La defensa del acusado de matar a su bebé afirma que existió negligencia de los servicios sociales en el caso

Juicio bebé muerto en El Cerezo

El padre dice que el bebé, que tenía problemas para succionar, se atragantó y él intentó reanimarlo

Seis hombres y tres mujeres en el jurado de los padres del bebé maltratado

Los acusados de matar a su bebé en El Cerezo durante el primer juicio
Los acusados de matar a su bebé en El Cerezo / Belén Vargas

24 de septiembre 2019 - 17:35

El abogado de Bryan Steven R. G., que se enfrenta a la condena de prisión permanente revisable solicitada por la fiscal por el asesinato de su hijo de sólo 6 meses, ha destacado en la segunda jornada del juicio, "la negligencia de los servicios sociales y del Hospital Virgen Macarena" ante la situación en la que se encontraba el bebé. La madre, del menor, Ruth F. G., que está acusada por los delitos de abandono de familial y maltrato, se enfrenta a 18 meses de prisión. De hecho, la defensa Bryan Steven R. G. ha solicitado la comparecencia de una testigo, trabajadora social.

El acusado, que sólo respondió a parte de las preguntas de la fiscal, y declaró que el niño se asfixió al atragantarse con la leche del biberón, explicó que no reconoció las citas programadas en el informe de alta del bebé "porque no estaban en papel de cita normal y no lo interpreté como eso". A preguntas de su abogado, Bryan Steen R. G. explicó que no acudió nadie a ayudarlos ni a hacer un seguimiento al bebé. "Nunca golpeé al niño y si el golpe estaba allí es que alguien lo hizo. Hubo un par de minutos en el que no vi al niño, que es mientras que la amiga de mi mujer bajaba al bebé por las escaleras".

Por su parte, Ruth F. G. declaró que el trabajador social estaba "al tanto de la situación en la que estábamos. Él tenía amigos en Cáritas y la Cruz Roja, le pedí ayuda pero nunca apareció nadie". Cuando nos dieron el niño, me dijo: "Os estoy entregando un niño nacido de 9 meses. Está perfecto". La madre se lamentó de que nadie le ayudara entonces. "Cuando mi hijo estaba vivo, nadie me preguntaba por él". Asegyura que nadie le dijo la gravedad de cómo estaba el bebé.

El bebé, Ian Steven, fue prematuro y pesó 1,1 kilo al nacer, lo que unido a una serie de problemas médicos, derivó en su ingreso en la UCI de Neonatal del Hospital Virgen Macarena hasta el mes de marzo. Según el ministerio público, tanto el padre como la madre durante este primer ingreso "mostraron total despreocupación en el proceso de seguimiento de las enfermedades y de recuperación del recién nacido, sin acudir a las visitas de acompañamiento y entrenamiento en cuidados”, y tuvieron además un “constante comportamiento agresivo y disruptivo con los médicos, personal y otros pacientes del hospital”.

Entre marzo y abril, el niño tuvo que ser ingresado de nuevo, aunque esta vez , "aparentemente mostraron una actitud más colaboradora", según la fiscal. De este modo, Ian volvió a sus padres desde el 8 de abril hasta el 12 de junio de 2017 al piso que tenían ocupado en la barriada de El Cerezo.

Según la Fiscalía, este mismo día, sobre las 14:00 horas, Bryan Steven R. G., se quedó a solas con el niño puesto que Ruth había ido a ver a su hermana, según ella misma declaró durante el juicio, "para buscar una pastilla". Fue entonces cuando el joven,"apretando la cabeza del bebé, la chocó violentamente contra una superficie lisa y dura no determinada, al tiempo que lo zarandeaba de forma brusca y acelerada". De hecho, la fiscal comentó al jurado que aprecia dolo eventual en el acusado puesto que "cualquier persona sabe que dando ese gran golpe a un bebé de apenas cinco kilos, lo normal es que muera".

El traumatismo craneoencefálico severo le provocó una triple fractura craneal. Entre tanto llegó al domicilio una amiga de la pareja, a quién según la policía, el padre preguntó cómo actuaba cuando se le atragantaba un bebé. Según declaró Bryan R. G. ante el jurado, como él estaba sin vestir, ella "bajó corriendo las escaleras con el niño en brazos mientras me vestía porque se estaba poniendo azul", en el portal, él tomó de nuevo al niño en brazos y lo llevó al hospital, donde falleció varios días después debido al traumatismo craneoencefálico severo y al deterioro neurológico.

Antes de la presunta agresión, los acusados recibieron la visita de dos testigos de Jehová, que permanecieron en la vivienda con ellos hasta aproximadamente las 13:30. Le enseñaron al niño, que estaba "tranquilo en la cuna, despierto y sin lesiones físicas visibles".

Por su parte, Juan Isidro Fernández, abogado del acusado, sotiene que su defendido ha mantenido siempre que el niño se atragantó con la leche del biberón, y que intentó reanimarle. Es más, afirmó que la acusación de la fiscal se basa en "hipótesis" porque "no existe una sola prueba empírica que afirme que su defendido mató al bebé". De hecho, señala como "grandes culpables" al Hospital Virgen Macarena y los servicios sociales de la Junta. El letrado se preguntó "cómo es posible entregar a un niño enfermo (tenía hidrocefalia benigna) a unos padres de estas características".

No acudieron a las citas médicas

Una de las pruebas que existen para alegar el abandono de familia es que las padres no acudieron a las citas médicas de control para el niño. Los acusados coincidieron en afirmar que la dirección que existía en el hospital para estas citas era la casa de la hermana de Ruth F. G., con quien la relación era "complicada" y quien se las daba "cuando ya había pasado la fecha". De este modo dejaron de acudir hasta a nueve citas con médicos especialistas. Sin embargo, Juan Isidro Fernández dice que los padres "fueron a todos los cursos para los cuidados que precisaba el bebé, compraron la medicina y tenían la leche prescrita".

El abogado explicó que durante la instrucción intentó acusar de comisión por omisión a Servicios Sociales porque se trata de la muerte "de un bebé desamparado por los que tuvieron que velar por su bienestar".

Por su parte, Marta Aguilar, abogada de la acusada afirmó que la situación fue fruto de la "falta de información entre el centro de salud y del hospital" y que su defendida no percibió maltrato porque las marcas en el rostro del bebé eran del masaje para que succionara del biberón.

Ambos acusados cuentan con antecedentes penales por robo y la madre procede de un entorno familiar complicado, habiendo pasado por varias casas de acogidas tras haber sufrido abusos durante su niñez. La fiscal, refiriéndose a la capacidad de los acusados afirmó que tienen "un perfil de vida de vida dentro de la marginalidad pero no tienen discapacidad psíquica. Son inmaduros, pero eso no es un atenuante".

Por último, el jefe del Grupo de Homicidios de la Brigada Judical explicó que durante los ingresos del bebé tuvieron problemas con el resto de los padres y que existen hojas de intervención de los trabajadores sociales. Asimismo, declaró que durante la investigación Ruth F. G. declaró que "vio como Bryan zarandeó al niño en alguna ocasión" y que la hermana de la acusada había presenciado "comportamientos inadecuados de Bryan hacia el bebé".

Preguntado por el registro en el domicilio, el policía señaló que encontraron un borrador manuscrito de cesión del bebé y que la hermana manifestó que no llevaba al niño a las revisiones médicas porque no quería "que le vieran las lesiones".

El padre sigue en prisión desde el 15 de junio de 2017, mientras que la madre, que fue encarcelada el día 26 de ese mismo mes, quedó en libertad provisional el 15 de marzo de 2018.

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