Baena Bocanegra se rebela contra las "gilipolleces" del ChatGPT: "Si se las digo a un juez, me tira por el balcón"

Ponencia en el Colegio de Abogados de Sevilla

El prestigioso penalista sevillano defiende que los acusados se sienten junto a sus abogados en el juicio y no entiende por qué no es así: "Si es por la costumbre, se podrían meter la costumbre por donde les quepa"

El futuro según el juez Marchena: los jueces serán robots y el algoritmo condenará a los acusados

Francisco Baena Bocanegra, durante la jornada celebrada en el Colegio de Abogados de Sevilla.
Francisco Baena Bocanegra, durante la jornada celebrada en el Colegio de Abogados de Sevilla. / Juan Carlos Muñoz

El II Foro de Abogados Penalistas de España, celebrado este miércoles en el Colegio de Abogados de Sevilla (ICAS), empezó con la ponencia de Manuel Marchena, presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, y acabó con la disertación del prestigioso letrado Francisco Baena Bocanegra, que habló sobre 'El derecho de defensa y la presencia del acusado junto al abogado'. Antes de centrarse en ese asunto, sin embargo, recogió el guante que había dejado su predecesor al hablar sobre el impacto de las nuevas tecnologías en el mundo jurídico, aunque en un sentido totalmente opuesto.

“Yo no quiero llegar a los algoritmos, yo creo en los besos y los abrazos. Me interesa el mundo de hoy", destacó Baena Bocanegra, que está muy en contra de la Inteligencia Artificial y de las opciones que le ha dado cuando le ha pedido que cree escritos judiciales. "En el ChatGPT me he encontrado una cantidad de gilipolleces que si se las digo a un juez no me tira el martillo, me tira por el balcón. Llamadme que yo organizo el comando para fundir la máquina que se monte en Sevilla”, dijo con sorna.

Después, siguiendo el literal del título su ponencia, lamentó el “espectáculo dantesco del abogado haciendo señas a su cliente” por no estar sentados juntos e hizo un llamamiento a sus compañeros para “que la situación cambie”. “En mi primer juicio con jurado, en el 96, tenía al acusado a mi lado. En el último, el cliente estaba detrás de dos guardias que parecía que me vigilaban a mí, tenía que pasar por encima de ellos para hablar con él. Me dijeron que era cuestión de seguridad", rememoró.

"Hay que pedir al juez o al tribunal que el acusado esté a nuestro lado. Si se niegan, puede suponer una causa de nulidad del juicio”, recalcó. En cuanto a por qué en España se organizan así los juicios, insistió en que “es un sinsentido” y proclamó que “si es por el usus fori (la costumbre) pues el usus fori se lo podrían meter por donde les quepa”.

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