Seis años sin la duquesa
Cayetana de Alba fue una aristócrata atípica, gran embajadora de nuestro país en el extranjero, y de Sevilla en particular
Este viernes, 20 de noviembre, se cumplen seis años de su pérdida a los 88 años de edad
Hay mujeres que marcan un antes y un después y que, por mucho tiempo que haya pasado de su adiós, siguen siendo recordadas y tomadas como ejemplo. Una de ellas es Cayetana Fitz-James Stuart, la querida duquesa de Alba. Este viernes, 20 de noviembre, se cumplen seis años de su fallecimiento, un día en el que Sevilla se echó a la calle para despedirse de una de sus hijas más queridas e ilustres.
Han pasado muchas cosas desde entonces, tantas que si, como se dice popularmente Cayetana levantara la cabeza, no reconocería su entorno. Al poco de fallecer, su primogénito, Carlos, tomó las riendas de la Casa de Alba e hizo grandes cambios en la institución.
El más sonado fue pedirle a su hermano Cayetano que abandonara el palacio de Liria, su nueva residencia. "Tras el fallecimiento de nuestra madre, Carlos no me echó del palacio de Liria, me invitó a que me fuera y lo entendí porque necesitaba mi zona del palacio para sus hijos", relató el duque de Huéscar a Vanity Fair en 2016.
Unas declaraciones que no sentaron bien al actual duque de Alba, que ha seguido viéndose protagonista de noticias por las declaraciones de su hermano pequeño. El año pasado, sin ir más lejos, Cayetano hizo tambalear los cimientos de la familia al publicar su biografía, De Cayetana a Cayetano, en la que desvelaba secretos de su pasado, como que fue maltratado por una de sus niñeras y que había consumido cocaína, y también familiares, como la terrible relación con Jesús Aguirre, uno de los maridos de su madre. Las páginas de este libro supusieron para sus hermanos un jarro de agua fría, hasta tal punto que se distanciaron muchísimo.
Por suerte, parece que se están acercando posturas y los hermanos empiezan a llevarse mejor. Por eso, este viernes será un aniversario más tranquilo en el clan de los Alba, que recuerda a la matriarca con una misa en la sevillana iglesia de la Hermandad de los Gitanos. Su viudo, Alfonso Díez, será el gran ausente por las restricciones sanitarias por la pandemia.
Díez, 24 años más joven que ella, fue el último gran amor de la duquesa. Con él se casó en 2011 tras repartir su herencia entre sus hijos. Con Luis Martínez de Irujo, su primer marido y padre de sus seis hijos, se casó por imposición familiar, aunque al final acabó queriéndole.
Su primer amor de juventud fue el torero Pepe Luis Vázquez, con quien su padre le prohibió salir. Con el tiempo se forjó entre ellos una entrañable amistad. En 1978 volvió a casarse con el ex sacerdote Jesús Aguirre, un personaje oscuro del que los hijos de Cayetana reniegan pues no lo pasaron bien a su lado.
Por motivos políticos, Cayetana de Alba pasó la mayoría de su infancia y adolescencia en el extranjero, entre París y Londres, donde se hizo amiga de la futura reina Isabel II. Fue una gran embajadora de España, y en concreto de Sevilla, en el extranjero, ya que era conocida de grandes personalidades. A Jackie Kennedy, por ejemplo, le unió una gran amistad que se hizo patente cuando en 1966 visitó la Feria de Abril invitada por Cayetana. También fue uno de los grandes apoyos de la Reina Emérita Sofía cuando llegó a España como princesa.
Su familia la lleva, y llevará, siempre en el recuerdo. No en vano su nieto y futuro duque de Alba, Fernando Fitz-James Stuart, y Sofía Palazuelo han puesto Rosario a su primera hija. El primer nombre de María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva.
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