El SAS, demandado por perder un cordón umbilical, defiende ante el juez que las células madre "no tienen utilidad clínica"
Un caso novedoso
Los padres demandantes reclaman 141.000 euros y dos médicos del hospital Virgen del Rocío, entre ellos Guillermo Antiñolo, les replican que no sufrieron ningún perjuicio y que "la medicina va hoy por otro lado"
El perito del SAS recalca que "el tema de las células madre del cordón umbilical es más de prensa amarilla que de ciencia"
Una pareja sevillana reclama 141.000 euros al SAS por la pérdida del cordón umbilical de su hija
El Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 9 de Sevilla celebró ayer la vista por un caso realmente novedoso: la demanda de una pareja contra el Servicio Andaluz de Salud (SAS) por perder el cordón umbilical de su hija en el hospital Virgen del Rocío. Los padres querían conservarlo por si pudiese ser utilizado en el futuro en el tratamiento de enfermedades de la niña, que ha heredado una mutación genética de la madre que afecta a la coagulación: la trombofilia. El SAS no negó el extravío del cordón, pero sí que eso causase un perjuicio a la familia. Y de hecho recurrió a varios expertos, entre ellos el prestigioso doctor Guillermo Antiñolo, para relativizar la importancia de las células madre del cordón, hasta el punto de afirmar que “no tienen utilidad clínica” o que su uso para curar enfermedades “es un tema más de prensa amarilla”.
Antiñolo, jefe de Obstetricia y Ginecología y director del departamento de Medicina Materno-Fetal, Genética y Reproducción del Virgen del Rocío, compareció como testigo-perito del SAS y marcó pronto la línea de su declaración a favor de la Administración. “El cordón umbilical no es utilizable con uno mismo, no puedes utilizar células con la misma mutación que quieres eliminar porque volvemos a la casilla de salida. Sólo las enfermedades hematológicas (de la sangre), y no todas, pueden tratarse con un trasplante de cordón umbilical”, indicó en primer lugar. Los demandantes, todo sea dicho, no querían conservar el cordón para curar la trombofilia, sino con vistas a posibles tratamientos de otros problemas de la niña en el futuro.
“No se le ha negado ninguna posibilidad a la hija”, espetó Antiñolo. “La medicina va hoy por otro lado. En cinco años o una década veremos que estos problemas se solucionan con trasplantes de células modificadas genéticamente. No pasa por las células madre del cordón umbilical ni de médula ósea, son irrelevantes. No vale la pena modificarlas, no tienen utilidad clínica, hay soluciones mejores”, profundizó. “Conservarlas no tiene utilidad, los cordones umbilicales autólogos (que se donan a uno mismo) no tienen ningún interés médico. Tiene tus propios genes, tú eres la única persona a la que no le van a servir”, insistió.
Cuando el cordón umbilical salió del paritorio, acabó en manos de un investigador que estudiaba el sarcoma infantil y que lo devolvió al advertir el error, aunque para entonces el material genético ya estaba perdido. En vista de que Antiñolo incidía una y otra vez en la poca utilidad de esas células, el abogado de los demandantes le preguntó si al menos valían para la investigación. “No se utilizaron para nada”, terció la abogada del SAS. “Alguna utilidad tendrán”, dijo Antiñolo.
“No estoy quitando importancia al cordón umbilical, sólo estoy señalando las limitaciones de su uso”, reiteró, aunque acto seguido, como colofón a su declaración, apostilló: “No le veo ninguna utilidad a guardar el cordón umbilical, yo jamás lo haría”.
Manuel Rodríguez, especialista en medicina legal y forense, profundizó en esa línea de defensa cuando se le preguntó si la niña había sido privada de alguna posibilidad de tratamiento en el futuro. “Para nada. El tema de las células madre del cordón es más de prensa amarilla que de ciencia, no es una práctica real. Guardar el cordón no tiene sentido, es una falsa promesa”, replicó. “Está claro que perdimos el cordón umbilical, pero también que no se ha producido un perjuicio”, remató el perito del SAS.
Lucas Cerrillo, jefe de Sección de Obstetricia y Urgencias del Virgen del Rocío y autor del informe que se trasladó a los padres en marzo de 2020, admitió que las células madre “se perdieron inmediatamente, posiblemente a los pocos días o al día siguiente del parto y de la extracción del cordón”. “Ahora tenemos circuitos de control de calidad, pero en esas fechas todavía no los teníamos”, comentó el testigo del SAS.
Los padres de la niña, nacida en enero de 2020, piden 116.780 euros por daño moral y 24.600 por el valor material del cordón umbilical, según consta en la demanda presentada por el abogado Juan Manuel Arteaga del Estad. “Médicamente carece de sentido”, opinó el perito del SAS respecto a esa valoración de unas secuelas que no se sabe si se van a producir, como admitió el perito de los propios demandantes. “La pérdida de posibilidades (para la niña) es un futurible, hoy en día no existe”, reconoció.
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