El resurgir de la isla de Skorpios
Athina, la heredera del imperio Onassis, vendió la isla a su amiga Rybolovleva, una joven rusa hija de un multimillonario a la que le encanta el lujo

En los años sesenta Aristóteles Onassis compró la isla griega de Skorpios para celebrar el nacimiento de su hija Cristina. Allí contrajo matrimonio con Jacqueline Kennedy, viuda del ex presidente de Estados Unidos. Allí es donde están enterrados sus restos y los de sus hijos Aristóteles y Cristina. En vida del magnate fue lugar de reunión de la jet set del momento. Ya solo con esto se puede imaginar que esta porción de tierra situada en el mar Jónico está al alcance de muy pocos. A este valor sentimental hay que sumar de qué se puede disfrutar en Skorpios. Allí hay tres villas, una capilla, un pequeño club marítimo y un muelle. Gracias al multimillonario se transformó en un oasis de vegetación. Aristóteles ordenó canalizarla y dotarla de agua y mandó traer plantas de diferentes zonas del mundo e hizo transportar arena de las playas del norte de África. Disfrutar de la isla es un privilegio que tienen muy pocos, ya que se trata de un lugar privado al que solo pueden asistir los invitados de los dueños. Pero hay excursiones desde las islas Meganissi y Lefkada para acercarse todo lo posible al inaccesible lugar e incluso darse un baño en las aguas que lo rodean.
¿Quién no querría poseer esta isla? Pues sorprendentemente Athina Onasis decidió el año pasado deshacerse de ella. Pese a ser uno de los grandes iconos del imperio Onassis la única heredera del clan la vendió. Desde que falleciese su madre Athina solo acudió a la isla en dos ocasiones y su relación con Grecia siempre ha sido escasa. Al contrario que hiciera su familia la nieta del multimillonario siempre se ha caracterizado por llevar una vida de lo más discreta. Recibió una herencia multimillonaria pero se ha deshecho de gran parte de ella. Además de Skorpios, lugar en el que siempre tendrá las puertas abiertas para visitar los restos de sus familiares, Athina se ha desprendido de la residencia suiza donde se crió, de uno de los apartamentos que su abuelo tenía en la lujosa avenida Foch de París, del terreno de Glifada, de parte de la Olympic Tower de Nueva York y de algunas de las valiosas joyas que le dejaron su madre y su abuela.
Gracias a la venta, la isla vuelve a ser un lugar cuidado e impregnado por el lujo. Madonna, Bill Gates o Giorgio Armani son algunos de los que en su día se interesaron por la isla. Pero al final su propietaria desde el año pasado es la rusa Ekaterina Rybolovleva, una joven de 25 años cuyo estilo de vida es el opuesto al de Athina. Son amigas, ya que a las dos les gusta el mundo amazona y coinciden en muchos eventos. La diferencia está en que a la hija del multimillonario ruso Dmitry Rybolovlev le encanta el lujo. Por eso la nieta de Onassis la habría animado a que le comprase Skorpios. Hace tres años compró el apartamento más caro de Manhattan y con la compra de Skorpios se convierte a su corta edad en una de las mujeRes con más propiedades de lujo en su haber. Por 100 millones el padre de Ekaterina compró Skorpios y la puso a nombre de su hija. Desde entonces el lujo ha vuelto a impregnar el trocito de tierra situado en el Jónico. La rubia tiene en mente muchos planes para la isla que espera llevar a cabo próximamente. Muchos de ellos influenciados por el espíritu de los Onassis.
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