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Francisco Baena Bocanegra: "Esta medalla es un punto y seguido a mis 57 años de profesión"

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Francisco Baena Bocanegra: "Esta medalla es un punto y seguido a mis 57 años de profesión"

Para Francisco Baena Bocanegra ser abogado es toda una religión a la forma clásica de entender la fe. Una forma de vida que te transforma convirtiéndose en el eje de la vida. Pero es algo más, la elegancia y el trato exquisito con compañeros, clientes, jueces y fiscales. Lo galante y caballeroso sin afectación, de un modo tan natural que es de las primeras palabras que dicen cuando se le pregunta a alguno de los compañeros y amigos que le han acompañado en la imposición de la medalla al Mérito de la Abogacía. El Salón de Actos del Colegio de Abogados de Sevilla se quedó pequeño para la imposición de la Medalla al Mérito en el Servicio de la Abogacía. Dos veces consiguió poner al público en pie en una ovación cerrada y prolongada.

"Esta medalla es un reconocimiento de los compañeros a mi forma de entender la Abogacía. Si alguna vez he tenido dudas, si lo haces bien, este reconocimiento las despeja", explicaba entre abrazos de compañeros nada más terminar el acto.

El penalista Francisco Baena Bocanegra recibe la medalla al mérito de la Abogacía Española. / J. C. M.

La solemnidad del acto no estuvo reñida con la sensación de estar entre amigos. Incluso entre una reunión de antiguos alumnos de quien se ha convertido por méritos propios en una referencia de los abogados de Sevilla, Andalucía y España. Una medalla "que no es un punto final, ni siquiera un punto aparte, sino un punto seguido. No quiero darle el susto a ningún presidente de Sala de que me de un telele allí, pero pretendo seguir trabajando", aseguró ante un auditorio embelesado. Este reconocimiento ha sido "como un retrovisor" para hacer un recorrido por su vida profesional desde que en febrero de 1967 tomó la decisión de dejar de preparar las oposiciones a judicatura para ejercer como abogado. "Ahora es el momento de dejar el retrovisor en el suelo y mirar hacia delante en un camino que se hace trabajando y me sobran las energías", aseguró con la voz emocionada.

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Intervención de Baena Bocanegra

Y no era para menos. A pesar de haber llevado más de 17.000 casos a lo largo de su dilatada carrera ha confesado que se ha sentido "como cuando el fiscal hace un informe demoledor y piensas: ¿qué hago yo aquí?, pues eso es lo que me ha pasado hoy" recordó con la voz entrecortada por la emoción. La entrega de la Medalla al Mérito en el Servicio a la Abogacía estuvo presidido por el decano del Colegio de Abogados de Sevilla, Óscar Fernández León, la presidenta del Consejo General de la Abogacía Española, organismo que concede la distinción, Victoria Ortega, y el presidente de la Real Academia de Sevillana de Legislación y Jurisprudencia, Francisco López Menudo.

Durante su intervención, López Menudo glosó al homenajeado como "académico modelo siempre dispuesto". De hecho, Baena Bocanegra fue uno de los ocho fundadores de la Academia de Legislación y Jurisprudencia junto con Manuel Clavero Arévalo. "Un abogado que se mueve en el cogollo de justicia pura y dura". Por otro lado, Óscar Fernández, el decano del Colegio calificó a Bocanegra como un "abogado de raza" porque "su oficina, su fábrica y su hospital es su cerebro. Vive en el Derecho porque lleva la Abogacía en su corazón". Elogió además el continuo estudio y trabajo realizado por el letrado a lo largo de su carrera, "el compromiso vital en la tarea de conocer el Derecho" y el firme convencimiento que ha tenido siempre en la presunción de inocencia. Recordó que hasta hace poco, Francisco Baena seguía perteneciendo al turno de oficio de justicia gratuita "porque tiene debilidad por los asuntos raros, extraños y poco frecuentes que no tienen aportación económica pero sí hacer justicia".

El penalista Francisco Baena Bocanegra recibe la medalla al mérito de la Abogacía Española. / J. C. M.

