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Un audio de un robo de droga en la Guardia Civil de Sevilla puede ser clave en el juicio contra un teniente

La grabación demostraría que fue un agente encubierto quien facilitó el acceso a la Comandancia a dos personas que se iban a llevar los fardos

Las defensas solicitaron las imágenes de las cámaras pero, cuando se les concedieron, ya habían sido destruidas

La Fiscalía pide 14 años para el teniente de la Guardia Civil acusado de narcotráfico

Un alijo de hachís en Sevilla, en una imagen de archivo. / Juan Carlos Vázquez

Una grabación de un intento de robo de droga en la Comandancia de la Guardia Civil de Sevilla puede resultar clave en el juicio previsto para el próximo mes de mayo contra el teniente Raúl P. M., jefe de la Unidad de Seguridad Ciudadana (Usecic), al que la Fiscalía pide 14 años y cuatro meses de prisión por varios delitos, entre los que destacan el cohecho, el hurto y la revelación de secretos.

Según el audio y la transcripción del mismo que consta en el sumario del caso, al que ha tenido acceso este periódico, un agente encubierto habría provocado el supuesto robo de 2.000 kilos de hachís en las dependencias del cuartel de Montequinto, por el que después fue detenido el teniente. Este guardia civil infiltrado formaba parte de una investigación del Servicio de Asuntos Internos (SAI) del instituto armado.

La conversación se produjo a partir de las 22:20 horas del 7 de agosto de 2020, poco antes de que fuera arrestado el teniente. El agente encubierto esperaba la llegada de dos personas que se iban a llevar una partida de hachís de las dependencias de la Comandancia. En la grabación queda registrada la conversación que mantiene con los guardias civiles que estaban esa noche en el control de la puerta, a los que saluda y les dice que está esperando "a un compañero que llegue".

Tras varios minutos aguardando en la puerta, el agente que está en la puerta le dice al encubierto si quiere que le avise a algún número y así no tiene que esperar allí. "Está llegando ya", responde el infiltrado. Cuando llegan dos personas a bordo de una furgoneta, se escucha al agente encubierto decir "aquí están, abre ahí", acompañado del ruido del motor del vehículo y del movimiento de una puerta metálica.

A continuación se oye al agente caminar y el ruido del motor, así como de unas llaves y una puerta abriéndose. "Seguidamente se escuchan ruidos de movimientos corporales y de personas que están realizando esfuerzo físico y el susurrar de dos personas", dice la transcripción que obra en el sumario. A las dos personas que hablan se las identifica como los dos sospechosos que supuestamente iban a robar droga de la comandancia. "También se escucha el cerrar de puertas y candados".

Unos minutos después, uno de los ocupantes de la furgoneta le pregunta al otro si "nos vamos ya", a lo que su interlocutor responde "espérate, illo". Luego arranca un motor de un vehículo, que cierra sus puertas e inicia la marcha. El audio finaliza tras media hora de grabación.

Según fuentes del caso, esta grabación podría ser clave para la defensa del teniente acusado, pues se acreditaría que el supuesto intento de robo de droga fue un delito provocado por el agente encubierto. Según la ley de enjuiciamiento criminal, los agentes infiltrados no pueden en ningún caso provocar, inducir ni facilitar la comisión de un delito.

La defensa de uno de los acusados solicitó la grabación de las cámaras de seguridad del control de la puerta de la Comandancia, que no se aportaron de oficio al procedimiento, cuando hubieran sido una prueba fundamental para el esclarecimiento de los hechos, añaden las fuentes. Estas imágenes fueron solicitadas dentro del plazo en el que todavía existían las mismas, pero fueron concedidas cuando ya se habían borrado, más de un mes después de la petición.

Casi un año después de los hechos, en junio de 2021, el coronel jefe de la Comandancia de Sevilla envió una comunicación al juzgado en el que explicaba que se había tomado declaración a los agentes que estaban en el control de la puerta durante el turno de tarde. Según estos testimonios, aunque "no se puede precisar la hora exacta, parece ser que la entrada en el recinto de la comandancia" del vehículo, "del que no se pudo precisar marca ni modelo", se debió producir en torno a las 21:00 horas.

Sin embargo, los investigadores del SAI fecharon el audio en el que se registra la entrada de la furgoneta a partir de las 22:20, cuando ya había comenzado el turno de noche, que empieza a las 22:00 horas. A los guardias del turno de noche nunca se les tomó declaración.

Los dos individuos que iban a bordo del vehículo no fueron identificados por parte del personal de seguridad porque, según los guardias, habrían visto al teniente acusado, al que los sospechosos habrían llamado y que acudió en unos minutos a la puerta de acceso. Los agentes no hicieron referencia en ningún momento a la presencia del agente encubierto.

El contenedor en el que se encontraron los fardos de hachís se encontraba en el interior de un recinto rodeado por una valla metálica y cuyas puertas estaban aseguradas por un candado, y que también contaba con un candado para su cierre. De ambos candados sólo tenían las llaves dos mandos de la Guardia Civil, ninguno de los cuales es el teniente al que se juzgará el próximo mes de mayo.

Será un jurado popular el encargado de enjuiciar al teniente y a los dos ocupantes de la furgoneta detenidos la noche del 7 de agosto de 2020. Al mando se le acusa de aliarse con varios narcotraficantes para facilitarles información sobre operativos antidroga y de organizar el robo de casi una treintena de fardos de hachís que estaban custodiados en la Comandancia. El guardia civil acusado pasó 15 meses en prisión preventiva y se encuentran en libertad a la espera del juicio.

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