El acusado de matar a su compañero de chabola en Camas reconoce que las palizas eran habituales, pero “se le fue la mano”
Jurado Popular
Francisco y El Catalán eran vecinos de chabola desde hacía unos 16 años. En realidad, según declaró Francisco, él había “arrecogido” al Catalán y le había construido la vivienda que el chatarrero utilizaba. Al parecer, y según Francisco declaró ante el tribunal del jurado que enjuicia la muerte del catalán en la Audiencia de Sevilla, las palizas entre ellos eran algo habitual hasta que en una de estas peleas, el 18 de febrero, los golpes supuestamente provocados por Francisco mataron a José Luis, alias El Catalán. Según el propio acusado afirmó, "esta vez se me fue la mano".
El jurado tendrá que decidir si Francisco S. G. mató con alevosía y sin que la víctima pudiera defenderse a José el Catalán. Se enfrenta a una petición de 18 años de cárcel por el delito de asesinato y de tres años por el de hurto del teléfono móvil, la tablet y 1.700 euros de la tarjeta de la víctima.
Su entonces pareja, que tiene un trastorno límite de personalidad, se enfrenta a siete meses de cárcel por un delito de omisión del deber de socorro al considerar el Ministerio Fiscal que la mujer pudo haber llamado a emergencias puesto que la víctima estuvo agonizando durante cuatro días. Por su parte, las defensas han solicitado la libre absolución de los acusados.
El acusado, Francisco S. G. ha comenzado su declaración asegurando que está "para aclarar esto" y que su relación con la víctima "era de amistad" desde que José Luis M. M., conocido como El Catalán, llegó "tieso" ha Sevilla y lo acogió, construyéndole incluso una chabola al lado de la suya. La noche del 18 de febrero de 2022 "empezó el espectáculo", explicó. "El Catalán llegó increpando, me vestí, me puse los guantes, le golpeé en la cara y cayó al suelo. No podía dejar que se levantara porque era un hombre de unos 100 kilos acostumbrado a llevar chatarra desde Camas a Su Eminencia. Así que cogí lo primero que encontré que era una barra de cortina y le golpeé en todos lados para que no se levantara", manifestó a preguntas de la Fiscalía.
En cualquier caso, negó que le apuñalara o que mordiera, como aparece en el informe forense según el Ministerio Público. Sobre la razón de la pelea, el acusado aseguró que cada vez que El Catalán tomaba tinto y trankimazin se ponía violento, "y ese día yo tampoco iba descalzo, porque me había tomado 20 pastillas de trankimazin". Asegura que él era "la única familia" del Catalán.
Respecto a la retirada del dinero de la cuenta de la víctima, el acusado dijo que lo hizo como pago de las "ocho gafas que me había roto en diferentes peleas y por los cuatro perros que me había intoxicado". Francisco S. G. afirmó que no avisó al 061 "porque como había pasado otras veces, se solía recuperar solo después de las peleas". Es más, aseguró que tenía "algo de conocimientos médicos" y estuvo cuidando a la víctima después de la paliza con "amoxicilina, ibuprofeno y enantyum plus" y que "estaba tan tranquilo viendo el equipo de fútbol sala femenino del Barcelona".
El acusado reconoció que tenía debajo del colchón tres espadas y una motosierra en el baño, "para defenderse de los rumaníes".
El miedo de la acusada
La entonces pareja del acusado, Antonia G. G., que padece un trastorno límite de personalidad, ha realizado una declaración donde ha quedado patente el miedo que le produce Francisco. De hecho, comenzó a temblar al cruzarse con el acusado en la sala. Afirmó que ella no entraba nunca en la chabola de la víctima porque "apestaba", y que el Catalán era su amigo, llegando incluso a colocarse entre él y su entonces pareja en alguna de las peleas.
"Si contesto, me puede pasar algo", comenzó su declaración. "Le tengo miedo", afirmó. "Sabía que uno de los dos iba a terminar más, o él o el catalán". Incluso durante su testimonio ante el jurado, dirigiéndose al acusado, le increpó: "Ahora si quieres me puedes matar a mi. Has dejado un testigo vivo".
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