El agradecimiento de Bocanegra fue toda una lección práctica de uno de sus rasgos distintivos: una oratoria fresca, que atrapa al auditorio y, sobre todo, convence. "No sé comunicarme de otra manera. 57 años de esta profesión te enseña a ejercitar la memoria, la improvisación y la palabra", afirmó para confesar seguidamente que mientras el decano del Colegio de Abogados y el presidente de la Academia de Legislación y Jurisprudencia glosaban su figura, su cabeza se fue a la "última sesión de radioterapia. En el lugar donde me cambiaba las paredes estaban llenas de notas de agradecimiento de enfermos como yo y en una de ellas ponía: El agradecimiento es el sentimiento del corazón. Y es verdad", concluyó con un hondo suspiro.

"Por encima de todo está respetar aquello que te hace feliz. Y a mi me hace feliz la Justicia: pedirla, rogarla, conseguirla". Tuvo palabras para sus amigos, su esposa, compañeros, y un simpático guiño a sus nietos: "Hoy no me dobla el viento, sino el sentimiento. Este es un momento al que se llega siendo fiel a mis principios. En esta profesión nadie es más que nadie, como me enseñaron grandes abogados en mis principios. He conocido a grandísimos juristas que de alguna manera han hecho al Francisco Baena de hoy". Entre otros, nombró a José Ramón Cisneros Palacios, "autor de una de las frases más ciertas: "La toga es el único uniforme sin bolsillos". Todo un repaso por la historia de la Abogacía sevillana: Manuel Rojo Cabrera, Francisco Capote Mancera o Antonio Ferrer Salas, entre otros. Otra de sus frases de cabecera es: "el cliente pasa, el compañero permanece".

Sólo un secreto para el éxito en la profesión: "Trabajo, trabajo y trabajo y cuando terminas, te das cuenta de que aún te queda algo por hacer". Eso sí, siempre "viviendo el problema del cliente, pero sin hacerlo propio para poder mantener la independencia del letrado. Aunque reconozco que en alguna ocasión mi propio amor propio, hablando en capicúa, me animaba a hacerlo mío", reconoció.

En cualquier caso, si como afirmó su mayor triunfo es "estar tranquilo con su conciencia y con el sentimiento de haber cumplido su deber", por la cerrada ovación tras su discurso parece que lo ha conseguido con creces. "Pero si a lo largo de mi carrera me equivoqué alguna vez, lo siento, pero no pido perdón porque hice lo que mi mente de abogado me pidió. Esta medalla es como si escuchara al oído: tranquilo, has entendido cómo debe ser la abogacía".

Fernández León destacó como sello propio el "estilo en sala" de Baena lleno de "imaginación, lenguaje no verbal, emociones y una gran capacidad para decir lo que piensa sin entrar en controversias" siempre con elegancia. En definitiva, con esta medalla, solicitada por el Colegio de Abogados de Sevilla y apoyada por diferentes instituciones, "se premia a una leyenda de la Abogacía Española, sigue luchando y dando muestras de entereza y fortaleza dentro y fuera del foro".

Pero el verdadero reconocimiento llega cuando tus compañeros de profesión muestran su cariño. El ex decano de Derecho, Alfonso de Castro, explicó que Francisco Baena Bocanegra es "la esencia de la figura del abogado sevillano, sobre todo en el ámbito penal. Todos sus clientes te dicen que descansan en él. Si hubiese que buscar una imagen de la abogacía sevillana, sería él".

Maestro y leyenda de la Abogacía sevillana

Juan Carlos Alférez resalta la suerte que han tenido los asistentes al acto de la imposición de la medalla "de poder oír y aprender, una vez más, de quien es un verdadero maestro y referente para todos. Paco es único e irrepetible y como el mismo nos dicho, afortunadamente, lo disfrutaremos durante largo tiempo". La admiración es patente en todos, para Óscar Fernández León, el decano del Colegio de Abogados de Sevilla, Bocanegra "es una leyenda de la abogacía sevillana, irrepetible, representante del pasado, presente y futuro".

El ex decano del Colegio, Óscar Cisneros, recordó la profunda amistad que tenía con su padre, José Ramón Cisneros Palacios, "con absoluta sinceridad, siempre dijo que aprendió mucho de él". Para el Fiscal Jefe de Sevilla, Luis Fernández Arévalo, "junto con Alfredo Flores, con quien tenía una profunda amistad, formaban el dúo mágico de la oratoria". El letrado de la Administración de Justicia de la Oficina del Jurado, Luis Revilla, afirmó que es "un referente como profesional, una persona leal y luchadora".

Por otro lado, Irene Amosa, del bufete Montero-Aramburu señaló "la grandeza y cercanía de una persona tan importante que, además, lo hace de corazón".

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