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Nuevos nombres para el callejero sevillano

Condenan a dos de los ladrones que asaltaron el Lagoh cuatro días después de la inauguración del centro comercial

Alunizajes en Sevilla

El Polaco y José Miguel J.R. reventaron la entrada con un BMW y un Ibiza, entraron con los coches en los pasillos y, tras intentar en vano robar el MediaMarkt, protagonizaron una persecución de película con la Policía que acabó en Arahal

Los cacos aceptan penas en el entorno de los tres años de cárcel tras alcanzar un acuerdo con la Fiscalía, mientras que un tercer acusado cuyo ADN fue hallado en un guante que se usó en el suceso acaba siendo absuelto

Asaltan el Mediamarkt de Lagoh cuatro días después de la inauguración

Así acabó la cristalera de la entrada del Lagoh tras el alunizaje de los dos coches usados por los ladrones. / Emergencias Sevilla

El centro comercial Lagoh, el más grande de Sevilla, fue inaugurado el 26 de septiembre de 2019 y cuatro días después volvió a ser noticia pero por un motivo muy distinto: unos ladrones reventaron la entrada con dos coches e intentaron robar en el MediaMarkt. No lo lograron porque la Policía frustró sus planes, pero el atraco derivó en una espectacular persecución por la SE-30 y la A-92 durante la cual los cacos llegaron a vaciar y arrojar un extintor contra una patrulla. Aquel suceso ha llegado este otoño a la Audiencia de Sevilla y ya hay condena para dos componentes de la banda que participaron en aquellos hechos. En la sentencia, fechada el 16 de octubre, la Sección Cuarta impone tres años, un mes y quince días de prisión a Alberto José E.S., alias el Polaco, y dos años, nueve meses y quince días a José Miguel J.R. Inicialmente, la Fiscalía pedía más de nueve años para el primero y algo más de ocho para el segundo, pero al final alcanzó un acuerdo con las defensas para rebajar las penas.

El relato de los hechos, que fueron reconocidos por los encausados, da para un episodio de una buena serie de acción. El Polaco, de 31 años, y su compinche, de 26, acordaron junto a “otros individuos no identificados” robar en el centro comercial más pronto que tarde porque, como explicó Alberto José E.S. a los investigadores cuando fue detenido, había competencia de otra banda llegada de Madrid. “Si no lo hacíamos nosotros ya, lo hacían ellos”, les dijo.

La primera etapa del plan, de hecho, empezó antes de que se cortara la cinta inaugural del Lagoh. Entre el 9 y el 29 de septiembre, los ladrones robaron dos BMW, uno en Santa Clara y otro en Sevilla Este, y un Seat Ibiza en Hacienda del Rosario.

La segunda fase, el robo que al final se quedó en intento, se desarrolló sobre las 3 de la madrugada del 1 de octubre. Cubiertos con pasamontañas, bragas de cuello y gorros, además de pertrechados con una linterna tipo minero en la cabeza, los cacos se dirigieron en los tres vehículos al Lagoh. Tras parar antes en la gasolinera Petroprix de Bellavista para repostar, se acercaron al recinto “a gran velocidad” y, mientras un BMW se quedaba fuera haciendo tareas de vigilancia, los otros dos “embistieron la cristalera de entrada” y entraron en la galería. A esa hora ya había varios trabajadores que “tuvieron que apartarse rápidamente para evitar ser atropellados”, dice la sentencia facilitada por la oficina de comunicación del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).

Así acabó el escaparate del Media Markt del Lagoh tras el intento de robo. / M.G.

A continuación, de nuevo con los vehículos “como ariete” y con la ayuda extra de una maza, los asaltantes fracturaron el escaparate del MediaMarkt, pero no llegaron a entrar en la tienda porque el cómplice que permanecía fuera los alertó con el claxon de que había llegado la Policía. Y comenzó entonces el tercer capítulo del incidente: la persecución.

Primero, los dos acusados salieron a toda velocidad del recinto y se saltaron el alto de los dos agentes de ese primer indicativo policial, que ”tuvieron que apartarse para evitar ser arremetidos”. Una vez fuera, los tres vehículos huyeron del aparcamiento. A los pocos kilómetros abandonaron el Seat Ibiza, de menor potencia que los BMW, y los ladrones prosiguieron con su fuga a bordo de los dos coches de alta gama por la SE-30. A partir del desvío a Montequinto fueron perseguidos por otra patrulla hasta la salida 5, que enlaza con la A-8028 en dirección a Alcalá de Guadaíra. Allí, uno de los conductores advirtió que un tercer patrullero le cortaba el paso a la altura del Decathlon, así que maniobró marcha atrás en dirección contraria y “embistió” al vehículo policial que venía detrás.

