El presunto asesino de Virginia quería "mucho mucho" a la víctima pero tras el crimen estaba "todo el día quedando con mujeres"
Violencia de género
Alfredo G.C. asegura en la Audiencia de Sevilla que no recuerda cómo acabó con la vida de su pareja y que "en ningún momento" pensó en matarla, a pesar de que se sentía traicionado por su relación con otro hombre
La jefa de Homicidios revela que el acusado "siempre iba detrás del dinero" de la víctima y que en las semanas posteriores al suceso "estaba todo el día intentando quedar con mujeres y bebiendo alcohol"
La defensa de un presunto asesino machista en Sevilla: "Si alguien quiere matar a alguien, no lo hace en una casa repleta de gente"
Alfredo G.C., el ciudadano boliviano acusado de asesinar a su pareja en un piso de la Macarena y ocultar después su cuerpo en el río Guadalquivir, ha declarado este lunes ante el Tribunal del Jurado de la Audiencia de Sevilla después de que su comparecencia se aplazase el pasado viernes. El encausado, cuya defensa se basa en gran parte en que estaba borracho y obcecado por los celos, no ha tenido ningún problema en recordar el elevado número de "litronas" que compró o bebió durante el día y la noche de los hechos, pero al llegar a la hora del crimen ha asegurado que no se acordaba de nada, sólo de que discutió con la mujer. "En ningún momento se me pasó por la cabeza matarla, la quería mucho mucho", ha explicado, aunque también ha admitido que se sentía traicionado porque ella tenía una relación con otro hombre. Y a eso ha añadido que sólo se percató de que estaba muerta una vez que habían transcurrido varias horas. Hasta entonces, al verla tendida en la cama, pensó que "se estaba haciendo la dormida".
El investigado, para quien la Fiscalía y la familia de la víctima solicitan un total de 29 años de cárcel, ha narrado que llegó a España en 2006, que trabajó en el campo y la construcción y que la casa donde vivía y donde murió Virginia estaba a su nombre. La relación con ella empezó en 2012, se interrumpió en 2020 y se retomó en 2021.
Los hechos ocurrieron entre el domingo 24 y el lunes 25 de abril de 2022. Ella llegó al piso el sábado "sobre las tres y media de la madrugada" con una amiga con la que "se quedó bebiendo cerveza en el salón". Él se unió a ellas a la mañana siguiente, después fueron llegando otros compatriotas y estuvieron toda la jornada "bailando, todo bien". Todo cambió cuando le vio unos "chupetones" en el cuello que no eran suyos. "Me puse furioso", ha admitido Alfredo G.C. Y entonces discutió con ella e intentó agredirla. El resto de asistentes a la fiesta lo echaron de la casa y ya en la calle se encontró con un amigo y se bebió "cinco vasos" más de cerveza.
Sobre la medianoche retornó al piso, ubicado en la calle Ágata. "Estaba con rabia, nervioso, no sabía qué hacer", ha proseguido. "Ella fue a cambiarse porque decía que no quería estar en el piso. Yo fui a atajarla y discutimos", ha detallado. Y ya está, porque del momento en que supuestamente la asfixió hasta la muerte ha asegurado que no se acordaba. Su siguiente recuerdo es que "estaba tendida en la cama". "Pensé que se estaba haciendo la dormida", ha asegurado.
A la mañana siguiente, ha continuado, salió a la calle y siguió bebiendo cerveza con algunas de las personas con quienes había compartido la fiesta. Al mediodía regresó al inmueble y entonces, ha dicho, sí se dio cuenta de que Virginia estaba muerta. "Me asusté, estaba muy nervioso y salí a dar una vuelta. Me tomé dos jarras de cerveza", ha contado. Después volvió al piso: "Me daba miedo entrar en la habitación", ha comentado. Cuando por fin entró, metió el cuerpo en "unas sábanas y unos plásticos" y por la noche lo llevó hasta el lugar donde apareció dos meses después, a finales de junio, cuando se lo confesó a la Policía.
"La primera y la segunda vez me negué a hablar, me di mucho a la bebida, pero cuando me detuvieron ya no podía más, no dormía bien", ha narrado antes de que su abogada le haya preguntado si alguna vez tuvo la intención de matar a Virginia: "En ningún momento se me pasó por la cabeza hacer eso, no podía creerlo, la quería mucho mucho", ha respondido. "A lo mejor no habría pasado si ella...", ha agregado, aunque su letrada lo ha interrumpido antes de que acabara la frase. En todo caso, le ha consultado si se sentía "traicionado" y ha contestado que "sí". Y ha cerrado su declaración pidiendo perdón a la familia de Virginia y afirmando que está muy arrepentido.
Unos minutos más tarde, de hecho, ha comparecido como testigo el presunto amante de la víctima, que efectivamente ha confirmado que lo era. Primero tuvieron una relación que duró un año y después se vieron de manera más esporádica. Días antes del crimen, según ha corroborado, tuvieron relaciones íntimas. Este hombre, también boliviano, ha aclarado que era ella quien lo "buscaba" y que coincidían sobre todo "en la discoteca". "Me dijo que quería volver conmigo, pero le dije que no", ha desvelado.
Homicidios: "Siempre iba detrás de su dinero"
Tras el procesado ha sido el turno de la jefa de Homicidios, que ha dado una versión bastante alejada de ese supuesto arrepentimiento del homicida. Para empezar ha recordado su primera condena por maltratar a Virginia, a la que amenazó de muerte y abofeteó "por un tema económico", ya que "siempre iba detrás de su dinero e intentaba quitarle su tarjeta". Eso ocurrió meses antes del crimen, pero para reafirmar esa hipótesis ha destacado que en las horas posteriores al asesinato ya hizo una primera extracción bancaria con la tarjeta de crédito de la fallecida. "La tuvo desde el minuto uno", ha resaltado. Y de nuevo en alusión a la actitud del investigado tras la desaparición de su pareja, la policía ha insistido en que "estaba todo el día intentando quedar con mujeres y bebiendo alcohol".
Alfredo G.C. también trató de borrar cualquier rastro de su actuación en la noche del 25 de abril. Por ejemplo, pagó 2.000 euros a un compatriota para que asegurase que había visto a la víctima con su amante en una discoteca el 1 de mayo. A otra paisana le dio 5.000 euros por si necesitaba un abogado. Y a una tercera le facilitó el móvil y el ordenador de Virginia para que los llevase a Bolivia. Esta última señora fue interceptada por las autoridades en el aeropuerto de Madrid y acto seguido llamó a Alfredo "para decirle que tuviese cuidado".
La Policía Nacional tuvo "la convicción" de que Virginia había fallecido "esa misma noche" en que discutió con Alfredo. Él, para reprocharle su relación con el otro varón, le había dicho que le pagaba "la casa y la cama" y ella le había replicado que "era viejo y aburrido" y que prefería estar con el amante porque era "más hombre".
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