Un cambio radical
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Objetivo de la Mocro Maffia
La sombra de la amenaza persigue a la princesa Amalia de Holanda. La heredera al trono, que ha pasado una larga temporada de manera anónima en Madrid, ve de nuevo amenazada su integridad física por la fuga de Karim Bouyakhrichan, uno de los líderes más importantes de la Mocro Maffia, una organización criminal que se dedica principalmente al narcotráfico y que tiene a la princesa en su punto de mira.
La Policía Nacional detuvo el pasado 10 de enero en Marbella a Karim Bouyakhrichan, uno de los delincuentes más buscados de los Países Bajos. El delincuente, una de las cabezas visibles de la Mocro Maffia, ha permanecido 53 días en prisión, hasta que el juez encargado del caso le concedió la libertad condicional. Karim, al que se le retiró el pasaporte, pagó una fianza de 50.000 euros y debía personarse cada quince días en el juzgado, pero no lo ha hecho y sobre él pesa una orden de busca y captura. Desde el pasado 1 de abril no se tiene constancia de su paradero, aunque no se descarta que haya huido a Marruecos, Latinoamérica o incluso a Holanda.
La huida ha generado cierto nerviosismo en la Casa Real de Holanda, ya que su hija Amalia está amenazada por esta organización criminal. Incluso tuvo que vivir un tiempo sin salir de palacio para proteger su integridad física. La princesa holandesa ha pasado una larga estancia en nuestro país, prácticamente de incógnito y contando con protección oficial, un detalle que sus padres han agradecido a los reyes de España en su reciente visita a los Países Bajos.
Durante su periplo en Madrid, la princesa ha sido vista en algunos lugares de ocio de la capital, como hace cualquier joven de su edad, tan solo 20 años. En nuestro país ha podido realizar actividades que por su seguridad no podía emprender en Holanda. Además, ha aprovechado para mejorar su nivel de español y entablar una magnífica relación con los reyes de España, que han ejercido de segundos padres durante su estancia en Madrid.
La primogénita de los reyes Guillermo y Máxima de Holanda, que llevaba una vida muy tranquila en su país natal, ha tenido que rodearse de fuertes medidas de seguridad ante las amenazas de la mafia. Ahora la inquietud crece debido a la descoordinación entre la Policía Nacional y los juzgados que han propiciado la puesta en libertad de Karim Bouyakhrichan, uno de los principales líderes de la Mocro Maffia, la organización que ha mantenido en vilo a la Casa Real de Holanda y al primer ministro del país, Mark Rutte, entre otras personalidades.
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