Los separatistas prorrusos mantienen el pulso en Ucrania y se niegan a rendirse
Pese a todo, la tensión se rebaja tras suspender el Gobierno el operativo antiterrorista Rusia admite que tiene tropas en la frontera y Estados Unidos desplegará sus fuerzas en Polonia
Para los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, rendirse no es una opción, ni siquiera tras los acuerdos alcanzados el jueves en Ginebra. "No abandonaremos las armas, la junta de Kiev nos ha declarado la guerra", asegura un hombre enmascarado y uniformado blandiendo un palo ante uno de los edificios públicos ocupados de Donetsk.
Andrei, como se hace llamar, culpa únicamente de la escalada del conflicto a la cúpula prooccidental de Kiev y asegura que no es posible un acuerdo. "Nunca más viviremos en el mismo país que los ucranianos occidentales. Somos personas distintas", asegura.
En la ciudad del este, los edificios de la administración ocupados siguen asegurados con altas barricadas y alambres de púas, dos días después del encuentro en Ginebra en el que Rusia, Estados Unidos, la Unión Europea y Ucrania acordaron que las fuerzas prorrusas debían desarmarse y desalojar las dependencias públicas ocupadas. Sin embargo, mujeres jóvenes posaban con banderas rusas junto a los guardias apostados ante los edificios.
Miroslav Rudenko, el líder de la "milicia popular" local de Donetsk, no cree que estén obligados a retirarse. ¿La declaración de Ginebra? "No nos compete", asegura. Además, los separatistas prorrusos consideran que también están ocupados ilegalmente los edificios en Kiev. Tras las protestas prooccidentales y el derrocamiento de Viktor Yanukovich los activistas de Donetsk no reconocen al nuevo gobierno.
La cúpula de la ficticia y autodenominada República Popular de Donetsk ofrece una rueda de prensa. Hombres enmascarados se colocan tras el autoproclamado jefe de gobierno Denis Pushilin, un empresario involucrado en negocios poco claros, que pide la dimisión del presidente interino, Alexander Turchinov, y el primer ministro de transición, Arseni Yatseniuk, nombrado por el primero.
Las fuerzas prorrusas se ven con el viento en popa: su cuestionable república popular de Donetsk consiste sólo en unos pocos edificios. Pero es cierto que en cada vez más ciudades del sureste de la ex república soviética ondea la bandera negra, azul y roja de los separatistas con las dos águilas rusas en el centro.
Entre tanto, el nuevo gobierno interino en Kiev, interrumpió ayer sábado el denominado operativo antiterrorista en el este del país, a fin de contribuir a la distensión. Muchos en la zona industrial de Donetsk están indignados con el gobierno de Kiev, porque éste presenta a los manifestantes como borrachos al servicio del presidente ruso, Vladimir Putin. Por eso los activistas no se sienten comprendidos ni representados por los nuevos dirigentes, que en su mayoría proceden de la zona occidental del país, antirrusa. Y no quieren someterse a la cúpula ucraniana, por lo que exigen una federalización del país.
"La gente ya ha sido saqueada lo suficiente", acusa Vera Alexeyevna, jubilada. En todo el país se soborna a funcionarios corruptos, mientras "nosotros no recibimos plazas en jardines de infancia ni en las escuelas sin pagar sobornos. La gente no tiene perspectivas", cuenta la mujer de 61 años. De ahí que una reconciliación en el país siga pareciendo lejana: los resultados de Ginebra son "una serie de llamamientos sin sentido, incoherentes e imposibles de cumplir", dice un comunicado del "Ministerio de Exteriores" de Donetsk. "Ni reflejan las realidades políticas ni la nueva situación legal y no tienen validez en el territorio de la República Popular de Donetsk".
Por otro lado, Rusia admitió el estacionamiento de sus tropas en la frontera con Ucrania y lo justificó en el mantenimiento su propia seguridad, dijo ayer el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. Según el portavoz, las tropas no tienen sin embargo influencia en el conflicto en Ucrania. "Hay fuerzas del ejército en la frontera ucraniana, algunas de forma permanente y otras como consecuencia de lo que está pasando en Ucrania", dijo Peskov a la agencia de noticias Interfax.
En la ex república soviética se produjo un golpe de estado armado, afirmó Peskov, en referencia al derrocamiento en febrero del presidente Viktor Yanukovich. Cualquier país tomaría precauciones en un caso así, apuntó.
Por su parte, Estados Unidos -que ha pedido reiteradamente a Rusia la retirada de sus tropas dela frontera- y Polonia anunciarán la semana próxima el despliegue de fuerzas terrestres estadounidenses en territorio polaco en respuesta a los acontecimientos en Ucrania, adelantó ayer The Washington Post.
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