El Peto, los Madera y el Picadura: la Audiencia de Sevilla condena a los tres clanes que llevaban un supermercado de droga en Burguillos
Salud pública
Once traficantes y dos proveedores aceptan penas de entre tres años de cárcel y un año y medio después de alcanzar un acuerdo con la Fiscalía por unos hechos que generaron "alarma social" en la localidad
La Guardia Civil desmantela el supermercado de la droga de Burguillos
La Audiencia de Sevilla ha impuesto penas de entre tres años de cárcel y un año y medio a trece traficantes, once de los cuales pertenecen a tres grupos organizados que operaban en Burguillos y habían montado un supermercado de la droga en la calle Serrezuela: el clan del Peto, el clan de los Madera y el clan del Picadura. El trasiego de toxicómanos llegó a ser tan intenso y las denuncias vecinales tan continuas que las autoridades hablaron de “alarma social”. Las condenas son inferiores a las que inicialmente pedía la Fiscalía (ocho años para dos proveedores y seis para los miembros de los clanes) porque las partes alcanzaron un acuerdo antes del juicio, celebrado el 25 de noviembre en la Sección Cuarta. Los acusados admitieron los hechos y a cambio consiguieron las atenuantes de drogadicción, confesión y dilaciones indebidas. Además, la mayoría no irá a la cárcel porque el tribunal suspendió la ejecución de las penas de reclusión.
Los hechos reconocidos por los procesados (todos españoles) son los que constaban en el escrito de acusación de la Fiscalía, que señalaba que el Equipo ROCA de la Guardia Civil en La Rinconada empezó a rondar a estos clanes en diciembre de 2018 a partir de una operación previa, denominada Ablatus Armis, relacionada con un incremento de robos en la Sierra Norte. Durante la investigación de esa pieza separada vinculada al tráfico de drogas, las autoridades interceptaron a “múltiples individuos” en posesión de sustancias estupefacientes (constan 59 actas de aprehensión), chequearon los informes de la Policía Local con “innumerables quejas y denuncias vecinales” sobre lo que ocurría en sus calles, pincharon teléfonos y siguieron a los sospechosos. En noviembre de 2019, la Guardia Civil registró diecinueve domicilios y su conclusión tras esta minuciosa operación fue que en Burguillos había “tres grupos o clanes dedicados a la elaboración, distribución y venta” de droga.
Los clanes, uno a uno
El primer clan es el del Peto, pues así se conoce a su líder, Antonio G.S. Estaba compuesto por este acusado; su mujer, Beatriz V.B. alias Bea; y Jordi G.S. alias Jordi. Los dos primeros “explotaban” un punto de venta que también hacía las veces de “fumadero” en la calle Serrezuela y “los días pares” se dedicaban a lo mismo pero en otro inmueble en la misma vía. En sus domicilios se encontró cocaína, heroína, éxtasis o resina de cannabis. En la casa donde residían y donde fueron detenidos, como ejemplo, había “una raya de cocaína preparada para ser esnifada en la habitación de los niños”. El valor total de la droga intervenida a este clan era de 18.223 euros.
El segundo clan, conocido como el de los Madera, estaba liderado por Juan M.H. alias Gitano, y lo completaban su esposa, Eloísa J.G. alias Elo; su hermano Jesús M.H. alias Bola; Eloy D.P. alias Richard; y Lucio S.E. alias Lucio. Todos “adquirían, fabricaban, distribuían y vendían rebujao [mezcla de cocaína y heroína] y basuco [cocaína de ínfima calidad]” en Burguillos y Guillena. Igualmente disponían de varios fumaderos en la calle Serrezuela, algunos “de uso compartido con el clan del Peto los días impares”. Dos de sus componentes, además, ofrecían un sistema de “telecoca” a domicilio para “compradores de localidades próximas”. En los registros, los investigadores hallaron coca, heroína, cannabis o metadona por un valor total de 251 euros.
Este clan tenía como proveedores de cocaína “de gran pureza” a César P.G. y Elisabet M.O., dos vecinos de Pino Montano que también servían material a “otros grupos de menor escala”. Ambos fueron parados en noviembre de 2019 en su barrio cuando llevaban en el coche un kilo de coca con un 80% de pureza y un valor de mercado de 40.268 euros.
El tercer y último clan es el del Picadura, sobrenombre de su líder Manuel R.A. Los otros miembros juzgados fueron Rafael B.M. alias Fali y Miguel P.G. alias Miguelín. También fabricaban y vendían droga en varios inmuebles de Burguillos. El Fali, además, “colaboraba activamente” con los Madera abasteciendo sus puntos de venta. Cuando la casa del Picadura fue registrada, el narco llevaba 30 gramos de coca en una bolsa escondida “en sus genitales”. Dos meses antes, al ser parado por la Policía Local cuando iba en coche, les dijo a los agentes “podéis buscar todo lo que queráis, porque la droga la tengo en mi casa”. A este clan se le incautó el mismo tipo de sustancias que al resto, en su caso por un valor de 4.475 euros.
Toxicómanos a su servicio por micras de droga
“Todos los acusados se coordinaban para las funciones de vigilancia, abastecimiento, venta y distribución. Y de forma itinerante solían valerse de toxicómanos para realizar pequeños trabajos (aviso de presencia policial, pequeños portes de droga, esconder o dar salida a efectos sustraídos...) a cambio de micras de droga”, detallaba el fiscal en su relato, con el que los encausados mostraron su conformidad delante del tribunal. Los trece traficantes, además, “no realizan actividad profesional alguna y carecen de ingresos” al margen de la venta de droga.
La Sección Cuarta anticipó el fallo en la sala y declaró firme la sentencia. Las mayores penas son para los proveedores: César P.G. aceptó tres años y un mes de cárcel más 25.000 euros de multa por un delito contra la salud pública y Elisabet M.O., dos años y 15.000 euros por cómplice. Los líderes de los clanes se conformaron con un año y nueve meses de prisión y el resto de componentes de cada grupo (ocho acusados en total) firmaron un año y medio. Las multas son de 9.200 euros para los miembros del clan del Peto, 2.500 euros para los del clan del Picadura y sólo 160 euros para los Madera.
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