La Fiscalía pide hasta dos años y medio de cárcel por los incidentes de la Madrugada de 2017
Solicita 2,5 años de cárcel para cinco acusados y un año para otros dos, mientras que pide la absolución para cuatro mujeres al considerar que no tuvieron intención de alterar el orden público ni provocaron ningún tumulto ni lesiones
Califica los hechos como un delito de desórdenes pero no contra los sentimientos religiosos, al estimar que no se ha acreditado que tuvieran la intención de "hacer escarnio de los misterios cristianos que representan las procesiones de la Semana Santa"
La Fiscalía de Sevilla ha solicitado penas de hasta dos años y medio de cárcel para siete acusados por los incidentes ocurridos en la Madrugada de la Semana Santa de 2017, a los que acusa de un delito de desórdenes públicos pero no de un delito contra los sentimientos religiosos, dado que no considera acreditado que "tuvieran la intención de hacer escarnio de los misterios cristianos que representan desde el punto de vista religioso las procesiones de la Semana Santa o que intentaran directamente alterar, obstruir o impedir el normal desarrollo" de las procesiones que se vieron afectadas por estos actos que califica de "algaradas".
El Ministerio Público ha presentado su escrito de conclusiones provisionales en el juzgado de Instrucción número 5 de Sevilla, al que ha tenido acceso este periódico, en el que solicita una pena de 2,5 años de cárcel para cinco acusados, mientras que para otros dos procesados reclama una condena de un año.
La Fiscalía ha solicitado además la absolución de cuatro mujeres que sobre las 06:10 horas de la Madrugada del Viernes Santo de 2017 comenzaron a correr "sin causa justificada" cerca de la Puerta de Jerez, lo que provocó "el consiguiente barullo" entre el público que transitaba por la zona pero sin que se produjera "ningún tumulto ni lesiones de personas o daños en el mobiliario urbano".
El fiscal Federico Buero ha pedido la absolución de estas cuatro jóvenes porque considera que no está acreditado que su intención fuera la de alterar el orden público y no se desprenden elementos "probatorios de cargo suficientes para acreditar la naturaleza de infracción penal de los hechos al no darse los elementos que conformarían el tipo" del delito de desorden público.
El fiscal destaca como antecedentes inmediatos que sobre las 04:10 horas del 14 de abril de 2017 se produjo una pelea en un bar situado en la calle Arfe, mientras transitaban los primeros tramos de la cofradía del Gran Poder. A esa hora se produjo una disputa entre un grupo de jóvenes "a consecuencia de una incidencia menor con una de las chicas, de tal forma que uno de ellos cayó al suelo y otro se le echó encima para continuar la pelea". El público se separó de los contendientes, así como los nazarenos y una vez separados se fueron del lugar, recomponiéndose el orden entre el público y los nazarenos en un "breve lapso de tiempo".
Avalanchas, tumultos y carreras tras la pelea en la calle Arfe
Sin embargo, este incidente origina una serie de "avalanchas, tumultos y/o carreras de grupos más o menos numerosos de personas que recorren diversas direcciones con distintas bifurcaciones" que alcanzan desde la calle Arfe a la zona del postigo de la calle Almirantazgo, la Plaza del Triunfo, la Avenida de la Constitución, invadiendo "al parecer la zona de las isla de los abonados y la del tránsito de las hermandades". Dice el fiscal que especialmente intensas fueron las "diferentes algaradas" que se produjeron en la zona de la Plaza de la Magdalena, O'Donell, Murillo, San Pablo, Reyes Católicos y el final del Paseo de Colón, y que afectó a la hermandad de la Esperanza de Triana en su recorrido hacia la Campana.
Como consecuencia de estos hechos, un gran número de personas tuvieron que ser asistidas de "lesiones de diversas gravedad" y se vivieron situaciones de "pánico que se dieron en componentes de los cortejos procesionales, el público en general y en concreto los abonados de las sillas de la carrera oficial en los tramos afectados".
El fiscal considera, no obstante, que no está suficientemente acreditado que todos los tumultos y carreras de gente incontrolada tuviera como origen necesario la pelea en el bar de la calle Arfe, ya que "existen testimonios de hechos ocurridos a una hora similar a éste en otros puntos diferentes de la ciudad", ni tampoco aprecia que las oleadas de gente fueran "inmediatamente consecutivas unas a otras en los diversos lugares señalados, sino que tuvieron cesuras e interrupciones, restableciéndose la calma en lapsos de tiempo diversos".
