El acusado de matar a una mujer en la zona de la Cruz Roja solo reconoce haberle robado

Jurado popular

La hija y la pareja de la fallecida reconocen la toalla con la que supuestamente asfixió a la víctima

El juicio tiene lugar ante un jurado popular en la Audiencia de Sevilla
El juicio tiene lugar ante un jurado popular en la Audiencia de Sevilla

El acusado de matar a una mujer en la zona de la Cruz Roja asfixiándola con una toalla en julio de 2020 y después quemar el colchón donde yacía el cadáver, ha reconocido que se llevó la cartera, dos móviles y un portatil de casa de la víctima, pero niega haberla matado. Según declaró ante el tribunal del jurado, ese día Jorge A. G, habia contactado con la mujer a través de una web de citas desde un bar en la avenida de Kansas City. El hombre aseguró que en esa época "estaba en el paro y vivía en la calle" y pagó los servicios sexuales de la víctima con 50 euros que le dejó "un coleguilla". Jorge A. afirmó haber pagado a la víctima con 40 euros, aunque tanto el fiscal como la acusación particular, ejercida por Alejandro Gómez Luna, le recordaron durante su testimonio ante el tribunal, que solo llevaba cinco euros en efectivo cuando fue detenido, al día siguiente de los hechos.

Jorge A. G. asegura que cuando salió de la casa, la mujer seguía viva, "se estaba duchando y fue cuando aproveché para irme llevándome la cartera, un ordenador y dos móviles". La defensa, ejercida por Antonio Ruiz, sostiene que fueron otros quienes mataron a Rosalía G. , puesto que no encontraron ADN ni huellas del acusado en la vivienda "y la caja de caudales estaba abierta y el armario revuelto".

Sin embargo, la jefa del Grupo de Homicidios ha sido contundente. El posicionamiento de los móviles tanto del acusado como de la víctima, sitúan a Jorge A. G.en el piso de la mujer en el momento de la muerte y descarta la presencia de terceras personas que pudieran cometer el asesinato.

La pareja de entonces de la víctima, que había sido antes su cliente y que conocía sus rutinas, asegur´al tribunal que la mujer "no le diría nunca a nadie que se quedara en la casa mientras ella se duchaba porque era muy cautelosa". De hecho, nunca quedaba en el domicilio, sino en un bar cercano. Preguntado por la defensa por las prácticas sexuales que ofrecía la víctima, afirmó que se "plegaba a lo que el cliente pedía, pero siempre dentro de un orden". Sobre sus sentimientos ante el trabajo de su pareja, afirmó que era un trabajo "como otro cualquiera y yo me enamoré de la persona".

Ante el tribunal, Jorge A. reconoció "hacer un uso fraudulento de la tarjeta", insinuando que sería "absurdo" utilizarlas sabiendo que había muerto la titular de la cuenta. Asimismo, al mostrarle la toalla que presuntamente le dio la víctima para que se aseara, negó haberla utilizado. Él afirmó que la prenda era violeta mientras que la mostrada en el juicio era naranja. Sin embargo, tanto la hija de la fallecida como la pareja de la víctima las reconocieron como las que tenía la mujer en su domicilio.

Respecto a los antecedentes del acuasdo por un robo con las mismas características en casa de una anciana en Coria del Río, el acusado dijo haber aceptado los hechos "por un mal consejo del abogado que tenía entonces", negando haberla asfixiado. "La cogí por el cuello y la mujer se desmayo. Eso es lo que pasó".

Por su parte, la hija de la víctima, que explicó que era "uña y carne" con su madre, afirmó desconocer que la mujer era prostituta. Fue ella quien alertó de los cargos en la tarjeta al consultar la cuenta mientras viajaba desde Barcelona a Sevilla cuando la policía le avisó qde que habían encontrado a su madre muerta. El acusado llegó a utilizar la tarjeta hasta en 16 ocasiones después de muerta la mujer.

El fiscal solicita para el acusado, Jorge A. G.,. 23 años de prisión por un delito de asesinato; cinco años de cárcel por un delito de robo con violencia con la agravante de reincidencia; dos años de prisión por un delito de daños mediante incendio, y el pago de una multa de 360 euros por un delito leve continuado de estafa, así como que indemnice con 60.000 euros a la hija de la víctima en concepto de daño moral y con 10.536,60 euros al propietario de la vivienda por los daños materiales causa.

Por su parte, el abogado Alejandro Gómez Luna, que ejerce la acusación particular en nombre de la hija de la asesinada, eleva su petición a 33 años por delitos de asesinato (25 años), robo violento (5 años) y daños (3 años). A ello añade 100.000 euros de indemnización a la hija y 195 euros por los 16 gastos que hizo con la tarjeta que robó a la víctima.

Según la Fiscalía, el 20 de julio de 2020, el acusado concertó una cita con la víctima para mantener relaciones sexuales a las 18:00 de esa tarde. Para quedar con ella utilizó una web de contactos donde se anunciaba. Como precaución y medida de seguridad, la mujer le indicó sólo que la vivienda se situaba en la zona de la Avenida de la Cruz Roja de Sevilla. Una vez en el domicilio, el acusado fue invitado por la fallecida a ducharse en el baño contiguo al dormitorio principal donde iba a tener lugar la relación, para lo que le facilitó una toalla.

Según expone el fiscal, mientras la mujer estaba tumbada en la cama, ante "la situación de indefensión que aquella presentaba y el supuesto propósito de la visita para, colocándose encima de ella y anudándole al cuello una toalla, proceder a presionar el mismo con objeto de darle muerte hasta producírsela por asfixia mecánica, empleando para ello tal fuerza física que llegó a fracturarle la primera costilla de ambos lados". Tras coger los dos móviles, la cartera y el ordenador de la víctima, "a fin de eliminar cualquier vestigio biológico que pudiera asociarlo al lugar", recogió una toalla que había empleado y, usando un medio no determinado, prendió fuego al colchón donde yacía el cadáver, abandonando a continuación la vivienda.

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