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“Toda Sevilla sabía que Criado era un presunto abusador y al final ha caído”

La condena al psiquiatra Javier Criado

La abogada Inmaculada Torres cree que estos delitos no deberían de prescribir

Condenado a un año de cárcel el psiquiatra Javier Criado por el trato "soez y humillante" a una paciente

La abogada Inmaculada Torres, que ha ejercido la acusación contra Javier Criado. / Juan Carlos Vázquez

Un día después de que se haya conocido la sentencia que condena a un año de cárcel al psiquiatra Javier Criado por haber vejado en su consulta a una de sus pacientes, la abogada que ha ejercido la acusación ha mostrado su satisfacción por lo que representa esta condena tras años de denuncias por la mala praxis del acusado. Cuando se le pregunta a Inmaculada Torres por sus sensaciones tras esta sentencia, la letrada lo explica de esta forma: “Tengo las mismas sensaciones que debieron tener los americanos tras la condena a Al Capone. Todos sabían que era un asesino y un gánster, pero sólo pudieron condenarlo por defraudar a Hacienda. Aquí, toda Sevilla sabía que Javier Criado era un presunto agresor/abusador sexual, y al final ha caído, aunque sea por un delito contra la integridad moral”.

Torres añade que esta sentencia viene a reconocer “la única verdad que venimos manteniendo desde hace años, porque, más allá de que se juzgara un solo caso (el más leve, por suerte para la víctima), otras pacientes tuvieron la oportunidad de contar a una juez la verdad de lo que pasaba en el interior de la consulta, y han contribuido a la condena, al quedar acreditada la verdad material que, en este caso, se corresponde con la verdad judicial, siendo la sentencia un reconocimiento para todas las víctimas”.

Durante el juicio a Criado, uno de los lemas con los que la asociación Veritas –creada por las víctimas del psiquiatra sevillano se concentró en los juzgados– era que “el dolor de las víctimas no prescribe” y de hecho la asociación inició una campaña para modificar el Código Penal para que este tipo de delitos no prescriba.

La sentencia es “un reconocimiento para todas las víctimas” del psiquiatra sevillano

“Estos delitos no deberían prescribir o, al menos, deberían tener unos plazos de prescripción que no empezaran a correr hasta que la víctima pueda denunciar. La mayoría de las personas que han sufrido una agresión de estas características tarda años en poder asimilarlo y contárselo a sus seres queridos o, incluso, denunciar. Hay que tener en cuenta esto en la Ley. Todo lo demás es proteger al violador”, ha afirmado Inmaculada Torres, que ha lamentado que a pesar de haberse reunido con distintos grupos políticos en el Congreso esta propuesta para que no prescriban estos delitos no ha sido recogida.

En cualquier caso, la condena al psiquiatra supone una “gran victoria” para las víctimas, aunque la letrada cree que todavía quedan cosas que se pueden hacer en torno a este caso. “En el terreno judicial, tenemos que analizar aún la sentencia más detenidamente para ver si nos abre nuevas vías, y en el plano social, creo que hay que seguir denunciando este tipo de conductas, que antes contaban con el silencio cómplice de personas e instituciones de la ciudad a las que acudieron estas víctimas”.

El fallo, prosiguió Inmaculada Torres, es un ejemplo que “puede servir a otras personas que están en el mismo caso para que no se callen y denuncien. La Justicia empieza a darles la razón tras años de lucha. Hemos abierto una puerta a la esperanza de la que nos sentimos muy orgullosos”.

La sentencia del juzgado de lo Penal número 9 de Sevilla condenó a un año de cárcel al psiquiatra que fue juzgado por un delito contra la integridad moral por el trato “inapropiado, soez y humillante” a una de sus pacientes. La juez apreció la circunstancia atenuante de dilaciones indebidas, por lo que le impuso un año de prisión y la prohibición de comunicarse y aproximarse a menos de 300 metros de la víctima durante un plazo de dos años, así como que indemnice con la suma de 5.000 euros a la denunciante en concepto de daños morales derivados del delito objeto de condena.

A la hora de imponer la pena de prisión, la juez valora la “gravedad” de los hechos, “dañando con su conducta la integridad de una persona muy vulnerable, en atención a su concreta situación médica, y de igual modo, el hecho de que la acción no ha sido un acto aislado”.

La sentencia declara probado el trato “inapropiado, soez y humillante” del acusado

La juez declaró como hechos probados que la denunciante asistió a la consulta privada del acusado los días 20 y 26 de enero y 4 y 9 de febrero de 2015 –a la primera de ellas acudió acompañada de su esposo–, recibiendo “en todo momento un trato inapropiado, soez y humillante por parte del acusado”. La magistrada describe distintas frases que el acusado profirió a la denunciante, en las que, “de forma frecuente, se dirigía a ella con expresiones tales como “loquita” (en ocasiones incluso delante de otros pacientes), diciéndole asimismo que “esta loca no se cura” al tiempo que mantenía con ella una actitud jocosa por “ser seguidora del Real Betis Balompié o gustarle la Semana Santa”.

En la primera de las consultas, cuando la paciente acudió acompañada de su esposo, quien le refirió sus antecedentes psiquiátricos, el psiquiatra, lejos de interesarse por su historial médico, empezó a indagar sobre su vida sexual, y se dirigió a aquella diciéndole “entonces tú no tienes claro si te gusta más una polla o un coño” (después de comentar él que ella le había planteado alguna vez dudas sobre su identidad sexual), recoge la sentencia.

En consultas posteriores, el acusado mantuvo “idéntica actitud hacia ella”, empleando expresiones fuera de lugar. Así le preguntaba “cuantas veces había follado esa semana” o le comentaba que mandarle pastillas era para nada “porque con un buen polvo se curaba” y que “lo que era grave era no follar y que si no follaba con su marido algo se tendría que hacer”... instándola a que “se pusiera tangas rojos, tacones altos y rojos... porque eso era lo que a su marido y a cualquier hombre se la pondría así” (haciendo gesto con el brazo simulando una erección), recoge el fallo.

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