Cuando Eduardo pudo ser rey de Estonia
Historia insólita en la familia real británica
El hijo de Isabel II fue contactado por monárquicos de Estonia para convertirse en su soberano.
Tampoco es probable que herede el ducado de Edimburgo pues su hermano y heredero al trono, el príncipe Carlos, se opone a ello.
El cuarto menor y el menor de la reina Isabel II de Inglaterra, el príncipe Eduardo, ocupaba el tercer lugar en la línea de sucesión al trono británico en el momento de su nacimiento en 1964. Sin embargo, cuando tenía 20 años, su posición había caído varios puestos tras los nacimientos de sus sobrinos y sobrinas, y ahora ocupa el lugar 14. Sin embargo, una vez tuvo la oportunidad de convertirse en rey, aunque no de Gran Bretaña.
Esta extraña historia se publicó por primera vez en el Sunday Telegraph y se citó en el libro del biógrafo real Robert Jobson, The Royal Family Operations Manual (Manual de operaciones de la familia real), el año pasado.
La historia cuenta que el partido monárquico de Estonia se acercó al príncipe Eduardo en 1994 para convencerle de que se convirtiera en su soberano. Al parecer, lo calificaron como un “joven príncipe británico muy admirado por los estonios”, y lo describieron como “perfecto: joven, real, artístico y talentoso. Admiramos enormemente a su Alteza Real el príncipe Eduardo. También admiramos a Gran Bretaña, su monarquía, democracia y cultura ”, comentaron en una carta remitida directamente al hijo de Isabel II.
Se citó además a los políticos diciendo que Eduardo era una gran elección debido a su interés en las artes, ya que su experiencia como actor y productor de televisión sería ideal para crear la majestad que un nuevo rey requeriría para combinar la cultura antigua con la política moderna.
Lamentablemente, aquello nunca llegó a suceder. Según un portavoz del Palacio de Buckingham en aquel entonces, se trató de “una idea encantadora, pero bastante improbable”.
El príncipe Eduardo se casó con Sophie Rhys-Jones el año 1999 y la pareja ahora tiene dos hijos: lady Louise Windsor, que la próxima semana cumplirá los 18 años, y James, el vizconde de Severn, que tiene 13. Se ha rumoreado que Louise podría optar a cambiar su título por el de princesa una vez alcance la mayoría de edad, ya que tendría derecho a recibir dicho trato al ser la nieta de la monarca.
El hijo menor de Isabel II recibió en 2019 el condado escocés de Forfar con motivo de su 55 cumpleaños. Era ya conde de Wessex, pero cuando recibió este título al casarse con Sofía Rhys-Jones, no le fue otorgado ningún título escocés, como sí habían recibido su hermano Andrés, conde de Inverness, o sus sobrinos Guillermo, conde de Strathearn y Enrique, conde de Dumbarton.
Otro título que Eduardo está destinado a heredar según la tradición es el de duque de Edimburgo que dejó vacante su padre, Felipe, después de morir el pasado 9 de abril. Según lo previsto, cuando fallezca Isabel II y el heredero al trono, el príncipe Carlos, se convierta en rey, el conde de Wessex debería asumir este ducado. Aunque el periódico Sunday Times, citando a fuentes cercanas a la casa real, ha informado de que Carlos se niega a concedérselo.
Eso sí, tras faltar su padre, Eduardo se ha hecho cargo de algunos de sus patrocinios y es fideicomisario del Programa de Premios del Duque de Edimburgo, que se fundó en 1956 con el objetivo de ayudar a los jóvenes a desarrollar diferentes habilidades. Pero convertirse en el nuevo duque de Edimburgo dependerá del príncipe de Gales cuando acceda al trono, lo que parece poco probable.
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