Un cambio radical
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Famosos ante las cámaras
Tras dos años de obligada ausencia por la pandemia, la alfombra roja de los Oscar vuelve a prepararse para acoger el más famoso desfile de vestidos de ensueño de la temporada. Nada de conexiones por videollamada desde el salón de casa. Este año volverán el ambiente rodeado de estrellas, el glamour y los flashes de los fotógrafos. El color rojo de la alfombra lleva como nombre, ni más ni menos, 'Academy Red' ('rojo Academia'), que en cámara se refleja como un tejido granate, que cubrirá casi 300 metros de largo y 20 de ancho. El resto de la decoración, según los detalles en los que trabajaban ya los montadores del decorado, seguirá con motivos clásicos, con cortinas y estatuas en tonos dorados y blancos.
Para abrir boca, aquí hacemos un repaso de los modelos que han generado más comentarios: desde el Givenchy blanco bordado de Audrey Hepburn en 1954, al Dior valorado en 4 millones de dólares (3.641.000 de euros) que llevó Jennifer Lawrence para recoger su Oscar, pasando por el vestido negro con abertura infinita de pierna de Angelina Jolie.
El vestido blanco, bordado con un estampado floral del mismo tono, sin mangas, con escote barco y un cinturón que enfatizaba la cintura, que llevó Audrey Hepburn a la ceremonia de 1954 está considerado uno de los más elegantes de la historia de los premios. Aquella era la primera ocasión que la actriz belga vestía de Givenchy en un gran evento y la crítica (sobresaliente) fue unánime. Fue la noche en que Hepburn recogió su premio por Vacaciones en Roma.
Poco después de ganar el premio, Hepburn insistió en que figurara en sus contratos que Givenchy sería el diseñador de todos sus trajes. La actriz conoció al diseñador francés Hubert de Givenchy en 1953 cuando viajó a París buscando un vestido de alta costura para su personaje en Sabrina (1954). Acudió a Balenciaga, pero este le recomendó que se lo encargara a su antiguo alumno, Givenchy.
Sinónimo de glamour es Grace Kelly recogiendo su Oscar en 1955 (por The Country Girl) con un vestido de satén en color verde celadón. Diseñado por la legendaria creadora de vestuario Edith Head, aquel tono la acompañó en momentos decisivos de su carrera como actriz y ayudó a construir su impecable imagen en películas tan memorables como La Ventana Indiscreta (1954) y Los Pájaros (1963), ambas de Alfred Hitchcock.
El vestido conseguiría estatus de estrella cuando Kelly lo llevó en su icónica portada para la revista Life. Era un vestido digno de una princesa, que es exactamente en lo que se convertiría Kelly cuando se casara con el príncipe Rainiero de Mónaco al año siguiente.
En aquel año la estrella de Funny Girl compartió el premio a 'Mejor Actriz' (con Katharine Hepburn, nominada por El león en Invierno) y lo recogió con un atuendo que, según se mire, puede ser un divertido guiño a la moda más atrevida de la época o, como diríamos hoy, un fashion faux pas. Ataviada con un traje pantalón acampanado de Arnold Scaasi, que era tan transparente bajo las brillantes luces del Pabellón Dorothy Chandler que se podía ver a través de él (afortunadamente, estaba forrado con seda de color nude),
Barbra, que entonces tenía 26 años, contó después que no había pensado en qué dejaría ver, o no, su estilismo. "No tenía idea de que cuando las luces iluminaran ese atuendo, se volvería transparente", dijo. "Pensé para mis adentros: voy a ganar dos premios Oscar en mi vida y seré más conservadora la próxima vez".
Fue uno de los estilismos más icónicos de Liz Taylor (y eso es mucho decir). Este vestido de gasa de color violeta, diseñado por Edith Head, combinaba perfectamente con los ojos violetas de la actriz, realzados con sombra de ojos en el mismo tono y un collar con un diamante de 69 quilates , regalo de su esposo Richard Burton, quien fue nominado ese año a 'Mejor Actor' por su trabajo en Anne of The Thousand Days. Cuando Burton compró aquel diamante en forma de pera estaba engastado en un anillo, "pero incluso para mí era demasiado grande", explicó Taylor, "así que hicimos que Cartier diseñara este collar".
