La Audiencia de Sevilla condena a seis años de cárcel a un hombre que intentó matar a su expareja con un cenicero y un cojín
Violencia de género
El acusado, que aceptó a regañadientes el acuerdo alcanzado por su abogado con la Fiscalía y la mujer, se encaró con los familiares a la salida del juicio y llamó “perra” a la víctima
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La Audiencia de Sevilla impuso ayer seis años y tres meses de cárcel a un hombre que intentó matar con un cenicero y un cojín a su expareja, respecto a la cual además tenía una orden de alejamiento en vigor. El juicio, celebrado ante la Sección Cuarta, se resolvió con un acuerdo entre las partes al que el acusado dio su conformidad pero muy a regañadientes. En todo caso, salió bastante beneficiado del trabajo de su abogado porque la Fiscalía inicialmente pedía trece años de prisión para él.
Los hechos ocurrieron en la madrugada del 12 de octubre de 2023. José María M.T., de 52 años y con antecedentes por distintos robos, estaba discutiendo con su ex en el domicilio de ella y en un momento dado, “con ánimo de causarle la muerte”, la golpeó con un cenicero en la cabeza y después trató de asfixiarla poniéndole un cojín en la cara. A la víctima la salvó su propia capacidad de resistencia, gracias a la cual se zafó de su agresor y “pudo escapar fuera del inmueble”, donde ya pidió auxilio a los vecinos. Así lo relataba el escrito de la acusación pública, que fue aceptado en estos términos por el encausado.
La mujer sufrió un traumatismo craneoencefálico leve, varias contusiones y una herida en el cuero cabelludo. Se recuperó en doce días y como secuela principal, al menos físicamente hablando, le queda una “pequeña cicatriz” de 1,5 centímetros en la cabeza.
Cuando todo ocurrió, sobre José María M.T. ya pesaba una medida cautelar de alejamiento respecto de su ex que había sido acordada el 4 de noviembre de 2022 por un juzgado de Instrucción de Coria del Río. A pesar de esa prohibición de acercarse y comunicarse con la mujer, el varón entró en su vivienda en septiembre de 2023 y “convivió con ella durante más de un mes”. Durante ese periodo, que acabó cuando intentó matarla, el procesado “profirió expresiones con ánimo de infundirle temor en cuantas discusiones se originaban”. Por ejemplo, le dijo “si avisas a la Policía, le prendo fuego a tu casa”.
José María M.T., que estaba en prisión provisional desde el 13 de octubre de 2023, se exponía a una solicitud de pena de diez años de cárcel por un delito de homicidio en grado de tentativa, dos años por amenazas en el ámbito familiar y un año por un delito continuado de quebrantamiento de medida cautelar. Tras el acuerdo alcanzado por su letrado con la Fiscalía y el abogado de la víctima, la condena definitiva queda fijada en cinco años por el intento de homicidio, seis meses por un delito de amenazas y nueve meses por el quebrantamiento. El tribunal, de hecho, dictó sentencia en la misma sala y la declaró firme.
El cambio de calificación obedece a varios motivos. El principal, que en todos los delitos se aplica la atenuante de drogadicción porque José María M.T. era en el momento de los hechos consumidor de sustancias estupefacientes que “mermaban ligeramente” sus facultades, como expuso la fiscal en el juicio. Además, las agravantes de parentesco (al ser pareja) y género (la agredió por su condición de mujer) pasan a valer sólo para la tentativa de homicidio, mientras que antes también salpicaban a las amenazas.
Además de las penas de reclusión, José María M.T. tendrá prohibido acercarse a menos de 500 metros de la víctima y comunicarse con ella durante un total de once años y medio, no podrá poseer armas durante un año y un día y deberá indemnizar a su ex con 2.300 euros.
La tensión fue evidente desde que el acusado apareció por el fondo de la antesala custodiado por dos policías nacionales. A la entrada de la sala ya dijo algo a su excuñada y durante el acto del juicio no paró de resoplar, suspirar y negar con la cabeza. De hecho, cuando la magistrada presidenta le preguntó si aceptaba la condena, miró dos veces a su abogado antes de murmurar que sí. En todo caso, lo peor sucedió cuando salió de la sala de vistas y vio a otros familiares de la víctima en la escalera que conduce a la planta superior, momento que aprovechó para increpar a su ex y gritarle “perra”.
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