La fiscal califica de "inverosímil" la versión del acusado de matar a su ex pareja en Los Pajaritos

Crimen machista

La defensa insiste en la declaración del acusado y pide su libre absolución

El acusado de apuñalar  a su ex pareja en Los Pajaritos
El acusado de apuñalar a su ex pareja en Los Pajaritos / Juan Carlos Vázquez

El juicio del crimen machista ocurrido en Los Pajaritos en 2018 ha quedado visto para veredicto tras las cuatro sesiones que ha durado la vista oral. Tanto la fiscal como la acusación particular ejercida por la letrada de la Junta de Andalucía y la abogada del acusado se han reafirmado en lo solicitado en la primera jornada. El acusado, Enrique Román Bernarsconi se enfrenta a una condena de 25 años de cárcel por matar a su ex pareja. La mujer recibió varias puñaladas, una de las cuales le seccionó el corazón y atravesó varias costillas.

La fiscal recordó a los miembros del jurado que el acusado "incurrió en contradicciones en su declaración, algo habitual cuando no se dice la verdad". Es más, calificó la versión de Enrique Román en la que aseguraba que fue la víctima quien le atacó con un cuchillo y que falleció debido al forcejeo, como "no creíble y contraria a las reglas de la lógica". Asimismo recordó que los forenses descartaron la existencia de ese forcejeo. "La palabra del acusado, en este caso, es increíble" por la "versión inverosímil" que dio el primer día de juicio.

Una vez que han pasado por el tribunal testigos, policía y forensese, la fiscal sigue considerando que Enrique Román Bernasconi esperó a la víctima, que había sido su ex pareja, y la apuñaló en repetidas ocasiones en el descansillo de la escalera cuando ella volvía de dejar a su hija en el instituto. Ratifica, además, la petición de un delito de asesinato para el acusado con las agravantes de parentesco y violencia de género. "Enrique atentó contra Fátima como expresión de dominación y control sobre ella. No admitía que la víctima hubiera puesto fin a su relación y tuviera una pareja nueva."

De este modo, recordó que la propia forense descartó que la herida que tenía el acusado en la mano fuera producida en un forcejeo, "porque se suelen producir al resbalar la mano por la empuñadura cuando se ejerce fuerza al apuñalar". El acuasado y la víctima vivían en el mismo edificio, pero en plantas distintas. Se da la circunstancia de que esa mañana faltaba una de las bombillas del plafón de la planta en la que apareció el cadáver. En esta lámpara se encontraron las huellas del acusado.

Por su parte, la defensa pidió la libre absolución al entender que "no se ha probado que Enrique le clavara el cuchillo a la víctima". Según la letrada, "todos suponen cómo sucedieron los hechos. Por una suposición no se puede condenar 25 años a una persona", afirmó para después añadir: "En un caso de violencia de género es difícil que te crean si eres hombre".

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