Los atuendos que ha llevado Cher a los Premios de la Academia del Cine no solo revelan su gusto por las transparencias y los brillos, sino que también son un homenaje a su gran amigo, Bob Mackie. Desde que se conocieron en la década de los 70, la artista ha lucido casi exclusivamente sus diseños en los Oscar, ya sea para presentar un premio o ser homenajeada.
En los Oscar de 1974 Cher estaba en plena promoción de su álbum homónimo y recientemente se había separado de Bono. Llamó a Mackie una vez más, quien hizo para ella una falda floral estilo pareo con un sujetador ajustado y detalles florales a juego alrededor del cuello y recogidos en el cabello. La paleta de colores también se incorporó a su look de belleza a modo de sombra de ojos lila y pestañas extralargas.
Si creían que Cher no podía superarse ya, pues sí que lo hizo. Y dos veces: con otra creación de Mackie de color negro decorada con cuentas, que transparentaba su abdomen, con extravagante escote con forma de rombos y cuadros, que combinó con una capa de cashmere negra y un alucinante tocado hecho de cientos de plumas de gallo. Dicen que la actriz y cantante tuvo que tumbarse en el suelo de la limusina camino a la ceremonia para no dañar su corona.
Para recoger su Oscar por Hechizo de luna (1987) el mismo diseñador hizo para ella un vestido de tirantes prácticamente transparente, con pedrería colocada de manera estratégica, que enfatizaba su espléndida figura.
El vestido rojo de Versace que lució Cindy Crawford en la ceremonia de 1991 -que, por cierto, cuenta con su propia entrada en la Wikipedia- parecía gritar que tanto ella como Richard Gere, su pareja de entonces, se encontraban en el momento cumbre de sus trayectorias. Eran guapos, exitosos y se tenían el uno al otro. Aquel fue su debut como pareja en una alfombra roja.
El vestido tuvo tal influencia en la moda que se confeccionaron numerosas copias e inspiraciones. Aquel vestido, y la fama que generó Crawford, también elevaron el perfil de Gere, alzado en aquel momento al estatus de sex symbol de Hollywood tras su papel en Pretty Woman un año antes.
Kidman siempre había sido bastante conservadora en sus looks de alfombra roja pero en 1997 decidió adoptar un pequeño riesgo, y acertó. Su impresionante vestido verde ácido de Christian Dior conocido como 'Absinthe' presentaba una abertura alta y un bordado de inspiración asiática, y ayudó a consagrar a la actriz como icono de la alta costura. Estaba valorado en dos millones de euros.
En pleno furor por su banda sonora en Titanic (1998), la artista llevó este esmoquin blanco y brillante, diseñado por John Galliano, con la peculiaridad de que la chaqueta se lleva del revés. Dion acentuó lo complicado del atuendo con un gran sombrero de fieltro y unas gafas de sol Ray Ban con incrustaciones de diamantes.
Aquella elección, controvertida desde que pisó la alfombra roja, fue toda una novedad en la época, cuando la alfombra roja todavía estaba muy dominada por vestidos tradicionales.
En los Oscar de 2001, Julia Roberts no solo recogió su primer Oscar (por su papel en Erin Brockovich), sino que también marcó el comienzo de una nueva era de la moda, la de las celebridades que visten alta costura vintage en la alfombra roja. Su vestido negro era un diseño de 1982 de Valentino, decorado con cintas y ribetes blancos, y con una belleza atemporal que trascendía a su década. El propio Valentino Garavani dijo en una ocasión que aquel look de Roberts ha sido uno de los grandes hitos de su carrera.
Aquella noche Theron fue la ganadora a la Mejor Actriz por su papel en Monster (2003), y revalidó el con un vestido de Gucci diseñado por Tom Ford. El vestido de la actriz, de tirante spaghetti, decorado con pequeños brillos, era un ejemplo de la elegancia sexy que abanderó Ford.
