La unión de los hermanos Rivera

Los hijos de Carmina Ordóñez disfrutan de sus familias en una de las mejores épocas de sus vidas

Los hermanos Rivera, de adolescentes, junto a su madre.
Los hermanos Rivera, de adolescentes, junto a su madre.
Setefilla R. Madrigal

30 de julio 2018 - 05:00

El pasado 23 de julio se cumplieron 14 años de la desaparición de Carmina Ordóñez. Una ausencia que marcó la vida de los hermanos Francisco y Cayetano Rivera, que siempre han tenido muy presente a la figura de su madre, a lo largo de todo este tiempo. No era la primera pérdida a la que hacían frente, años antes la trágica muerte de su padre, en la plaza de toros de Pozoblanco, en Córdoba, marcó a los hermanos y abrió una brecha profunda en la familia, entre la que fue la segunda mujer de su padre, Isabel Pantoja, y ellos mismos. Algo que con el tiempo se ha materializado en la relación distante que a día de hoy mantienen con el más pequeño de los Rivera, Kiko.

Por contra, los años de ausencia de Carmina han servido para afianzar el vínculo fraternal que ambos se profesan, y que se ha extendido más allá de lo estrictamente familiar. Ambos comparten, además, la misma profesión, el toreo, que en caso de Cayetano se consumó años más tarde. No demasiado extraño teniendo en cuenta la herencia taurina de que han bebido desde pequeños. Aunque si algo caracteriza de verdad a los hermanos Rivera es un sentido de la responsabilidad digno de admirar. Se han sabido mantener al margen, aguantar las formas y no entrar en la rueda del círculo mediático en el que a veces se vio involucrada su madre. Una tarea compleja, teniendo en cuenta la vida que han llevado desde muy pequeños, una infancia mucho más cercana a sus abuelos que a su progentores. Hoy, tanto Fran como Cayetano, disfrutan de una vida plena junto a sus mujeres y sus hijos. Fran Rivera comparte su vida con Lourdes Montes, con la que tiene una hija, Carmen. La mayor, Tana, hija de Eugenia Martínez de Irujo y el torero, está a punto de cumplir los 19 años y se ha convertido en toda una mujer que en pocas ocasiones se ha expuesto a los medios. Al igual que su prima, Lucía, hija de Cayetano y Blanca Romero, que hace poco se convirtió en la mayor con la llegada al mundo de su nuevo hermano, Cayetano. El mayor de los Rivera también rebosa dicha junto a su hijo pequeño y a la modelo sevillana Eva González, con la que se casó hace un año y medio.

Alejados de los medios de comunicación, con los que tratan lo estrictamente necesario, los hijos de Paquirri y Carmina se han convertido, a golpe de tragedia, en dos hombres fuertes que han sabido lidiar con todo y salir a defender sus intereses cuando ha sido necesario. Ambos viven en Sevilla, como bien hubiera querido su madre, enamorada confesa de la ciudad. Fue justo hace unos días, y coincidiendo con el aniversario de desaparición de Carmina, cuando Fran Rivera, encargado de dar el pregón de las Fiestas de 'La Velá de Triana' se emocionó al recordar su figura, durante su lectura. No hay que olvidar la vinculación de Carmina Ordóñez con el barrio de Triana. Residente, además de hermana de algunas cofradías de alta trascendencia trianera y, por supuesto, memorable romera de la Hermandad del Rocío de este mismo barrio, con la que se la podía ver hacer el camino a Almonte, cada año.

Catorce años sin Carmina Ordóñez

Carmina nació el 2 de mayo de 1955 en Sevilla, ciudad en la que pasó gran parte de su vida. Era nieta de los reconocidos toreros Cayetano Ordóñez "Niño de la Palma" y Domingo Dominguín y sobrina de Luis Miguel Dominguín. Carmina siempre estuvo rodeada desde niña de influyentes personalidades del mundo del toro, pasión que se extrapoló también a su vida personal. Fue con otro torero, Francisco Rivera Paquirri, con el que se casó en un enlace multitudinario celebrado en Madrid, el 16 de febrero de 1973 en la basílica de San Francisco el Grande. Fue seis años más tarde de su casamiento cuando el matrimonio decidió separarse. Para entonces, ya compartían dos hijos, Francisco y Cayetano y era una de las parejas más envidiadas del panorama social rosa. Luego se casaría otras dos veces más.

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