Enfrentamiento en la familia Palazuelo, emparentada con los Alba
Los hermanos de la nuera del duque de Alba declaran contra su padre por robar parte del patrimonio familiar.
Sofía Palazuelo, esposa de Fernando Fitz-James Stuart, futuro duque de Alba, no pasa por su mejor momento. Sus padres, Fernando Palazuelo Basaldúa y Sofía Barroso, se enfrentan estos días en un juzgado de Mallorca. La consuegra del actual duque de Alba acusa a su marido de sustraerle 50 millones de euros del patrimonio familiar.
Jaime y Fernando Palazuelo Barroso, hermanos de Sofía, han corroborado la versión de la madre y declarado contra el padre, famoso arquitecto y promotor inmobiliario en Perú. Al parecer, los hijos estuvieron unos años trabajando con él, que se afincó en Perú en 2008, hasta que se percataron de que le estaba robando a su madre, como ha publicado el Diario de Mallorca.
Esta disputa, que ha formado dos bandos en la familia de la duquesa de Huéscar, deja a ésta en muy mala situación, aunque lo cierto es que ella no tiene ninguna relación con su progenitor desde hace años. De ahí que en su boda, en octubre de 2018, fuera su hermano mayor el que la llevara hasta el altar.
Fernando Palazuelo y su primera esposa, Sofía Barroso, suegros del futuro duque de Alba, montaron Arte Express en los años 80, una empresa a medio camino entre galería de arte e inmobiliaria. Durante un tiempo se dedicaron a comprar edificios baratos que rehabilitaban y luego vendían, la mayor parte en Palma de Mallorca (donde se estableció la familia) y Barcelona. El negocio iba bien, los Palazuelo se dedicaron a coleccionar arte y disfrutaban de un alto nivel económico hasta que empezó la crisis económica y algunos problemas legales. A principios de 2000, les denunciaron por presionar a varias personas para que abandonaran uno de los edificios históricos que quería rehabilitar, causa por la que les condenaron finalmente en 2006.
Fernando Palazuelo, para entonces, ya conocía Perú, según ha contado en varias entrevistas a la prensa peruana. Olió que había una oportunidad de negocio y en 2008, mientras las cosas se ponían feas en España y se declaraba aquí en concurso de acreedores, se mudaba definitivamente a Lima. En Madrid (la madre y los hijos regresaron a la capital en 2005) dejaba a su esposa, sus cuatro vástagos y muchas deudas. El arranque de sus nuevos proyectos profesionales en Lima (allí se reinventó como el gran rehabilitador del centro histórico) vino acompañado por una nueva vida en lo personal, que mantuvo inicialmente oculta a su anterior familia.
En la demanda interpuesta por Sofía Barroso, aduce que su esposo y su amante peruana, la arquitecta Luciana Soldi, trazaron un plan para presuntamente desviar los fondos de las sociedades españolas a las peruanas aprovechándose de su confianza y del hecho de que él era administrador único de Arte Express.
No fue hasta 2015 cuando los hijos descubrieron que las empresas peruanas, con pingües beneficios, ya no pertenecían a las españolas, que incluso habían dejado de pagar impuestos (dinero que, para colmo, ahora les reclama Hacienda). Según la versión del padre, algunos de estos movimientos contaron con el visto bueno de su ex mujer.
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