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UGT-A imputó a las ayudas de la Junta un curso de “21 horas y 33 minutos al día”

Juicio por las presuntas facturas falsas

Un guardia civil que participó en varios atestados reconoce que le llamó la atención esa "ratio" pero aclara que nunca ha dicho que la factura correspondiente a esa acción formativa fuese falsa

El juez no admite preguntas sobre supuesta información "irrelevante" que apareció en los informes de la investigación, como aquella frase de Carmen Castilla diciendo que Susana Díaz era "muy fea"

La Comisión Ejecutiva de UGT Andalucía “no trataba” las solicitudes de subvenciones de la Junta

Panorámica de la sala de la Sección Tercera de la Audiencia de Sevilla el primer día del juicio. / Francisco J. Olmo (E. Press)

El juicio a antiguos responsables de UGT-Andalucía por un presunto fraude en subvenciones se retomó ayer en la Audiencia de Sevilla con un interminable interrogatorio a un sargento de la Guardia Civil que ofició como secretario de varios atestados durante la investigación. Más allá de la luz que aportase al tribunal, que diríase que fue más bien poca, lo interesante de su confrontación con las defensas fue el intento de algunas de sonsacarle que los investigadores reflejaron información “irrelevante” en sus informes. El fiscal de Anticorrupción también contraatacó y extrajo del testigo una referencia a un curso de formación que, según la documentación del sindicato, ocupaba a los alumnos “21 horas y 33 minutos al día”.

“Sí que me llamó la atención esa ratio de horas”, reconoció el sargento primero. “Pero no dije que esa factura fuese falsa”, matizó a preguntas de la abogada del consejero delegado de Soralpe, Enrique Goicoechea.

En cuanto a la supuesta intrascendencia de partes de algunos atestados, el agente no llegó a contestar nada porque el presidente del tribunal respondió rápidamente al letrado Luis López de Castro, que fue quien planteó esa duda como defensor de Federico Fresneda, ex secretario general de Administración de UGT-A. “También son irrelevantes para el enjuiciamiento”, le espetó Ángel Márquez.

El abogado defensor citó dos de esos datos que aparecían en los atestados. Uno, el nombre de la mujer que “ponía las inyecciones” a Manuel Pastrana, entonces máximo responsable de UGT-A.Y otro, la conversación telefónica entre el acusado Francisco Fernández Sevilla, secretario general de la federación, y Carmen Castilla, actual diputada del PSOE, en la que esta última protestaba por que la comparasen con la presidenta de la Junta: “Susana [Díaz] es muy fea”, le soltó.

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