La alta costura, futuro de la moda sostenible
La pasarela parisina apuesta por la sostenibilidad con nuevas alternativas textiles.
Moda y tecnología se han aliado en París en la pasarela de alta costura para buscar nuevas alternativas textiles que ayuden a crear tendencias más sostenibles, como demostraron las marcas de la italiana Aelis y la japonesa Yuima Nakazato.
La alta costura es en sí misma guardiana de la esencia de la moda por su forma de proceder: talleres compuestos por una veintena de artesanos que conciben a mano prendas hechas a medidas valiéndose de un saber hacer histórico. Sin embargo esta pasarela, cuya misión tras ser destronada por el pret-á-porter ha quedado relegada a hacer soñar con sus creaciones y a vestir a un millar de mujeres acaudaladas en todo el mundo, busca ahora aportar un granito de arena a la lucha contra la crisis climática.
"Para nosotros la naturaleza está en el centro de nuestras investigaciones. Las fotos de la tierra tomadas desde el espacio nos han inspirado, a partir de ahí hemos empezado a trabajar las prendas desde una visión de calma total para darles esa ligereza y espontaneidad necesarias", cuenta la creadora de Aelis, Sofia Crociani.
Crociani apostó por el claustro del prestigioso instituto francés Henry IV, junto al Panteón, para presentar su colección. Un escenario centenario plagado de vegetación, donde solo resonaba el violoncello y el canto de los pájaros (grabado) que acompañaba a las modelos. Una veintena de estilismos mostraron la ambición ecologista de la firma, que trabaja únicamente tejidos naturales y pieles de animales que son criados en mataderos bio. "Trabajamos con productores italianos para saber de dónde vienen las materias. Son criadores de animales donde los tratan como debe ser, y solo utilizamos la piel de animales que se comen, como el cordero", explicó entre bambalinas.
En esta línea otoño-invierno 2019/2020, Aelis apostó por colores neutros, principalmente el blanco roto, el beige y algunos tonos tomados de la naturaleza como el azul agua. Los cortes de los vestidos dejan la espalda al aire, "un gesto de libertad", según Crociani, una ambición que se refleja también en escotes tipo halter, formados de la unión simple de dos retales en torno al cuello, y faldas fluidas, transparentes y con colas. Entre las aportaciones de Aelis a una forma de confeccionar pieles mediante tejidos naturales, chaquetas realizadas con seda y cachemira, seda y algodón o seda y pelo de camello. Crociani no quiere iniciar la vía tomada por otras marcas que, en su empeño por crear una marca "libre de animales", ha recurrido a materiales difícilmente reciclables. "No queríamos piel falsa porque el uso de plásticos, aunque sean reciclables, no son el camino que queremos tomar", dijo. Su iniciativa y su marca han logrado atraer fieles clientas como la actriz Pamela Anderson, admiradora declarada de su trabajo, cuyos principios verdes están en la línea de Aelis.
Otro ejemplo de este nuevo sentido que toma la alta costura lo puso la firma Yuima Nakazato, que alía moda, ciencia y arte para mostrar su convicción de que "un futuro lleno de esperanza es posible". Sobre la pasarela una colección creada plenamente a base de una proteína de Spiber, (Spiber's Brewed Protein), una creación patentada por la marca junto a la tecnológica Spiber a base de un proceso de fermentación. Las combinación de distintas técnicas les permite desarrollar tejidos que imitan la piel humana. Junto a este cuero, piezas en ganchillo en faldas asimétricas, amplios abrigos acolchados, minifaldas de ganchillo y largos vestidos de apariencia fluida, en tonos piel, chocolate y tierra, con toques de rojo. "Estamos convencidos de que la alta costura es el futuro de la moda sostenible", dijo Nakazato.
Además de estas dos marcas, que desfilaron como miembros invitados, destacó también la diseñadora francesa Adeline André, una de las quince miembros oficiales que componen la Federación de Alta Costura y Moda. Su colección fue una oda a la calma con apenas una docena de diseños: cortes limpios, colores y tejidos naturales como un abrigo en corte kimono en satén combinado con pantalones en muselina de seda en color carmín o un simple vestido drapeado asimétrico en seda azul. André tiró al minimalismo y escapó de los adornos añadidos.
Así, la primera de las cuatro jornadas de la alta costura parisina, que llega a su fin el miércoles, zanjó la jornada apostando por otro mensaje también muy ecológico: menos es más.
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