Balones fuera en el juicio por la muerte de una niña en la Feria de Maribáñez en 2014
Sucesos
El feriante defiende la seguridad de la 'olla' donde falleció Alba, de 12 años, y el concejal que mandó revisar el recinto tras un primer “calambrazo” el día antes en los 'coches locos' dice que no era su competencia
Una niña muere al sufrir una descarga eléctrica en la feria de Maribáñez
El fiscal pide tres años de cárcel al dueño de una atracción de feria en la que murió una niña
Casi nueve años después de que Alba María Carretero muriese electrocutada el 19 de septiembre de 2014 cuando bajaba de una atracción tipo olla en la Feria de Maribáñez, una pedanía de Los Palacios, empezó por fin el juicio a las cuatro personas a quienes la Fiscalía y la familia de la niña, que tenía 12 años, acusan de un delito de homicidio imprudente. En el Juzgado de lo Penal número 1 de Sevilla se sentaron ayer el entonces delegado de Urbanismo de Los Palacios, Manuel Begines (IP-IU), el dueño de la atracción, su electricista y el técnico municipal que ojeó el recinto ferial después de que unos jóvenes sufriesen el día antes un “calambrazo” en los coches locos, justo al lado de donde estaba el Caiga quien caiga, el escenario del accidente mortal.
La Fiscalía pide tres años de cárcel para el feriante y su electricista y dos años para el concejal y el operario municipal. La acusación particular solicita cuatro años para todos. Además, reclaman que los investigados, dos aseguradoras y el Ayuntamiento de Los Palacios (como responsable subsidiario) paguen 140.800 euros a los padres de la víctima y 25.400 euros a su hermano. Entre Patria Hispana, representada por el letrado Manuel Ruiz, y Caser ya han consignado 105.000 euros para los progenitores y 20.000 para el hermano.
El feriante, José Antonio C.S., aseguró que no había “ninguna anomalía eléctrica” en su atracción y explicó que, tras el incidente del día 18, incluso acudió al puesto de la Guardia Civil. “Me dijeron que el problema no había sido con la mía, sino con la pista de coches de al lado”. Además, aseguró que su electricista, el también acusado José C.B., no le informó de ningún problema en el cuadro. “Los diferenciales funcionaban perfectamente y la pica de tierra, también. Los peritos no pusieron ninguna pega. Yo más no puedo hacer”, destacó. El operario municipal sí le instó a colocar en alto un cable que estaba en mitad de un charco. “Así lo hice”, apostilló.
En cuanto al suceso, el procesado recordó que al principio no dio importancia a las convulsiones de la menor. “Parecía un ataque epiléptico. Suele ocurrir bastante”, indicó. “El único consuelo que me queda a día de hoy es que estaba todo con agua [esa semana había alerta amarilla por lluvia], con cables por el agua, y pudo ocurrir en cualquier atracción. Aquello era una laguna”, relató el acusado, que dio otro dato: “Mi hijo estuvo montado allí dos o tres horas antes”.
El entonces concejal de Urbanismo, por su parte, defendió durante todo el interrogatorio que él no tenía “ninguna competencia” en el montaje de las atracciones y que eso correspondía a Festejos. Aun así, no explicó por qué, al ser avisado del incidente en los coches locos, contactó con Protección Civil y el electricista municipal José D.L. pero no con el otro edil. Sólo aseguró que actuó “por la premura” de la situación y por “razones humanitarias”, aunque no ordenó revisar ese cacharrito en concreto, sino el recinto en general. ¿Y por qué no mandó suspender la Feria? “El coordinador de Protección Civil y el electricista me dijeron que todo estaba en orden, que había un cable en el suelo y que ya estaba todo perfectamente. Yo tengo que creer lo que me dicen. Yo ni pisé la Feria, jamás he tramitado un certificado relativo al montaje”, añadió Begines. “Si me hubieran advertido de que había un riesgo, habría ordenado la paralización”, sentenció el ya retirado edil.
Un acusado cree que la corriente “pudo venir de otra atracción”
El electricista contratado por el feriante, José C.B., afirmó ante el tribunal que la toma de tierra estaba “clavada” –las acusaciones lo niegan– y que “la instalación estaba en condiciones para garantizar la seguridad de las personas”. De hecho, deslizó que la corriente que recorrió el cuerpo de Alba pudo no provenir de la olla. “Si la derivación era la de esa atracción, el diferencial habría saltado. La derivación pudo haber venido de otra atracción. Se debería haber precintado la Feria entera y localizar de dónde vino la derivación”, lamentó.
Por su parte, el operario municipal, José D.L., relató que sólo le dijeron “que diera una vuelta a ver si pasaba algo”, pero no le mandaron revisar “una atracción concreta”. Es más, ni siquiera le informaron del "calambrazo" que habían sufrido otros jóvenes el día antes en los coches locos. También contó que era “oficial electricista de mantenimiento”. “No tengo titulación para revisar ninguna atracción”, admitió.
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