Así lo alabó Vogue: "Podría haber tenido lo que hubiera querido en su vestidor, pero prefirió volver a comprar un vestido que unos años antes había conseguido enamorarla desde un escaparate en una tienda vintage de Los Ángeles, Lily et Cia". Penélope Cruz subió al escenario de los Oscar para recoger su premio por Vicky Cristina Barcelona con un diseño de Balmain de los años 30. Una pieza única, confeccionada en gasa sobre un cuerpo brocado y de color blanco marfil, que se prometió comprar si algún día conseguía una nominación al Oscar. Ocho años después de aquella promesa, Cruz volvió a por el vestido.
Tiempo después se filtraría que no había requerido "ningún arreglo para lucirlo, que era probable que fuera de la etapa americana del francés y que pagó un precio astronómico por él".
"Solo me probé un vestido. Ese era el vestido y pensé, 'es un poco diferente pero es una especie de throwback". Así contó Paltrow cómo su mejor decisión sobre la alfombra roja fue cuestión de minutos. El vestido en cuestión (elección que su hija Apple también aprobó) era un diseño de Tom Ford. Minimalista, con una silueta en forma de columna, escote asimétrico y la famosa capa, causó un gran impacto. Tanto, que sigue siendo la referencia que todos mencionan cada vez que se vuelve a ver una capa en algún famoso.
Fue uno de los primeros memes de alfombra roja y probablemente una de las fotos de alfombra roja más vistas en todo el mundo. El vestido negro sin tirantes de Atelier Versace de Angelina Jolie no fue noticia por su color o su elegancia, sino por la enorme cantidad de tela que llevaba, y que forzaba a la actriz a una postura casi imposible para lucir la abertura de la falda. La pierna derecha de Jolie se hizo famosa aquel día e incluso tuvo su propio perfil de Twitter, @AngiesRightLeg, ya desaparecida.
Aquella iba a ser su noche, y vaya si lo fue. Primero, porque Anne Hathaway ganó el Oscar como 'Mejor Actriz de Reparto' por su trabajo en Los Miserables (2012). Pero también, fundamentalmente, porque su foto dio la vuelta al mundo por un motivo muy distinto.
Poco antes de la gala, la actriz se decidió por este vestido rosa pálido, elaborado en satén y firmado por Prada. Su aire delicado y minimalista recordaba a la elegancia de actrices como Audrey Hepburn o Grace Kelly. Pero este diseño también hizo que la palabra "nipples" ("pezones") fuera la más mencionada en Twitter ese día.
Cuando Jennifer Lawrence ganó el premio a la 'Mejor Actriz' por Silver Linings Playbook (2012), llevaba un vestido de Dior Alta Costura con una majestuosa falda que terminaba en una larga cola. Era tan sencillo como maximalista y se alzó como uno de los más elegantes de la velada. La actriz tropezó al subir las escaleras del escenario y, lejos de quedar como un traspié, la foto sublimó aún más la belleza del vestido. Después, Lawrence contó a la revista W Magazine que se cayó porque no recordó el consejo de su estilista para llevar un vestido con una falda tan importante: "Se supone que debes patear el vestido (antes de apoyar el pie en el suelo, para apartarlo) mientras caminas".
El buen gusto de Bullock subió bastante la noche de los Oscar de 2014. Sin embargo, el peinado fue un fracaso para muchos. Alexander MocQueen fue la firma encargada de diseñar el vestido azul noche de 40.000 dólares que la etsrella lució en la ceremonia, una creación con escote en forma corazón.
Considerada como una de las reinas de la alfombra roja, la aparición de Cate Blanchett en 2014 logró levantar suspiros de admiración. La actriz galardonada con el Oscar a 'Mejor Actriz' por Blue Jasmine lució un espectacular diseño en color nude de 100.000 dólares de la firma Armani Privé. Un vestido metalizado, con transparencias en escote, falda de tul acampanada con detalles bordados de oro, seda y cristales de Swarovski, que completó con joyas de Chopard. Años atrás, en 2007, también sorprendió con un Armani Privé valorado en 200.000 euros.
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