Crimen machista de Los Pajaritos: Una testigo vio salir al acusado del piso portando un cuchillo

La segunda sesión del juicio con jurado en el que se acusa a Enrique Román Bernasconi de apuñalar a su ex pareja Fátima E. en un descansillo del edificio donde ambos vivían ha continuado con la declaración de una testigo protegida que afirmó haber visto salir de la vivienda a un hombre con una mano ensangrentada y llevando un cuchillo en la otra. Esta mujer se asomó a su ventana al escuchar gritar dos o tres veces sobre las 8:05 del 23 de octubre de 2018. Desde alli pudo ver a alguien subiendo desde la segunda a la tercera planta que, un minuto después bajó las escaleras corriendo y salió por la puerta con una de las manos ensangrentada.

Otra de las personas que declaró fue la compañera de piso de Fátima. Ella se despertó porque el hijo de la víctima, que entonces tendría unos diez años, extrañado de que su madre no hubiera vuelto de acompañar a su otra hija al instituto, le pidió que la llamara por teléfono. Como no respondía y se aproximaba la hora de entrada al colegio, decidió llevarlo. Al bajar las escaleras -ella iba delante- lo primero que vio fueron las piernas de Fátima en el suelo, por lo que cogió al niño y volvió al piso, donde se encerró.

Por otro lado, el entonces inspector jefe del Grupo de Homicidios, que declaró por videoconferencia, aseguró que en cuanto llegaron al piso el hijo de la víctima les explicó que había visto salir del edificio a Enrique Román, por lo que procedieron a la entrada y registro de la vivienda del acusado. "Fue entonces cuando el acusado llamó a una vecina y al saber que estábamos entrando en su casa pidió hablar con la Policía para pedir explicaciones de porqué estábamos en su casa". Una vez que el acusado les dijo que estaba en el Hospital Virgen del Rocío, varios agentes se dirigieron hacia allí donde no quiso responder a las preguntas sobre el corte que tenía en la mano. "No fue colaborador ni se interesó en ningún momento por la víctima", añade.

Además varios testigos confirmaron la existencia de amenazas por parte del acusado hacia la víctima. De hecho, una de ellos afirmó que Fátima "tenía miedo" y que se sentía amenazada por otros vecinos por lo que estaba bucando casa. Es más, en contra de lo que declaró el propio acusado en la primera sesión de este juicio, Fátima no tenía planeado acompañar a Enrique Román a Córdoba, sino que iba a dedicar el día en que la mataron a buscar una nueva vivienda.