"A veces, siendo famoso, se echa en falta cierta humanidad"
Julián Contreras Jr. escritor
El hijo de Carmen Ordoñez acaba de publicar 'Cuando el fracaso es un éxito' sobre su experiencia
"Pobre niño bien". A sus 32 años, Julián Contreras Ordoñez conoce de primera mano el lado oscuro de ser famoso y ha tenido que escuchar muchas veces la manida frase acerca de él, la familia de la que procede y los apellidos que lleva. En su cuarto libro que acaba de salir a la venta, Cuando el fracaso es un éxito (Samarcanda), el hijo de Carmina Ordoñez cuenta sin pelos en la lengua los episodios más amargos de su vida, que le llevaron a sumirse en una depresión a finales de 2014 de la que afortunadamente fue capaz de salir dos años más tarde. Durante esta dificilísima etapa entró en contacto con las adicciones y llegó a pensar en quitarse la vida. "Cuando se toca fondo, no se puede bajar más. Ya sólo se puede ensanchar el pozo, u optar por asomarse otra vez arriba", como relata él mismo.
-¿Cuál fue el desencadenante último de su situación, de la depresión que sufrió?
-No hay uno sólo. Pero, bueno, en última instancia la quiebra de mi restaurante fue el detonante... una situación económica precaria, verdaderamente ruinosa. Hay personas que atraviesan una situación así, y no caen en depresión. Y en el caso de otras, es por motivos muy diversos. Hay personas rodeadas de millones de personas que se sientes solas. La depresión es un proceso muy íntimo; cada uno lo vive de una manera, y sale, o no.
-¿Por qué decidió escribir este libro?, ¿una forma de ayudar a personas que pasan por la misma situación que usted vivió?
-Fue un proceso largo, y evolutivo. Fue muy difícil recordarlo. Quise retratar lo que viví para consolar, sí, pero también para alentar, en el sentido de que estos dramas no son definitivos, que tienen remedio. Cuando logras salir de esa prisión, es una especie de pacto que haces contigo mismo.
-El título supongo que tiene que ver con que entonces se sintió fracasado, quizás por la presión social y mediática.
-Sí, sé bien lo que es la presión. En este país parece que está prohibido fracasar, pero lo que yo quiero transmitir es que no siempre conseguimos lo que queremos, no siempre nos convertimos en lo que ansiamos. Si consideramos el fracaso un destierro, tendríamos una legión de personas así. Lo que pretendo con esta obra es decir que de esto, se sale. Que a la vuelta de la esquina puede esperarte otra oportunidad, no hay que desaprovecharla.
-La fama es un asco, ¿no?
-(Risas). No, tampoco es eso. O sí. No le sabría decir porque yo no sé cómo es la vida desde el anonimato. Pero es cierto que a veces se echa en falta cierta humanidad, cierta sensibilidad o empatía.
-¿Su infancia fue feliz?
-Sí, completamente, es mi gran tesoro. Viví alejado de esa sensación de fama. Fui un niño más entre todos.
-Su padre siempre ha estado ahí; ¿esto leayudó?
-La soledad que sentí no fue física sino real, espiritual, más profunda. Mi padre es mi gran premio, lo más valioso que tengo. Tenemos conexión, amistad... una relación casi simbiótica.
-Es su cuarto libro. ¿Piensa seguir escribiendo?
-Desde luego que sí; ya tengo ahí algunas ideas, formatos... También ejerzo desde hace dos años como coach formador. Es que soy muy inquieto, me gusta probar cosas nuevas.
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