláez. Añade que "el cliente busca un profesional que sea el mejor en temas como el suyo. El abogado no puede saber de todo y hacerlo todo bien”.

Por eso, frente a otros despachos penalistas que defienden tanto a las víctimas como a los acusados, el suyo quiere “dar una vuelta de tuerca a un sector tan anticuado como el de los abogados” y centrarse en la defensa solamente de los intereses de los inculpados y en concreto en materia de delitos informáticos.

Recuerda en su comunicado que, según el portal de criminalidad del Ministerio del Interior, los delitos tecnológicos llegaron a cuadruplicar en el 2019 los cometidos en 2011.

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