El Día de la Mujer y la Abogacía: Derecho es un sustantivo femenino en Sevilla
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La abogacía es un sustantivo femenino que sin embargo designa una profesión que, como casi todas en general, tuvo un tono marcadamente masculino durante muchos años. El Día Internacional de la Mujer es una ocasión estupenda para hacer un homenaje a las que se dedican al Derecho, que en Sevilla son muchas, desde una perspectiva que no deja de ser peculiar: la de bufetes que están compuestos única y exclusivamente por letradas.
Entre4abogados
El despacho Entre4abogados funciona desde 1990 en Dos Hermanas. Lo forman cuatro “amigas de toda la vida”: Isabel Bustos, Pilar González, María José Pozo y Pilar López Chavarría. “Dos empezaron el despacho después de ser pasantes y dos opositamos a notaría, pero era una media de siete años y como éramos jóvenes estábamos deseando trabajar, así que nos incorporamos. En el Colegio de Abogados no había ayudas ni nada, y menos para mujeres que empezaban. Tiramos adelante gracias a nuestros padres”, narra la última de ellas.
“El mundo del Derecho ha cambiado muchísimo. En la Audiencia Provincial había un bar. Allí hablábamos con jueces, eran encantadores con nosotras, quizás porque éramos mujeres y jóvenes. Éramos la novedad”, rememora. También cita por qué dejó de lado el Derecho fiscal: “Nos reuníamos con empresas y se perdía la profesionalidad. Era una relación que no nos interesaba. Lo que estaban buscando eran unas niñas jóvenes para echar el mediodía”, comenta. “Eso es impensable hoy. Pasará, porque a algún descerebrado se le ocurrirá, pero no es tan habitual”, cree. “Nos ha costado años demostrar que defendemos por igual a hombres y mujeres, pero aquí estamos”, remata antes de lamentar una última muestra de discriminación relacionada con la Mutualidad: “Las mujeres mutualistas tendremos pensiones más bajas que los hombres”.
ASD Abogadas
Alba López Arredondo, Olga Santos y Rocío Díaz fundaron ASD Abogadas en 2021. El nombre se corresponde con las iniciales de sus apellidos. Se instalaron en Los Palacios y tienen otra sede en Sevilla. “Ninguna se arrepiente, aunque estás trabajando 24/7”, apunta Alba, la única con antecedentes en el mundillo: su madre, María del Mar Arredondo; Óscar y José Luis Arredondo (letrados del Betis hace años); Wenceslao Moreno de Arredondo (PP-A)... “Con seis años cogía la toga de mi madre. Con doce fui a un juicio e intentaba comprender algo mientras mi hermano jugaba con la Nintendo”, bromea. Rocío y Olga, por el contrario, son las primeras abogadas de sus árboles genealógicos. A la primera la atrapó el Derecho cuando “con seis o siete años” vio Ally McBeal. La segunda quería estudiar para notaria porque le parecían “personas muy cultas que conocen diferentes situaciones y cómo resolverlas”. “Estás rodeado de problemas todos los días, pero hacer justicia es una recompensa”, indica.
Las tres coinciden en que por ser mujeres, y jóvenes, suelen recibir un trato “paternalista” de los compañeros. "En la carrera le conté a alguien que estudiaba Derecho y su respuesta fue 'vaya, eso es una carrera de hombres'. Los abogados más mayores a veces te tratan de manera un poco paternalista, aunque después se dan cuenta de que no, de que tú eres igual que ellos", dice Rocío. A veces se dan cuenta y otras, no. “En verano estaba de guardia asistiendo a un detenido y uno se despidió diciéndome ‘adiós, guapa’ al oído. Me pareció una falta de respeto”, lamenta Alba.
"Normalmente el trato es diferente cuando tratas con una jueza. Digamos que es más fácil hablar, hay más empatía”, señala Rocío. “En esta profesión la gente se rige por el tiempo que llevas en ella. Ahora bien, un abogado joven va a llevarlo todo más preparado porque tiene menos experiencia y no quiere que se le escape ningún detalle”, avisa Olga. “Es un poco esa guerra de ‘somos compañeros pero soy mayor que tú’. Cada vez hay más igualdad, aunque queden resquicios”, añade la más joven del grupo. “Este mundo está más masculinizado, sólo hay que ver el Consejo General del Poder Judicial o el Consejo Andaluz de Colegios de Abogados, son todos hombres mayores y no hay mujeres, a pesar de que ya somos el 50% de la carrera judicial", dice Alba.
Clara Boza
Clara Boza Borrego también es joven (37), pero en los catorce años que lleva ejerciendo desde que se licenció en 2010 en la Hispalense se ha hecho un nombre muy importante entre los abogados penalistas de la provincia. En su despacho de Utrera tiene a Rocío Santos, su compañera en la aventura desde 2014, Mercedes Benjumea y Elena Pérez Bernal, esta última procuradora. “Somos como una familia, no el típico despacho donde hay una jefa. Nos decimos las cosas que nos tengamos que decir”, recalca. Además de la familia profesional, Clara compagina la profesión con el cuidado de sus tres hijos.
“Miro mi evolución y es un prestigio que algunos clientes me comparen con compañeros que ya llevan muchos años. Siento que me respetan y eso me enorgullece”, confiesa. El camino no siempre ha sido sencillo. “A veces notas que cuesta más trabajo que te den determinados temas porque los clientes piensan que estarán mejor defendidos por un hombre y se sienten más seguros que con una mujer. Cuando llevas más años, ya no hay problemas”, admite. En su cartera de asuntos penales, por ejemplo, un 80% de clientes son hombres.
Esa proporción quizás es incluso mayor en una materia espinosa: la violencia de género. “Cuando me toca, suelo ir por la defensa del hombre. Yo soy objetiva, mi cliente es al que tengo que defender y no entro moralmente en si eso ha podido ocurrir, sólo defiendo a una persona”, reflexiona.
Firma10 Abogados
Firma10 Abogados nació en 2014 y, como su propio nombre indica, aglutina a diez letradas, algunas con veinticinco años ya de experiencia: Carolina Muñiz, Silvia Martín, Marisa Rodríguez, Rosario Ortiz, Susana García, Ángela Guerrero, Beatrix Neckenig, Rocío Carrasco, Fátima Darame y Catalina Martínez.
"Más que compañeras de profesión, somos verdaderas confidentes y amigas", apunta Guerrero. Todas empezaron de cero porque todas son la primera generación que se dedica al Derecho dentro de sus familias. “Estamos aquí por vocación innata”, asegura esta profesional que también imparte clases como profesora asociada en la Universidad Loyola. "El Derecho y la abogacía me han dado casi todo a día de hoy", agrega.
Las componentes de este bufete comparten que son los hombres quienes “gozan de una mejor situación para compaginar la vida laboral y personal” a pesar de que “en la facultad predomina el sexo femenino”. En todo caso, “la brecha de género es menor”. Antes, “la desigualdad era evidente en los grandes despachos, ya que sólo accedían los abogados hombres”, de modo que "el ejercicio por cuenta propia era la mejor opción para la mujer abogada". Pero eso era antes. “Hoy día tal diferenciación ha desaparecido y no existe distinción de géneros. Nuestro despacho nunca ha encontrado una limitación en su crecimiento y profesionalidad, todas compartimos valores y pensamientos sin haber sentido jamás una discriminación en el mundo del Derecho, afirma.
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