Tribuna Económica
Gumersindo Ruiz
La casita de Jesús
Juicio asesinato Parque Amate
La segunda jornada del juicio con jurado sobre la muerte violenta de una mujer en el Parque Amate de Sevilla en julio de 2017 ha arrancado con la declaración del inspector jefe del Grupo de Homicidios. En su testimonio, afirmó que en el momento de la detención, el acusado, Miguel Ángel Fernández, reconoció el homicidio y "decía con vehemencia que no había penetrado a la mujer". Algo que fue confirmado por los forenses que, aunque en un la autopsia preliminar determinaron la existencia de desgarro anal y vaginal, en un informe posterior se comprobó que estas lesiones fueron causadas al ser quemado el cadáver.
La forense que estuvo en el levantamiento del cuerpo ratificó su informe, en el que se señalaban, entre otros aspectos, restos de sangre seca en la cara, sobre todo en el orificio nasal derecho y en este mismo lado de la boca. También presentaba erosiones en talones y omóplato "provocadas por arrastre". A esto se suman una serie de hematomas con forma de dedos en los brazos que indican que presionó para inmovilizar a la víctima "que no se pudo defender".
Los facultativos explicaron que la estrangulación fue manual "por la existencia de señales de uñas clavadas y hematomas con forma de dedos. En cualquier caso, establecieron la causa de la muerte por "un cuadro de estrangulación y presión de orificios de entrada de aire con una violencia muy importante que fracturó el cartílago tiroides (la nuez). Además tenía lesiones en la boca y en la base de la lengua, a las que se sumaban una serie de golpes en la cabeza". Respecto al análisis toxicológico de la víctima se le detectó policonsumo de cocaína y derivados, opiáceos y ansiolíticos".
De hecho, el procesado declaró a la policía primero, y ante el tribunal después, que habia invitado a droga a Pilar C. G. a consumir droga a cambio de manterner relaciones sexuales, además de pagarle 20 euros "en billetes y monedas".
Según el inspector jefe, Miguel Ángel Fernández estaba muy preocupado "por la opinión de su familia, que había hecho un esfuerzo por acogerlo después de haber cumplido condena por la violación en Badajoz". Por otro lado, los familiares que viven con el acusado, su hermana, un cuñado y la pareja de Miguel Ángel Fernández, confirmaron era fumador y que la noche de autos "no apareció en casa hasta la mañana siguiente".
En su testimonio recordó que el primer aviso sobre el suceso llegó a través de una empleada de Lipasam a quien una persona "no identificada" le dijo que había un hombre ardiendo el parque. De este modo, sobre las 9:00 del 27 de julio la Policía encontró cerca de una zona de adelfas próxima a la entrada del parque por la Glorieta Primero de Mayo el cadáver de una mujer semiquemada, sin zapatos, desnuda de cintura para abajo y con la parte superior de la ropa remangada y sin ninguna identificación. "Por la situación del cadáver sospechamos de un homicidio de carácter sexual y para evitar la desaparición de posibles restos de la víctima, paralizamos el servicio de basuras, aunque la búsqueda no dio resultado", explica el inspector.
Otro de los aspectos que pudieron observar en cuanto llegó la Policía es que el incendio era relativamente reciente. Respecto a la identificación de la víctima, esta fue posible por un tatuaje con las letras P y J que en las bases de datos de la policía fue asignado a Pilar C. G., "que fue confirmada por los compañeros de huellas".
El inspector jefe del Grupo de Homicidios recordó que en un primer momento se entrevistaron con varias personas del entorno de la víctima, que confirmaron que, a veces, ejercía la prostitución en el Polígono Carretera Amarilla. De hecho una ONG que reparte preservativos entre las prostitutas de esta zona confirmó que la víctima había pasado por allí sobre las 23:45 del día de los hechos. Además, en las imágenes de la cámara de seguridad del Centro Comercial Los Arcos, donde solía pedir limosna, aparecía esa noche con una mochila que no apareció en el parque. " Que el autor del crimen se hubiera llevado los efectos personales del paruqe nos hizo pensar en una persona con experiencia en este tipo de delitos", explicó el inspector jefe.
Según el relato del policía, cuando se acabó la droga, la mujer se quiso marchar y el acusado la inmovilizó, llegando a apretar el cuello mientras que la víctima estaba en el suelo hasta que dejó de moverse "con objeto de mantener relaciones sexuales hasta que sube la parte de arriba y se da cuenta de que no respiera. Después se fue a otro punto de venta a comprar droga para seguir consumiendo y regresa al parque, según declara durante la instrucción, para comprobar que no se dejó ningún objeto personal y
El acusado, Miguel Ángel Fernández, tiene antecedentes por agresiones sexuales "de corte similar" como el ocurrido en Villanueva de la Serena en agosto de 2003 y por el que cumplió 9 años y seis meses de prisión. "Cuando establecimos que era el autor, después de cotejar el ADN encontrado en una gavilla de hierro cerca del cadaver, estaba en prisión provisional por una supuesta agresión sexual con la misma técnica en el Parque del Tamarguillo", aclaró el inspector jefe ante el tribunal.
Por su parte, los forenses que trataron al acusado en la prisión de Badajoz declararon por videoconferencia y ratificaron que Miguel Ángel Fernández no posee ninguna enfermedad mental sino un trastorno antisocial.
Además del inspector jefe del Grupo de Homicidios y los forenses, tanto del Instituto de Medicina Legal de Sevilla como los de Badajoz, durante el juicio testificaron los padres de la víctima, que emocionaron a alguno de los miembros del jurado con su declaración.
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