Juicio al Cuco: Carcaño regresa sin declarar a la cárcel y la juez escucha a los padres de Marta del Castillo

El reconocimiento de Javier García Marín, el Cuco, de que mintió hizo que la declaración de Miguel Carcaño y el resto de pruebas que debían practicarse en el juicio resulten innecesarias, con lo que Carcaño, que desde el pasado martes estaba en la cárcel de Sevilla-II, ubicada en Morón de la Frontera, volverá este mismo viernes a la prisión de Herrera de la Mancha (Ciudad Real), donde cumple la condena de 21 años y tres meses de prisión por el crimen.

De hecho, en la jornada de ayer fue trasladado desde la cárcel de Morón a Sevilla-I, donde este viernes será conducido de regreso a la prisión de Ciudad Real, según han confirmado a este periódico fuentes penitenciarias.

Carcaño, que ahora tiene 33 años, llegó a primera hora de la mañana del martes a Sevilla-II para prestar declaración como testigo en el juicio, después de que la juez acordara que debía acudir presencialmente al juzgado por si había que exponerle algún vídeo o declaración. Inicialmente se habían previsto cuatro sesiones del juicio –se habían reservado dos días más– para dar cabida a todas las pruebas testificales, pero la confesión de los acusados ha hecho innecesario que se practiquen las mismas, a pesar de la oposición de la abogada de la familia de los padres.

Precisamente sólo declararán hoy Antonio del Castillo y Eva Casanueva, únicos testigos que ha admitido la juez para valorar el posible “daño moral” causado por las mentiras del Cuco y su madre.

Entre los testigos que ya no declararán están el camarero del bar La Portada, el supuesto infiltrado en el entorno de la familia del Cuco, y el matrimonio que estuvo con los padres del Cuco en este bar, pero que sostiene en su declaración que ese encuentro fue la noche anterior al crimen.

También habían sido citados varios amigos que estuvieron o vieron al Cuco la tarde del 24 de enero de 2009, así como el abogado Fernando de Pablo, que ejerció la defensa del Cuco en el procedimiento de menores que acabó con su condena por encubrimiento.

Otra prueba que ya no hace falta es la declaración de los peritos de la Policía Científica que analizaron las grabaciones realizadas por el supuesto infiltrado, quienes acreditaron que dichas grabaciones no están manipuladas.