Alaya dice que está "muy tranquila" y que "le dan igual las quejas" de sus compañeros

La magistrada de la Audiencia de Sevilla reitera que sus declaraciones se corresponden con sus "opiniones, que son tan lícitas como las del que opine lo contrario"

Reitera que no va a entrar en política. "No estoy ni tentada ni me pasa por la imaginación ser otra cosa que juez. Mi trabajo lo llevo al día, puedo llevar esto y todo lo que me echen"

La juez Mercedes Alaya, en un almuerzo del club Siglo XXI.
La juez Mercedes Alaya, en un almuerzo del club Siglo XXI. / EFE

Alaya reafirma sus críticas a jueces y fiscales. La magistrada de la Audiencia de Sevilla Mercedes Alaya ha asegurado este miércoles a un grupo de periodistas que está “muy tranquila” tras la apertura de las diligencias informativas por parte del Consejo General del Poder Judicial, por cuanto que se trata de sus opiniones y éstas son “tan lícitas como las del que opine lo contrario”.

En una improvisada conversación con los periodistas, la magistrada ha afirmado que está “muy tranquila de lo que ha dicho” y ha reafirmado que necesitamos "una Fiscalía independiente del Gobierno”, porque la Constitución dice que el fiscal general será "nombrado por el Gobierno, no elegido". A su juicio, la elección del fiscal general del Estado debería establecerse a través de un “acuerdo de las principales fuerzas políticas”, puesto que la Fiscalía ha estado desde hace mucho tiempo “ligada a los gobiernos y tendríamos fiscales más ligados al PSOE y al PP”, de ahí que abogue por un pacto entre todas las formaciones políticas con representación parlamentaria para la elección del fiscal general.

La magistrada ha defendido que sus declaraciones expresan su “opinión personal, que el fiscal general debe ser independiente, no nombrado por el Gobierno”, aunque ha eludido hacer alguna “valoración” sobre la elección de la fiscal jefe de Sevilla, María José Segarra, como nueva fiscal general del Estado.

Alaya ha dicho que se ha decidido a realizar sus recientes manifestaciones públicas, porque lo que pretende es “aportar su granito de arena para modificar la Justicia desde dentro”, aunque ha reconocido que puede que sus declaraciones no le beneficien. “Mis intenciones son loables, cambiar el sistema desde dentro, sin pretender afear la conducta ni herir a nadie, hay muchos jueces que pretenden lo mismo. Estaría más tranquila en mi trabajo y en mi casa sin hablar absolutamente”, ha afirmado.

Preguntada sobre por qué no ha intentado canalizar esos esfuerzos por mejorar la Justicia a través de las asociaciones de jueces, ha comentado que no pertenece a ninguna asociación de la carrera. “Soy muy libre, no necesito ninguna asociación para expresar mis ideas, que son tan lícitas como las del que opine lo contrario. Las asociaciones tienen las manos atadas”.

Ha reiterado que existe una “apariencia de politización” de la Justicia por el nombramiento de “cargos discrecionales” de presidentes de órganos superiores y de las instituciones judiciales, sin concretar nombres, y ha lamentado que no haya “unos módulos objetivos para poder decidir las personas que van a ostentar esos altos cargos”.

Los representantes de las asociaciones "deben ser ejemplares y la ejemplaridad se demuestra trabajando"

Sobre las críticas al juez de refuerzo cuando dirigía las macrocausas en el juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla, del que dijo que a la una de la tarde se iba a un club o a recoger a sus niñas, Alaya las ha ratificado, remitiéndose a las palabras que dijo, por cuanto entiende que las personas que tienen cargos de representación en las asociaciones profesionales “deben ser ejemplares y la ejemplaridad se demuestra trabajando”.

Alaya ha dicho que no se hubiera movido del juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla si no fueran a dar la comisión de servicio, y ha dicho que tenía la “seguridad” de que iba a poder seguir instruyendo las macrocausas, hasta el punto de que ha aseverado que inicialmente pensaban que la plaza “iba a quedar desierta”. “Cuando tenía esa seguridad es porque tenía la seguridad”, ha sentenciado.

La magistrada de la Audiencia ha señalado además que le “dan igual las quejas” de su compañeros, porque “no se pueden tomar las frases literales”. Así, ha explicado que cuando regresó al juzgado de Instrucción número 6 tras haber pasado seis meses de baja por motivos de enfermedad “no podía tener tres jueces” de refuerzo, “no por falta de competencia” de ellos, sino porque era “más eficaz hacerlo yo” que tener que informarles de un sumario con miles de folios y explicarles la investigación a personas que no tenían por qué conocerlo.

Sobre las criticas a la juez María Núñez Bolaños, que la sustituyó en la investigación de las macrocausas, ha reiterado que su informe “no debió publicarse”, porque era un “informe privado dentro de un expediente privado”, aunque ha añadido que el hecho de que la juez Bolaños podía tener una "estrecha amistad" con el entonces consejero de Justicia e Interior Emilio de Llera, es algo que “el propio consejero reconoció” y además "notorio en Sevilla" y “que eso tuviera o no influencia” es por lo que lo puso en conocimiento del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), por si “fuera un factor a tener en cuenta” por el máximo órgano de gobierno de los jueces, que además está en Madrid y puede que no se hubiera enterado de esa amistad, ha precisado.

