¿Qué tiene de flamenca Rosalía?

Rosalía es la imagen femenina y empoderada del nuevo flamenco, mal que les pese a los puristas. Con sus uñas infinitas, sus gafas negras de sol y sus estilismos, no de flamenca sino con reminiscencias flamencas, reivindica una innovación que no olvida sus raíces.

Parte de la ortodoxia flamenca, pero colabora con músicos urbanos como C. Tangana, y pasa con fluidez del tablao al Primavera Sound y, ahora, a la Gala MET de Nueva York. Aclamada por su look de Givenchy, la catalana quiso rendir homenaje a uno de sus referentes, estrella de la canción en España en los 80 y 90, y también de la transgresión de la moda flamenca, especialmente a través de sus icónicas e inseparables gafas de sol: Martirio. A muchos en Nueva York les pasaría desapercibido este tributo y los más jóvenes en España puede que también se pregunten quién es Martirio.

María Isabel Quiñones Gutiérrez, conocida artísticamente como Martirio, es una cantante onubense conocida por ser una de las figuras fundamentales de la movida madrileña en los años 80. A principios de su carrera formó parte del grupo Jarcha, pero en 1984 se unió a Kiko Veneno y al grupo Veneno, en el que también participaban los integrantes de Pata Negra, Raimundo y Rafael Amador. En 1986 inició su andadura en solitario con el nombre artístico de Martirio, que es a la vez nombre y personaje: parapetada siempre tras unas gafas negras de sol y con peineta, se convirtió en una de las intérpretes más originales del panorama musical español en la década de los 80, y canciones como Sevillanas de los bloques (Estoy atacá) llegan hasta hoy.

La música de Martirio es un puente entre culturas y fusiona copla andaluza, flamenco, bolero, jazz, tango, rock, guaracha... Si el año pasado en la MET Rosalía le hizo un guiño a Lola Flores con una bata de cola llena de flecos a lo mantón de manila, en esta ocasión hizo referencia a Martirio, por su mezcla de la copla más tradicional con los nuevos géneros musicales (lo mismo que la artista catalana hace con el flamenco) y a La Niña de la Puebla.

Hay una cosa que sorprende, y mucho, de Rosalía: muchos se preguntan cómo es posible que esta artista con los atuendos que gasta no se vea como una chica ordinaria de barrio como tantas otras, fundamentalmente en citas con tanto glamour como la MET o los Grammy. Al contrario, ella se ve espléndida y se ha ganado el cariño de todos haciendo alarde, precisamente, de sus raíces. Convertir la extravagancia en tendencia sólo pueden hacerlo algunas, como Rosalía.