El tribunal de los ERE sólo se ha podido reunir a deliberar una vez en 15 días
caso de los ERE
La falta de dedicación exclusiva de las dos magistradas demora el proceso de las deliberaciones y de la redacción de una sentencia que, como muy pronto, no podrá dictarse hasta finales de este año
La sentencia del denominado “procedimiento específico” de los ERE, en el que están acusados los ex presidentes de la Junta Manuel Chaves y José Antonio Griñán junto a otros 19 ex altos cargos autonómicos, no podrá dictarse, como muy pronto, hasta finales de este año, lo que supone un año después de que la vista oral finalizara. La demora en el dictado de la sentencia se debe sobre todo a la complejidad de las materias que deben ser analizadas, el elevado número de procesados, y al hecho de que dos magistradas del tribunal no están liberadas del reparto del resto de juicios y apelaciones.
El juicio de la pieza política de los ERE finalizó el pasado 17 de diciembre de 2018 y las magistradas Pilar Llorente y Encarnación Gómez tuvieron que reincorporarse el 15 de enero a la Sección Primera, donde han vuelto a celebrar juicios y a resolver recursos de apelación como el resto de magistrados de esta Sala.
El hecho de que ambas magistradas no estén liberadas –el único que lo está es el ponente del caso, el magistrado Juan Antonio Calle Peña, que debe redactar la sentencia– ha hecho que, por ejemplo, en 15 días, entre el 15 de enero y ayer, 1 de febrero, los tres magistrados sólo se hayan podido reunir personalmente una sola vez para poder deliberar sobre algunos de los numerosos puntos que deben ser abordados antes de redactar el fallo, según explicaron ayer a este periódico fuentes del caso.
Sobre la complejidad de la causa, las fuentes explicaron que sobre muchos de los aspectos que deben resolverse en la sentencia no hay ninguna jurisprudencia de los tribunales Supremo y Constitucional, por lo que el ponente debe acudir a la lectura de “artículos doctrinales” sobre unas materias tan farragosas como las presupuestarias, financieras y contables.
Otra dificultad que se añade consiste en que el tribunal ha de realizar la valoración de una prueba que abarca diez años de funcionamiento de la administración autonómica (2001-2010) y hacerlo con personas que han ocupado “diferentes cargos y responsabilidades” en el mismo periodo de tiempo, debiendo además el fallo individualizar la actuación de cada uno de los 21 ex altos cargos procesados por delitos de prevaricación y malversación de caudales públicos. Asimismo, el tribunal tiene que tener en cuenta tanto lo que los acusados declararon en la fase de instrucción como su testimonio en el juicio, y también las manifestaciones que en la vista oral han prestado los más de 120 testigos que comparecieron.
En medio de todas estas complicaciones, el magistrado Juan Antonio Calle Peña está enviando resúmenes a sus dos compañeras con las cuestiones que tienen que deliberar, pero estas dos jueces antes de emitir su dictamen tienen que volver a revisar las actuaciones, algo para lo que no tienen tiempo debido precisamente a que tienen que compaginar esta labor con la intervención en los asuntos ordinarios que se les encomiendan. Además, no debe olvidarse que muchos de los juicios en los que intervienen son causas con preso, que tienen prioridad sobre el caso de los ERE.
De momento, ni la Audiencia de Sevilla ni el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha ofrecido a estos magistrados una solución, por lo que no descartan dirigirse al Alto Tribunal andaluz para exponer la situación por la que se encuentran ante la falta de liberación para poder acelerar el proceso de deliberación y redacción de la sentencia.
De esta forma, el dictado de la sentencia puede demorarse hasta las Navidades de este año. Las fuentes consultadas recuerdan que la Audiencia de Mallorca, que tardó un año en dictar la sentencia del caso Nóos, tiene unas normas de reparto que establecen que la deliberación y la redacción de una sentencia puede prolongarse por el mismo tiempo que duró la vista oral. Extrapolando estas normas al caso de la Audiencia de Sevilla, el tribunal podría disponer de un año completo para esta labor, lo que redunda en que la sentencia del “procedimiento específico” de los ERE podría conocerse en torno a las próximas Navidades.
El ponente trabaja los siete días de la semana y lleva “vida de opositor”
El caso de los ERE no sólo ha cambiado la vida de los 21 ex altos cargos procesados, sino que también tiene sus repercusiones y, muy duras, en el magistrado de la Audiencia de Sevilla Juan Antonio Calle, quien está liberado desde julio del año 2017 primero para el estudio del sumario, después con motivo de la celebración de la vista oral, y ahora por la redacción de la sentencia, papel encomendado al magistrado ponente. El juez sólo acude a la Audiencia cuando tiene que deliberar con las otras dos magistradas, por lo que trabaja siete días a la semana.
Su intensa jornada comienza a las siete de la mañana, cuando comienza a trabajar y sólo hace una pausa a media mañana para desayuna y la del almuerzo, continuando por la tarde hasta aproximadamente las 21:45 horas. Y esta estresante jornada se repite de lunes a domingo, salvo algún descanso esporádico de una tarde del fin de semana.
Cuando acude al Palacio de Justicia de Sevilla, otros compañeros bromean diciéndole que ha vuelto a la “vida de opositor”, el periodo por el que pasaron todos los miembros de la carrera judicial antes de aprobar las difíciles oposiciones a la judicatura.
En su labor diaria, los tres magistrados que formaron parte del tribunal de los ERE tienen que consultar la ingente documentación que forma parte del sumario y las grabaciones de las 152 sesiones celebradas del juicio. Para mayor comodidad, los jueces trabajan con un pendrive en el que cuentan con todos los audios de todas las sesiones (se grabaron 686 vídeos en total).
Además, en su momento encargaron la transcripción de hasta 36 declaraciones de acusados y testigos, como las del ex consejero de Empleo Antonio Fernández o la que fuera asesora de la consejería de Empleo María José Rofa, cuya comparecencia se prolongó durante tres días.
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