Alaya ha insistido en que la juez María Núñez Bolaños le “merece todos los respetos”, pero ha agregado que “era nueva en la jurisdicción Penal” porque venía de muchos años en un juzgado de Familia.

Sobre las especulaciones relacionadas con que pudiera estar intentando buscar una salida en un partido político,, una sospecha que el propio presidente de la Audiencia, Damián Álvarez, trasladó la semana pasada al presidente del Consejo, Carlos Lesmes, cuando expuso su candidatura para ser reelegido, Alaya ha vuelto a negar que tenga intención de hacer carrera política. “No estoy ni tentada ni me pasa por la imaginación ser otra cosa que juez. Mi trabajo lo llevo al día, puedo llevar esto y todo lo que me echen”, ha sentenciado.

Alaya considera que los titulares de los medios de comunicación sobre las críticas a su sucesora le parecen “injustos”, pero no sólo estos, sino algunos más. Asi, ha sostenido que la prensa, en su opinión, ha sido “muy injusta casi desde el primer momento. Recuerdo muchos titulares que me han dolido mucho”, ha indicado la juez de la Audiencia, que ha revelado que a ella nunca le han importado “las críticas a su función jurisdiccional” sino otras de carácter más personal, que afectaban a otras facetas como su físico.

En cuanto a su trabajo como instructora, se ha mostrado contundente al afirmar que “cuando resolvía estaba convencida de lo que estaba resolviendo”, con independencia de lo que pudiera decidir la Audiencia a la hora de resolver los recursos, aunque casi siempre todas sus resoluciones importantes fueron avaladas por la Audiencia.

Es una "solemne tontería" decir que hacía coincidir los autos con actos políticos del Gobierno o del PSOE

Preguntada sobre si hacía coincidir de manera intencionada el dictado de autos con acontecimientos o actos del Gobierno andaluz o del PSOE, Alaya también lo ha zanjado con vehemencia. “Eso es la más solemne tontería, lo de menos era ocuparme del calendario del PSOE, porque evidentemente tenía que coincidir con un acto” político porque tenían prácticamente a diario, ha destacado la juez, que ha recordado el ingente trabajo que suponían las macrocausas como para estar pendiente del calendario de ese partido político. “Es tan absurdo”, ha apostillado.

También se ha refirido a cuándo tuvo conocimiento de que el caso de los ERE iba a convertirse en una macrocausa de la relevancia que tiene en la actualidad y, en este sentido, ha señalado que fue desde el mismo momento en que se “incoa el testimonio del delito societario de Mercasevilla” y fue “recusada” porque su marido, el auditor Jorge Castro, había intervenido con anterioridad en la auditoría de la empresa pública Mercasevilla. Este fue, según la juez, “el primer gran daño” que se le causa, porque ya se estaban instruyendo otras investigaciones y no se había planteado ninguna recusación, por lo que ha llegado a preguntarse “¿qué hubiera ocurrido si se hubiera estimado el incidente de recusación?”

Alaya ha afirmado que desde el mismo momento en que dedujo testimonio de la causa del delito societario para abrir la de los ERE, en 2011, es cuando supo a qué se enfrentaba, en alusión a la macrocausa de los ERE. La juez ha reivindicado su interés por “todo lo que ha vivido”, como “la instrucción muy de cerca en casos de corrupción”

Con el presidente de la Audiencia de Sevilla, Damián Álvarez, Alaya ha explicado que su relación es “magnífica a día de hoy” y desde unos días antes, de lo que se deduce que ambos han podido conversar después de la intervención del primero en la sede del Consejo General del Poder Judicial.

Con la absolución de Lopera "se desaprovechan años de instrucción"

Los periodistas también han cuestionado a Alaya el hecho de que sus instrucciones no hayan sido posteriormente avaladas por una sentencia condenatoria, como ha ocurrido en el caso del delito de apropiación indebida del Betis o en el de la venta de los suelos de Mercasevilla. Sobre la absolución de Manuel Ruiz de Lopera, la magistrada ha recordado que hay un recurso de casación anunciado ante el Tribunal Supremo. Este caso es “muy particular, llegaron a un acuerdo económico y Lopera se reconoció culpable”, añadiendo que hay un concurso de acreedores que ha sido declarado culpable y había una "unidad de caja" entre las empresas de Lopera y el Betis.

Alaya cree que lo que ha ocurrido con esta sentencia supone “desaprovechar años de instrucción y utilizar a la Justicia y a los inspectores de Hacienda, que han hecho un trabajo impresionante” y ha aseverado que “con la contabilidad oficial había 25 millones que presuntamente habían defraudado”, y nadie descarta que haya una "contabilidad paralela", al tiempo que ha añadido que el informe pericial está basado en “hechos consumados”, no en hipótesis o conjeturas como dice la sentencia de la Audiencia.

En el caso de la venta de los suelos de Mercasevilla, que acabó con la absolución de los diez acusados, ha considerado que si después de la instrucción no se plantean las “pruebas pertinentes” a la juez, ella “no puede asumir esa responsabilidad”, aunque ha explicado que “no le sorprendió que la Fiscalía no recurriera” por los mismos argumentos por los que reclama la independencia del Ministerio Público.

Alaya lamenta no haber continuado con la instrucción de las irregularidades en los cursos de formación porque, ha insistido, había “cosas muy importantes”, pero nada más marcharse a la Audiencia se distribuyó el informe de la Intervención en las distintas provincias.

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