Con respecto a los cinco primeros acusados -identificados como José S. M., Jonathan G. M., Julián. S. M., Francisco S. M. y José G. M-, el fiscal les atribuye su participación en un primer hecho que tuvo lugar sobre las 05:00 horas cuando, "previamente puestos de acuerdo y con el fin de causar alteración del orden e infundir miedo a las personas", aprovechando los incidentes que se habían producido por la pelea en el bar de la calle Arfe, accedieron a la confluencia de la calles Chapineros y Álvarez Quintero, cuando se acerca la banda de música de la Esperanza-Macarena, comenzaron a "vociferar, provocar ruidos y dar golpes al mobiliario urbano, lo que causó una situación de miedo entre los componentes de la banda, que interrumpen bruscamente la marcha que estaban interpretando y se tienen que acercar a las fachadas de los inmuebles de la calle Chapineros y provocando carreras del público que se hallaba en el lugar para alejarse del mismo incluso en la misma dirección que venía el cuerpo de nazarenos".
El fiscal precisa que estas dos calles son "puntos neurálgicos" en la Semana Santa porque transitan un gran número de cofradías y son calles estrechas que se encuentran colápsalas de público y en las que es necesario en ocasiones la presencia policial para controlar el paso de personas.
Gritos de "Alá es grande"
En cuanto al segundo altercado que el fiscal atribuye a los cinco acusados tuvo lugar sobre las 06:05 horas en la confluencia de las calles Argote de Molina y Álvarez Quintero, cuando estaba a punto de pasar la cofradía de la Esperanza Macarena en su recorrido de regreso, después de haber salido de la Catedral por la Puerta de los Palos. Allí, los acusados, con la misma intención que antes, comenzaron a proferir expresiones y gritos de "Alá es grande" y "Allahu akbar", o algo similar, al tiempo que se agachaban entre la gente y comenzaron una corta carrera en la misma dirección de la cofradía.
Estos gritos provocaron primero confusión entre el público y a continuación "el pánico", por lo que la gente "huyó desordenadamente del lugar corriendo en dirección a la calle Rodríguez Zapata y Hernando Colón, convirtiéndose en una avalancha de gente atemorizada que coincide con la llegada a dicho lugar de los agentes de la Policía Local, que procuraron en la medida de lo posible calmar a la multitud". Estos hechos afectaron a los nazarenos de uno de los tramos de la cofradía, interrumpiéndose su paso durante un corto espacio de tiempo.
De otro lado, la Fiscalía también acusa a otras dos personas, Adrián P. V. y Sergio M. G., a los que pide un año de cárcel, en relación con los hechos que tuvieron lugar sobre las 06:00 horas en la Plaza del Salvador, por donde estaba pasando en ese momento el Cristo de la Hermandad de la Macarena. Según el fiscal, estos dos acusados, "puestos previamente de acuerdo y con el ánimo de alterar la paz pública y en concreto de causar miedo entre los espectadores de la procesión, de improviso comenzaron sin causa alguna a correr, al tiempo que proferían gritos, invadiendo la zona por donde transitaban los nazarenos y provocando el pánico entre la gente".
Algunas personas huyeron descontroladamente de la Plaza del Salvador y se produjeron "caídas y avalanchas subsiguientes", siendo interceptado uno de ellos por uno de los nazarenos del tramo que pasaba en ese momento para "recriminarles su comportamiento", pero consiguió zafarse diciendo en voz alta "no veas cómo se asusta a la gente". Estos dos individuos fueron retenidos por los costaleros de la hermandad hasta la llegada de la Policía Nacional, que procedió a su detención.
La "cierta fragilidad" de la seguridad de Semana Santa y los atentados terroristas
El fiscal Federico Buero señala en su escrito de conclusiones provisionales que durante la celebración de la Semana Santa se ha detectado la "existencia de cierta fragilidad por sí misma de la Semana Mayor en lo relativo a sus condiciones de seguridad por posibles alteraciones del orden público en general y de determinados comportamientos irrespetuosos de personas ajenas al sentido religioso de la celebración".
El representante del Ministerio Público recuerda que desde hace años dadas las características propias del procesional de las hermandades y la gran afluencia de público se colocaron vallas en determinados lugares "especialmente sensibles" para facilitar el tránsito de las cofradías.
Señala asimismo que hubo incidentes en otras Madrugadas recientes de los años 2005, 2009 y 2015, y en el caso del 2017, el público en general estaba "sensibilizado previamente debido a los atentados terroristas ocurridos en Niza, Berlín, Estocolmo y Londres, y en la tarde noche del Martes Santo los hechos ocurridos en Málaga", y también el que ocurrió cuando una persona, sobre las 03:30 horas iba profiriendo en la calle Reyes Católicos de Sevilla gritos de "Alá es grande" delante del público que estaba esperando el paso de la hermandad de la Esperanza de Triana. Este individuo fue requerido por agentes de la Policía Nacional para que cesara en su actitud "ante el miedo que estaba provocando entre el público y al no hacer caso a los agentes, éstos procedieron a su detención".
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