El BMW en el que iban los dos acusados continuó su huida por la cercana calle Columbretes, en la nueva barriada de Hacienda del Rosario, en dirección a la A-92. La Policía consiguió ponerse “en paralelo” y como los ladrones no lo eludían, en un momento dado utilizaron un extintor que llevaban y “a través de la ventanilla” rociaron al patrullero “para intentar disminuir la visibilidad” de los agentes. Es más, cuando se quedó vacío, “lo lanzaron contra el vehículo policial”. Por el camino, en la cercana calle Estaca de Bares, dos peatones estuvieron cerca de ser atropellados.

La persecución finalizó en el kilómetro 32 de la A-92, en el término de Arahal, cuando el BMW donde iban el Polaco y su compinche perdió el control tras “estar a punto de colisionar con un camión” y chocó contra los guardarraíles. Los cacos intentaron huir a pie, pero cuando bajaban un terraplén fueron interceptados por una patrulla de la Policía Local que se había unido a la carrera.

Así acabó uno de los BMW tras la persecución entre Sevilla y Arahal. / M.G.

La persecución, además de daños en los BMW (uno acabó siniestro total) y un vehículo policial, terminó con dos agentes lesionados a causa de “dichas embestidas y las maniobras de los acusados para intentar deshacerse de ellos”. En cuanto al estropicio en el Lagoh y el Media Markt, ninguna de las empresas reclamó al haber sido indemnizados por la aseguradora del centro comercial.

La sentencia también recoge que los dos ladrones eran consumidores de sustancias tóxicas, lo que “mermaba levemente” sus facultades, y que antes del juicio abonaron 5.000 y 4.900 euros, respectivamente, para indemnizar a los perjudicados. En otras palabras, se ganaron las atenuantes de drogadicción y reparación del daño, que a su vez se sumaron a la de dilaciones indebidas por el “prolongado tiempo” que duró el procedimiento judicial.

La Audiencia condena a Alberto José E.S. el Polaco a nueve meses de cárcel por un delito continuado de robo de vehículo a motor, seis meses y quince días por un delito de tentativa de robo con fuerza en las cosas en establecimiento abierto al público fuera de las horas de apertura y veintidós meses por un delito de atentado a agentes de la autoridad con objeto o medio peligroso (el coche), en su caso con la agravante de reincidencia en todos los delitos y la de disfraz en el robo intentado. José Miguel J.R. aceptó las mismas penas por el robo de los coches y la tentativa de robo en el Mediamarkt y dieciocho meses por el atentado a la autoridad, ya que no era reincidente en esta infracción.

Ambos acusados, además, deberán indemnizar solidariamente a la aseguradora Occident con 3.796,96 euros, al dueño de un BMW con 5.374 euros, a un policía con 1.000 euros y a otro con 350 euros.

El tercer acusado fue a juicio y tuvo éxito

En esta causa había un tercer acusado, F.J.S.G., cuyo ADN fue hallado en unos guantes que estaban en uno de los BMW. Este encausado no aceptó el mismo acuerdo que sus compañeros de banquillo y prefirió ser juzgado. La jugada le ha salido perfecta: la Audiencia lo absuelve al establecer que la prueba genética no era definitiva. “Entiende el tribunal que la aparición de restos en los guantes no desvirtúa por sí misma la presunción de inocencia, pues no consta que el indicio se encuentre corroborado por otro medio de prueba. No constan identificación del acusado, imágenes que nos aproximen a su intervención o testificales que lo sitúen en algunos de los escenarios”, explica la Sección Cuarta.

La “duda razonable” sobre la participación de F.J. en los hechos se basa en otros dos motivos. El primero, que en los guantes había “material genético de otro sujeto no identificado”, así que “la hipótesis de un interviniente distinto adquiere verosimilitud”. Y el segundo, que F.J. es primo del Polaco, “lo que no descarta que este pudiera portar unos guantes previamente usados” por el otro.

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