¿Broma de mal gusto o abuso sexual a la diputada?
El juicio por el beso simulado a Teresa Rodríguez
La coordinadora de Podemos endurece los cargos tras plantear el tribunal un “manifiesto error” en la calificación jurídica
La Fiscalía mantiene que no se trató de un ataque sexual
Una broma de mal gusto o un caso de abusos sexuales. Esta es la tesis que al final se debatió ayer en el juicio al empresario Manuel Muñoz Medina, después de que el tribunal hiciera uso de una facultad prácticamente inédita y planteara a las acusaciones la posibilidad de que el beso simulado que dio a la coordinadora andaluza de Podemos Teresa Rodríguez pudiese enmarcarse dentro de un delito de abuso sexual y no contra la integridad moral.
El guante que arrojó el magistrado de la Sección Cuarta de la Audiencia de Sevilla fue rápidamente recogido por la acusación particular que ejerce Teresa Rodríguez, quien modificó sus conclusiones provisionales para introducir de manera alternativa un endurecimiento de los cargos, al solicitar una condena de un año de cárcel por abusos sexuales.
La sorpresa en la vista oral se produjo precisamente después de que el tribunal visionara el vídeo con las imágenes de las cámaras de seguridad que registraron el incidente. El magistrado José Manuel de Paúl Velasco planteó entonces que las acusaciones podrían haber incurrido en un“manifiesto error” en la calificación jurídica de los hechos. En ese vídeo se observa cómo el acusado se abalanza rápidamente contra Teresa Rodríguez elevando ambos brazos y simula el beso, mientras la parlamentaria andaluza se echa para atrás ante el empuje del acusado.
En esas imágenes, que no tienen mucha calidad, no se puede apreciar con total exactitud si realmente hay contacto físico o no entre el acusado y la víctima, aunque parece que se produce.
Tras el planteamiento del tribunal, la Fiscalía mantuvo su acusación por los delitos contra la integridad moral y de atentado a la autoridad, por los que reclamó una condena para Muñoz de un año y nueve meses de cárcel, mientras que el letrado de la acusación particular, Luis de los Santos, introdujo de forma alternativa la acusación por abusos sexuales por la que pidió un año de cárcel –además de otro año por el delito de atentado– y el pago de una multa de 18 meses a una cuota diaria de 30 euros (16.200 euros).
La fiscal delegada de Violencia de Género, Fátima Domínguez, defendió en su informe que los hechos no son constitutivos de un delito de abusos sexuales porque, según dijo, no concurre “el ánimo libidinoso” en el acusado.
El abogado de la parlamentaria, Luis de Los Santos, sostuvo que la acción del empresario incluye una “conducta claramente sexual” y añadió que incluso puede estar premeditada porque antes de simular el beso dejó la copa que tenía en la mano.
La defensa de Manuel Muñoz, que ejerce el abogado José Manuel García-Quílez, reclamó la libre absolución de su cliente, aunque de manera alternativa y para en el supuesto de una condena, pidió que se aplique una circunstancia eximente incompleta por el consumo de bebidas alcohólicas y la influencia de la medicación que estaba tomando tras habérsele diagnosticado una grave enfermedad –el acusado dijo que eran algunos “ansiolíticos” sin poder precisar el fármaco concreto–, así como la atenuante de reparación del daño porque ha pedido perdón a la víctima.
En su declaración en el juicio, el ex vocal de la Cámara de Comercio de Sevilla –tuvo que dimitir por el escándalo– insistió en que el beso que simuló dar a la diputada de Podemos el 20 diciembre de 2016 fue una “broma de mal gusto” que realizó tras haber tomado “tres copas” durante la copa de Navidad que ese día celebraba la Cámara de Comercio. Manuel Muñoz afirmó que había tomado alcohol y algunos medicamentos por una grave enfermedad que le habían diagnosticado, pero aseveró que “no sujetó” en ningún momento a la parlamentaria andaluza y que simuló “darle un beso en su mano”, negando asimismo que le pusiera la mano en la boca de Teresa Rodríguez. “Ni me apoyo, ni le rozo, ni le toco”, siempre hay “una distancia” de la boca, precisó. “He dicho que es una broma de mal gusto si ella lo interpreta así, porque otras veces lo había hecho”, añadió el acusado sobre esa peculiar forma de saludo.
Frente a esta versión, Teresa Rodríguez dijo que fue “asaltada y arrinconada” por el acusado, que éste la “empujó” y tuvo que retroceder. Rodríguez declaró que sí hubo contacto físico, puesto que le puso “la mano sobre su boca”, además de colocarle la mano “en la espalda y en la nuca”, dijo la testigo, que ironizó al afirmar que “el señor Muñoz tenía los brazos muy largos”, cuando la defensa cuestionó que la rodeara con los brazos al aludir a la diferencia de estatura. Rodríguez se quedó “bloqueada” por la situación. “Entendí que a él le parecía una broma, pero a mí me pareció una agresión en toda regla, una agresión física y moral. Me sentí una cosa, un objeto entre estos señores”, concluyó.
La "primera vez" que se acude al artículo 733 en la Audiencia
El magistrado José Manuel de Pául Velasco reconoció en el juicio que se trata de la "primera vez" en sus numerosos años de ejercicio profesional en la que ha empleado el artículo 733 de la ley de Enjuiciamiento Criminal para plantear a las acusaciones la posibilidad de un "manifiesto error" en la calificación jurídica de los hechos que estaban siendo enjuiciado.
