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El Barriga estalla contra el jurado y tiene que ser reducido por cinco policías en medio del veredicto por el crimen de Brenes

Homicidio

El testigo 1 del caso Arny, declarado culpable de matar a un hombre e intentarlo con otras dos personas, ha hecho ademán de lanzarse contra los jurados: "Me cago en todos vuestros muertos", les ha dicho nada más entrar en la sala

La Fiscalía vuelve a subir su petición de condena hasta los 27 años y medio de cárcel después de que el veredicto haya establecido que el consumo de droga no condicionó al homicida

El Barriga se lo pone fácil al jurado: "No deliberen, sólo declárenme culpable; yo ya estoy condenado por Dios"

El Barriga, con sólo dos policías detrás durante la primera sesión del juicio. / José Ángel García

Ha saltado la sorpresa en el veredicto del juicio a José Antonio Sánchez Barriga, en su día el testigo número 1 del caso Arny y ahora juzgado por matar a un hombre y herir a otras dos personas con un arma similar a un hacha en Brenes, pero sobre todo quien ha saltado es el propio Barriga. Tras ser declarado culpable de los tres delitos que le atribuía la Fiscalía, pero con la novedad de que no han estimado la atenuante de drogadicción al entender que el consumo continuado de sustancias estupefacientes no influyó en su comportamiento homicida, el encausado se ha levantado y ha hecho ademán de dirigirse a los componentes del jurado popular. Sólo ha hecho el ademán porque en menos de un segundo, de manera fulminante, los cinco policías nacionales que lo rodeaban de pie se han abalanzado sobre él y lo han reducido. Es la primera vez que algo así ocurre en la historia de los juicios con jurado popular en la Audiencia de Sevilla.

Por orden cronológico inverso, el caso ha quedado este martes visto para sentencia. "No deliberen, sólo declárenme culpable", pidió el Barriga al jurado en el ejercicio de su derecho a la última palabra. El jurado le hizo caso a medias porque en efecto lo ha declarado culpable, pero deliberar ha deliberado. Y tras oír su novedoso e inesperado veredicto, la Fiscalía ha vuelto a modificar sus conclusiones definitivas. Al principio del juicio pidió un total de 31 años de cárcel (quince años por el homicidio y ocho por cada una de las dos tentativas), al final bajó a 23 años y medio al aceptar que el Barriga es drogadicto de larga duración y eso alteró su comportamiento en la noche de los hechos, el 5 de febrero de 2021 y a la tercera se ha quedado en 27 años y medio: doce años, seis meses y un día por el delito principal (aquí no ha cambiado nada) y siete años y medio más un día por cada tentativa (frente a los cinco y medio que interesó la semana pasada).

Como ha destacado la fiscal ante el magistrado-presidente del Tribunal del Jurado, ha solicitado la "pena mínima" para cada delito en cuestión una vez eliminada la atenuante de drogadicción y mantenida la agravante de reincidencia (el Barriga fue condenado en 2005 por el asesinato de otro hombre).

El problema es que el acusado conocía todos estos detalles cuando entró en la sala. Informado por su letrado del sentido del veredicto, ya estaba tenso en el momento en que los nueve miembros del jurado popular desfilaron delante de sus ojos. "Más añitos, ¿no? Que sepáis que me cago en todos vuestros muertos?", les ha espetado antes incluso de que se sentaran, con el inevitable desconcierto y temor entre algunos de los ciudadanos responsables de impartir justicia.

Para entonces, los agentes que custodiaban al homicida ya estaban prevenidos y, en una medida inhabitual en cualquier juicio con preso, rodearon al Barriga muy de cerca. Y no los dos agentes que suelen sentarse detrás en las sesiones de la vista oral, sino cinco profesionales en total, dos de ellos justo detrás (uno separándolo de su propio abogado) y otro enfrente, en la línea visual entre él y el jurado. La vigilancia ha sido tan absoluta que el procesado, en un momento dado, ha querido bajar las manos (por supuesto siempre esposadas) y ponérselas sobre su regazo y un policía le ha ordenado que volviera a colocarlas sobre la mesa.

El segundo y principal momento de tensión ha llegado justo cuando el portavoz del jurado ha informado de que, por una mayoría de siete votos a dos, no habían considerado probado que el consumo continuado de drogas hubiese influido en lo que hizo aquella noche en una casa de Brenes. Ahí es cuando se ha levantado y rápidamente ha sido reducido y tirado al suelo por los cinco policías. Y aun así, desde esa posición ha gritado "¡este juicio es una farsa!" y "¡me queréis condenar lo máximo!".

En vista de la situación, antes incluso de que el acusado recuperase su postura inicial sobre la silla, el magistrado ha pedido al portavoz que siguiese con el veredicto. Y cuando este ha concluido, el letrado de la Administración de Justicia ha recomendado a los jurados que abandonasen la sala y no esperasen a oír las peticiones definitivas de las partes, al contrario de lo que es costumbre.

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