El artículo 733 establece precisamente que "si juzgando por el resultado de las pruebas entendiere el tribunal que el hecho justiciable ha sido calificado con un manifiesto error, podrá el presidente emplear la siguiente fórmula: Sin que sea visto prejuzgar el fallo definitivo sobre las conclusiones de la acusación y la defensa, el tribunal desea que el fiscal y los defensores del procesado le ilustren acerca de si el hecho justiciable constituye el delito de..." -en este caso- de abusos sexuales, en lugar de contra la integridad moral por el que se acusa.
El magistrado añadió al exponer esta duda de la Sala que "no es que tengan puesta la sentencia", sino que de las pruebas practicadas -en especial el visionado de las grabaciones- han considerado oportuno acudir a este artículo.
El planteamiento de la Audiencia abre, por tanto, la posibilidad a que el empresario que simuló el beso a Teresa Rodríguez sea condenado por abusos sexuales.
La defensa acusa a Rodríguez de "exagerar" la denuncia para "conquistar votos"
El abogado José Manuel García-Quílez, que representa al empresario Manuel Muñoz, que ha sido juzgado este jueves en la Audiencia de Sevilla por simular un beso a Teresa Rodríguez, ha acusado a la coordinadora de Podemos Andalucía de haber "exagerado" la denuncia sobre estos hechos para "conquistar votos".
En su informe de conclusiones, el letrado del empresario ha reclamado la absolución y ha denunciado que "no se debe utilizar la Justicia para fines políticos", algo que, en su opinión, ha hecho la parlamentaria andaluza de Podemos. "Manuel Muñoz actuó muy equivocadamente, de manera errónea, desacertada, fue desagradable, será lo que sea, un majareta, pero no es un delincuente que merece ser condenado a dos años de cárcel", ha sostenido el letrado.
El defensor criticó la "desmedida" repercusión mediática de este caso y los juicios paralelos, al tiempo que indicó que su cliente ha sido "ridiculizado en programas de televisión, ha sido el hazmerreír de media España, y ya viene condenado socialmente al juicio".
Para el abogado, esta mediatización ha sido "promovida" por la propia Teresa Rodríguez, y así ha afirmado que en la denuncia que presentó en la Fiscalía por estos hechos ya dijo reiteradamente que se trataba de un "ataque machista", añadiendo el abogado que la denuncia "exageró tremendamente la denuncia y dijo incluso que fue amordazada". La explicación a esta actuación de la denunciante, según García-Quílez, es que actuó así porque el caso "vende, el feminismo está de moda y conquista votos".
El letrado afirmó que "para dar un beso hay que acercarse y si además se trata de una persona chisposa, que ha tomado unas copas", lo hace con mayor vehemencia, ha defendido García-Quílez, que se ha preguntado cómo la dirigente de Podemos ha afirmado que fue "arrinconada y amordazada" cuando los hechos ocurren en el dintel de la puerta y allí no hay ninguna esquina.
García-Quílez pidió al tribunal una sentencia absolutoria para Manuel Muñoz y en este sentido recordó que no deben dictar una "sentencia ejemplarizante", como ha reclamado Teresa Rodríguez en una reciente entrevista en televisión. El abogado señaló que "si la propia víctima reconoce que el acusado entendió que era una broma, aunque no lo era para ella, está reconociendo la ausencia del dolo" o intención de cometer el delito.
La defensa también ha rechazado la posibilidad, al igual que entiende la Fiscalía, de que los hechos puedan ser constitutivos de un delito de abusos sexuales, ya que no actuó "nunca con ánimo libidinoso" y no hay tocamientos.
Tres testigos de la Cámara de Comercio dicen que no apreciaron contacto físico
El presidente de la Cámara de Comercio de Sevilla, Francisco Herrero, ha señalado que "no le consta" que el acusado "empujara" a Teresa Rodríguez y ha añadido que no cree que "llegara a tocarla", aunque no puede precisar si le puso muy cerca la mano.
Herrero ha indicado que tras el incidente, la parlamentaria se marchó y al día siguiente la llamó para "pedirle disculpas" por el comportamiento de Manuel Muñoz, de quien el testigo ha recordado que tenía problemas de salud y tomaba "medicamentos". Según Herrero, el acusado estaba "sorprendido" de la reacción de Teresa Rodríguez y comentó que había sido "una broma" y no tenía intención de molestarla.
El vocal de la Cámara Francisco Pérez ha coincidido en que "en ningún momento" el acusado empujó a la coordinadora de Podemos y, como Francisco Herrero, ha dicho que no recuerda que hubiera contacto físico entre ambos. "Se pone la mano a diez centímetros de distancia de ella y le da un beso. No vi que le pusiera la mano sobre la espalda o la nuca", ha agregado.
Por su parte, la jefa de Protocolo de la Cámara de Comercio, Gemma Artemán Serra, ha declarado que el procesado hizo un "amago de darle un beso" y todos los presentes se quedaron "sorprendidos". La testigo ha explicado que "le puso la mano como en la boca", pero cree que "no llegó ni a tocarla, fue una cosa muy rápida".
En el juicio también ha declarado el jefe de prensa del alcalde de Cádiz José Luis Porquicho, quien acompañó a Teresa Rodríguez el día de autos de regreso a Cádiz y que ha dicho que, aunque en un principio Teresa Rodríguez estuvo en silencio, después le contó como se sintió "acorralada, dolida y acosada" por lo que había sucedido, diciéndole que había sido "cogida en un rincón" y que le habían puesto la mano en la boca, y tuvo "miedo".
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